El CIS ha dado a luz su última encuesta. Tiemblan las cuadernas de los barcos –cada vez de menor tonelaje- en los que navegan los grandes y menos grandes partidos políticos españoles.
Dice la encuesta que las próximas elecciones generales, de haberse celebrado ayer, las habría ganado el PP (con una sangría de 17 puntos perdidos respecto de las elecciones de 2011), seguido del PSOE (del nuevo PSOE del señor Sánchez) y de ¡”Podemos”! a poco más de un punto de diferencia de este último. Pero, en intención de voto directo, son los leninistas de “Podemos” los que las ganarían, por delante del PP y el PSOE. Éste era el temor que ambas formaciones políticas tenían. Y que van a seguir teniendo hasta el mes de noviembre del próximo año. Y no digamos nada de IU y de UPyD, que se transforman en reliquias de lo que fueron o pudieron ser,
Pero, ¿por qué esos temores del PP y el PSOE? Sobre todo del primero de ellos. Desde que comenzó la legislatura, el PP del señor Rajoy se dedicó prácticamente en exclusiva a tratar de salvar a España de la intervención de la Unión Europea. Naturalmente, a costa del sacrificio económico de los españoles, no de la supresión de organismos, entidades y empresas públicas inútiles, innecesarias y costosísimas. Así, de entrada, incumplió sus promesas de bajar impuestos pero, sobre todo, de romper los esquemas trazados por el PSOE del Rodríguez desde el año 2004.
Parecía como si en el gobierno de Rajoy sólo hubiera dos ministerios: el de Hacienda y el de Economía. ¿Y los más políticos, como los de Justicia, Educación, Exteriores, etc.? Todos los grandes temas políticos se guardaron en un cajón bajo siete llaves+ porque se asumió toda la política del peor PSOE del señor Rodríguez. Continuó y empeoró la politización de la Justicia; se asumieron los acuerdos con ETA y sus presos; se mantuvieron las leyes de la ingeniería social del socialismo, incluida la de la aberrante ley del aborto como “derecho de la mujer”; sigue en vigor –que yo sepa- la ley de la Memoria Histórica, otra aberración para avivar odios y enfrentamientos entre españoles; y lo que es el remate a tanto desquiciamiento incomprensible; surgen los temas de corrupción más detestables en un partido que se suponía de un mayor nivel de honradez que el PSOE .
Cuando un veleidoso y poco fiable ministro de Justicia quiso modificar la ley del aborto tuvo que dimitir. Sólo los ministros de Empleo y de Educación han hecho algo que difiere de las políticas socialistas aunque, según los más entendidos en esas materias, se han quedado cortos. Éste es un resumen apresurado de un partido que se autotitula de “centro reformista” y que más parece de centro-izquierda, para comerle todo el terreno posible al PSOE, porque creía, o sigue creyendo, que sus votantes de centro-derecha no le van a fallar en las próximas elecciones, les van a seguir siendo fieles, pase lo que pase.
Tengo para mí que estaba rematadamente mal informado y enormemente equivocado. La gente de centro-derecha está harta, lo mismo que la de centro-izquierda. No sólo porque ambos partidos –PP y PSOE- han gobernado España rematadamente mal, sobre todo a partir del año 2004, sino porque sus escándalos de corrupción resultan insoportables para un pueblo que está exprimido económicamente viendo cómo políticos, sindicalistas, empresarios, artistas y gentuza que les rodea se hacen millonarios (en euros) sin que la Justicia actúe con la celeridad necesaria para depurar con energía y rapidez estos estragos que terminan desmoralizando a la gente honrada, que es la mayoría del pueblo español.
¿Cómo no va a estar inquieto el PP ante el avance incontenible de un partido leninista como “Podemos”? Me refiero a las bases del PP, no a sus máximos dirigentes, que parecen seguir en el limbo o desean mantenerse en él. Es lógico que así sea cuando, además, el PSOE del señor Sánchez ya ha declarado que no tendrá inconveniente en pactar con “Podemos” en lo que haga falta cuando, como dice, reasuma de nuevo el poder en España.
Dicen que no hay que fiarse de las encuestas. Yo creo que marcan tendencias. Y, en este caso, lo que sucede es que a los españoles se nos plantea un futuro realmente incierto, imprevisible, que puede terminar con gravísimas consecuencias. Al PP se le ha ido el tiempo que tenía para haber hecho, con su mayoría absoluta abrumadora, lo que sus votantes le pedían y él mismo había prometido en todos los campos, no sólo en el económico.
Pero la decepción y el engaño han sido tan brutales en estos tres últimos años que es posible que más de un cuarto del os votos recibidos en 2011 no le entren en las urnas en las elecciones de 2015. ¿Voto de castigo? ¿Abstención de castigo? No. Sencillamente sentido de la justicia de miles de españoles.
A no ser que en este año próximo el señor Rajoy haga algunos milagros. Pero sabemos que no es precisamente un santo.
