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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La derecha, según Pablo Iglesias

14 de septiembre de 2015

La inteligencia analítica de Pablo Iglesias es el espejismo de una entelequia: imposible de percibir con ninguno de los cinco sentidos con los que el hombre está dotado. Cuando Pablo Iglesias se suelta la coleta y empieza a disparatar le sale el besugo que boquea fuera de su elemento natural, en su caso el botellón asambleario donde el kalimocho dialéctico es más embriagador que las pipas de grifa en las jaimas bereberes.

Pablo Iglesias berrea como los comisarios políticos de Stalin gritaban desde retaguardia, siempre desde retaguardia, a los soldados del Ejército Rojo cuando flaqueaban ante la Wehrmacht. La descripción que a berridos y escupiendo balas, de momento sólo de saliva,  acaba de hacer Pablo Iglesias de la derecha española en uno de sus macrobotellones de extrema izquierda, es una caricatura grotesca hecha sin la gracia de un cómico y con la plúmbea gravedad pretenciosamente intelectual del bobo solemne, que diría Mariano Rajoy.

Para Pablo Iglesias la derecha española vive, toda ella, en chalés en los que nunca suena el despertador para que sus inquilinos vayan a trabajar, desprecia los barrios y abomina de las clases populares que, con las neveras vacías y sus chabolas en ruinas viven a orillas del Ganges y están censadas en Calcuta, aunque residan en España. Vamos que, para Pablo Iglesias, la derecha española es como el Tío Gilito del pato Donald, ése patito gordito que nada entre doblones de oro y es más agarrao que un chotís. Pablo Iglesias no dice más disparates porque no hay más horas en el reloj ni más días en el calendario.   

 

   

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