«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Itxu Díaz (La Coruña, 1981) es periodista y escritor. En España ha trabajado en prensa, radio y televisión. Inició su andadura periodística fundando la revista Popes80 y la agencia de noticias Dicax Press. Más tarde fue director adjunto de La Gaceta y director de The Objective y Neupic. En Estados Unidos es autor en la legendaria revista conservadora National Review, firma semalmente una columna satírica en The American Spectator, The Western Journal y en Diario Las Américas, y es colaborador habitual de The Daily Beast, The Washington Times, The Federalist, The Daily Caller, o The American Conservative. Licenciado en Sociología, ha sido también asesor del Ministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo, y ha publicado anteriormente nueve libros: desde obras de humor como Yo maté a un gurú de Internet o Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti, hasta antologías de columnas como El siglo no ha empezado aún, la crónica de almas Dios siempre llama mil veces, o la historia sentimental del pop español Nos vimos en los bares. Todo iba bien, un ensayo sobre la tristeza, la nostalgia y la felicidad, es su nuevo libro.
Itxu Díaz (La Coruña, 1981) es periodista y escritor. En España ha trabajado en prensa, radio y televisión. Inició su andadura periodística fundando la revista Popes80 y la agencia de noticias Dicax Press. Más tarde fue director adjunto de La Gaceta y director de The Objective y Neupic. En Estados Unidos es autor en la legendaria revista conservadora National Review, firma semalmente una columna satírica en The American Spectator, The Western Journal y en Diario Las Américas, y es colaborador habitual de The Daily Beast, The Washington Times, The Federalist, The Daily Caller, o The American Conservative. Licenciado en Sociología, ha sido también asesor del Ministro de Cultura Íñigo Méndez de Vigo, y ha publicado anteriormente nueve libros: desde obras de humor como Yo maté a un gurú de Internet o Aprende a cocinar lo suficientemente mal como para que otro lo haga por ti, hasta antologías de columnas como El siglo no ha empezado aún, la crónica de almas Dios siempre llama mil veces, o la historia sentimental del pop español Nos vimos en los bares. Todo iba bien, un ensayo sobre la tristeza, la nostalgia y la felicidad, es su nuevo libro.

El golpe subterráneo

16 de diciembre de 2022

La gente de bien está preocupada. Los delincuentes están contentos. Eso es todo lo que tienes que saber sobre la presente legislatura y el Gobierno de Pedro Sánchez.

Sánchez está gestionando el Gobierno de España de la misma manera en que gestionó el Partido Socialista, que tomó por asalto moviendo todos los hilos subterráneos posibles y llevando al PSOE al borde de la fractura definitiva. Una fractura que solo pudo unir la moción de censura, porque el poder, como el dinero, no da la felicidad, pero ayuda bastante. Que en la vida, al final, te ponen un coche oficial que te recoja en la puerta de casa los días de lluvia y se te quita de golpe toda la tontería.

La vocación política de Sánchez está mucho más cerca de la apropiación indebida que del servicio público. Se le recordará, como mucho, como traidor a la nación, que es la mayor vileza en que puede caer un servidor público. Esa es toda la posteridad que le espera. Y se le recordará con menos complacencia que a Zapatero, que, aunque traidor, tiene el cociente intelectual de una ameba disecada, y en general la opinión pública sabe que no da para más. No es el caso de Sánchez. Que es malo, que está loco, que es un peligro público, que es un narcisista, que es un liante, que es un imprudente, y que es el político más egoísta en muchas décadas, pero que no es tonto, al menos en el sentido estricto, digamos científico, del término.

Como todos los ambiciosos torpes, morirá de un ataque de ambición. Lo que no sabemos es cuándo

De todos modos, que sea listo no significa que tenga la mínima formación para acometer el desguace del Estado de Derecho. Se trata de una improvisación que le viene grande. Y ya veremos por dónde, pero esta pirueta se volverá en su contra, y casi toda probabilidad, acabará con él. Como todos los ambiciosos torpes, morirá de un ataque de ambición. Lo que no sabemos es cuándo, ni cuánto daño habrá hecho por entonces a España, por no hablar de las consecuencias, que detrás de cada ley idiota de este Gobierno toman las calles decenas de violadores, primero, de golpistas, más tarde, y de ladrones, después.

La ventaja con la que juega Sánchez es la división de la oposición. Ahí reside su fuerza y sus maneras de gallo acostumbrado a la impunidad. Si resulta sano y saludable que coexistan puntos de vista diferentes en los partidos de la oposición con respecto a la mayoría de los asuntos públicos, no es buena idea que se mantengan las diferencias cuando lo que está en juego es la ley que nos ha de tratar como iguales y que ha de garantizar la libertad de todos los españoles; no solo de los que gobiernan, no solo de los populares, no solo de los socialistas. 

La división de la oposición, en torno a las soluciones, no al diagnóstico, está provocando idéntica fractura en la sociedad civil, incapaz de alzar las campañas y movimientos masivos que hicieron frente a las ruindades de Zapatero, porque esa fractura asoma por todos los órdenes: desde la calle hasta las organizaciones, de los medios de comunicación hasta los poderes del sector privado. Paradójicamente quien está provocando que este asunto no se esté tratando en unidad es el PP de Feijóo, que hasta ahora se ha negado a respaldar la moción de censura que proponen Abascal y Arrimadas, como único medio de denunciar dentro y fuera de nuestras fronteras la peineta del Gobierno de Sánchez a la esencia de la Constitución del 78.

Quien está provocando que este asunto no se esté tratando en unidad es el PP de Feijóo, que hasta ahora se ha negado a respaldar la moción de censura

El argumento de que ha tratado con los partidos minoritarios, como Teruel Existe, y le han dicho que no apoyarán la moción, resulta risible, y la puerta entreabierta a un apoyo a la moción siempre que no se presente Abascal demuestra que está intentando marcarse una pirueta a la gallega, un sí pero no, que tal vez podría ser inteligente como estrategia electoral inminente, pero que resulta contraproducente cuando lo importante aquí es que los políticos hagan ver a los ciudadanos la extrema gravedad de lo que está ocurriendo. 

Al desembarcar a todo el PP de la censura a Sánchez en plena demolición del Estado de Derecho, Feijóo está desactivando el respaldo moral de millones de votantes que, para colmo, si fueran conscientes de lo que está ocurriendo, no dudarían en aplaudir que, por esta vez, toda la oposición vaya de la mano. 

A veces se dice que en política lo fundamental es ser muy inteligente y tener buen criterio. Pero no es verdad. La única inteligencia útil cuando uno asume un cargo de responsabilidad política es la que conduce a escuchar a las personas adecuadas en los momentos oportunos. Y, como diría Rajoy, no todas las personas son adecuadas, y no todos los momentos son oportunos, sino todo lo contrario.

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