«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.
Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.

Dramón Tamames

16 de marzo de 2023

El título no es mío sino de Carmen Álvarez Vela. Pero me parece perfecto para describir lo que está sucediendo en torno a la moción de censura: un drama de proporciones bíblicas. No porque lo sea Tamames, sino porque me río yo de la expresión que tanto habíamos utilizado de «izquierda cainita». Anda que la presunta derecha… está tratando mejor al candidato de una moción instrumental –esto es importante repetirlo porque algunos hacen como que no se han enterado: INSTRUMENTAL. A ver si así…- Meritxell Batet y compañía que el PP, quien curiosamente es el partido que más coincide hoy en día con el profesor en sus planteamientos sobre el Estado.

Hay a diario lloros en las tertulias, lloros en los editoriales, supuestas peticiones de votantes de Vox de retirar la moción… Y resulta que hoy, a primerísima hora, se filtra el discurso de Ramón Tamames y oh, sorpresa, es perfectamente defendible por cualquiera de los tres partidos constitucionalistas que quedan en el Parlamento. O dos partidos y el naufragio de otro, como lo queramos llamar. También es curioso el análisis que hacen del mismo medios afines al PP, en el que afean a Tamames defender la natalidad pero no confrontar más a costa del aborto, por ejemplo. Parecería que no les gusta que se pueda alcanzar un consenso para explicar a los españoles por qué es urgente dejar de estar en manos de Pedro Sánchez.

La elección de Ramón Tamames nos sorprendió a muchos, sí. Yo misma he escrito en estas páginas que había cambiado varias veces de opinión sobre lo adecuado de presentar otra moción de censura. No ha sido, sin embargo, el discurso del excomunista lo que me ha terminado de convencer. Resulta que vivimos en algo parecido a una democracia. Que ya se parece mucho más a una autocracia, sí, como él defenderá la semana que viene en el hemiciclo. Pero se supone que todavía estamos amparados y obligados por la ley. 

Después de darle muchas vueltas a la pregunta de si la única oposición real a este gobierno puede hacer algo más, la conclusión a la que llego es que no. Pongo un ejemplo: ¿alguna vez he tenido ganas de dar una patada yo misma a los líderes podemitas o socialistas que nos decían a los padres que no podemos educar a nuestros hijos como consideremos? Sí, por supuesto. ¿Se la doy? Evidentemente no. La mayoría de ciudadanos cumplimos la ley. Sobre todo los que no tenemos la posibilidad de colaborar con la obtención de algún fin personal de Sánchez. ¿Tendría la oposición ganas de desalojar al presidente de la Moncloa inmediatamente y por la fuerza? Supongo que sí. ¿Se puede hacer? No. ¿Qué nos queda? El instrumento parlamentario más poderoso que contempla nuestra Constitución: la moción de censura. Una enmienda a la totalidad de su política.

Es cierto que Santiago Abascal podría haber sido él mismo el candidato, y sólo con que nos hubiera dejado algún momento para la historia como la lectura de los nombres de todas las víctimas de ETA ante sus herederos de Bildu, habría merecido la pena. Pero Abascal ha preferido ceder el protagonismo para intentar hacer algo más útil. Que el PP y Ciudadanos hayan decidido no secundarlo ya es sólo cosa suya y de las conciencias de sus dirigentes. 

La política, a diferencia de otras ciencias como la biología, no es exacta. Hay pocas verdades absolutas, quitando que si te compras al 99% de los medios con dinero público serás capaz de eludir las consecuencias hasta de escándalos como el del ‘Tito Berni’, pero poco más. Podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que sólo hay dos sexos, por ejemplo. No podemos afirmar absolutamente convencidos que la moción será un éxito o un fracaso. Pero sí podemos decir que intentar algo es mejor que no hacer nada y sentarse a esperar que un día Sánchez permita a Feijoo heredar su colchón de Moncloa. 

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