«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Consideraciones geopolíticas

4 de agosto de 2014

Es conveniente a veces para contextualizar y poner  nuestra realidad inmediata en perspectiva, elevar la vista y evaluar situaciones históricas y de fondo que pueden influir en nuestra vida más de lo que querríamos admitir.

Se trata de evaluar situaciones conflictivas como el choque de zonas de afinidad histórica o influencia, como es el caso del conflicto que se está desarrollando en Ucrania. La historia de Europa del Este, es sin duda una continua lucha y corrimiento de fronteras entre dos fuerzas que llevan enfrentándose y conviviendo a la vez desde tiempos inmemoriales. Es la falla  Oeste-Este, la lucha por el control de los recursos y las mentes de sus habitantes, – germanos y eslavos en su mayoría – encarnados  básicamente en sus respectivas tradiciones: cristianismo occidental y bizantinismo ortodoxo. Desde Carlomagno y la orden Teutónica hasta la última guerra mundial y la guerra fría.

Así como las viejas naciones europeas tienen su historia ligada a una zona de influencia cultural y material,  porque han formado en el pasado parte de sus imperios respectivos. Gran Bretaña, por ejemplo se apoya en EE.UU. y sus antiguas colonias de corte anglosajón, Francia en zonas de África, Oceanía  y la Norteamérica francófona, España en Sudamérica, Portugal en Brasil, Angola y Mozambique, Alemania, al ser una unidad nacional política joven, solo se puede apoyar en su carácter pangermano y su zona de influencia está en el Este de Europa.

Creo, es desde luego una hipótesis que puede ser más que discutible, que Alemania está de nuevo atravesando una fase de euforia nacional, en la que está buscando abrirse camino en la dirección que tiene abierta, actual e históricamente en  el Este de Europa, a la vez que se está configurando como la mayor potencia  de la Unión Europea, es decir está intentando fraguar una zona de influencia que va desde el Mar del Norte hasta Ucrania, en busca de mercados y recursos. En ese intento, consciente o inconsciente, del colectivo germano,  en esta ocasión pacíficamente, choca con la otra potencia histórica expansionista eslava, que es Rusia y con la Europa del Sur. No hay duda que al germano le gusta imponer sus criterios, y en ocasiones, ¡la vena romántica teutona!,  se precipita dando lugar a reacciones no convenientes al menos en estos momentos. La guerra de los Balcanes se inició por el reconocimiento precipitado de Alemania y Austria de los estados secesionistas de la Confederación Yugoslava, Eslovenia y Croacia que puso a los serbios en pie de guerra. En estos momentos tras la incorporación de Polonia, las Repúblicas Bálticas, además de Hungría, Rumania, y Bulgaria a la Otan y posteriormente a la UE, el propugnar la unión de Ucrania a la UE, resulta un empujón demasiado severo en poco tiempo para la psicología rusa, que se ve rodeada por todas partes sin su cinturón de seguridad imperial.  Sin olvidar que Ucrania, o al menos una parte importante, es rusa y forma parte del alma histórica rusa, No digo que a la larga una parte de Ucrania o la misma Rusia, sean interlocutores y parte privilegiada de una UE. ¡Pero por Dios sed cautos no tan deprisa! Rusia es una gran potencia y peligrosa como un oso herido que todavía recuerda lo que le ocurrió en 1940…

 

 Además vamos a necesitar a los rusos, ¡lo que hay más allá es de cuidado!, aunque de eso hablaremos otro día.

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