«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.

El drama de Cristina para la Corona

7 de octubre de 2014

Si la imputan muy mal, tendrá que sentarse en el banquillo. Si no la imputan, peor, todos dirán que ha sido favorecida por ser quien es. Ese es el drama del actual Monarca. Entre dos soluciones malas, siempre mejor la menos mala; tal vez por eso la “medio-imputación” vaya a ser el camino elegido. Lo probable es que Cristina de Borbón siga imputada como cooperadora en los delitos fiscales, que se solventan con dinero y con la ‘doctrina Botín’, y que caiga la imputación sobre el presunto blanqueo.  La “solución” tiene la incomodidad de que Cristina debería seguir imputada en el embrollo y sentarse en el banquillo, lo que probablemente haría que tuviera que renunciar a sus derechos dinásticos.

En Palma todos corren como pollo sin cabeza. Entre ellos el fiscal del caso, Pedro Horrach que –no se sabe muy bien porque reflexiona en voz alta que va a citar a Cristina como testigo cuando impute a su marido Iñaki Urdangarín, el Duque “Empalmado”. ¿Qué quiere recuperar el fiscal Horrach? Los españoles ya lo tenemos en el anaquel como “rara avis”, como fiscal que se obstinó en actuar no como ministerio público sino como misterioso abogado defensor de Cristina de Borbón.

Aplauso aparte merecen las Administraciones del Estado, a las que parece que les gusta que las dirijan intereses políticos y las ideas geniales del Gobierno del PP, que llevaron a la Infanta a un callejón con pendiente como el que conduce al juzgado de Jose Castro, en Palma de Mallorca. Por suerte el actual Jefe del Estado parece haber considerado la necesidad de que parezca que la Justicia es ciega e igual para todos. Antes no era así. Es más en este procedimiento hemos visto que la Familia Real tenía en Hacienda DNI de privilegio, que las facturas se reputaban por falsas, podían ser desgravables. En fin un trato ponderadamente igual al que recibe cualquier autónomo de este país, ¡ja, ja, ja!

Hemos visto como  Urdangarín se burlaba de la Justicia con intentos de arreglar esto con cuatro cuatros. Hemos visto chulerías y juzgados abiertos los domingos por la mañana. Incluso hoy veremos cómo quien toma la decisión sobre la imputación definitiva de Cristina tienen, en algún caso, el vicio de haberse ya pronunciado antes en favor de la desimputación. Con otro ciudadano cualquiera eso hubiera sido motivo de separar a esos jueces y sustituirlos por otros. Con Cristina, no ha sido así. Por eso lo que hoy acabe siendo, “la verdad judicial” dejará  sospechas y descontentos.

Además del “trato distinto” en las Administraciones, siempre habrá quien recuerde que “Urdanga” utilizaba en los folletos de su empresa la imagen de Cristina de Borbón; que ella era secretaria de alguna de las compañías blanqueadoras; que gozaba del dinero saqueado a lo público y que alguno de sus negocios más turbios de Nóos –hechos con dinero público- se cerraron en la Zarzuela, de antes.

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