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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un equilibrio lógico como garantía de estabilidad

15 de junio de 2015

Lo que ha ocurrido en España en las últimas elecciones es muy grave,  no tanto en cuanto los resultados en sí, sino lo que suponen en términos de gobernabilidad.  Reflejan que en el país existen fuerzas de izquierda radical anarco-comunista, cosa que ya se sabía y no es para rasgarse las vestiduras, un partido conservador-liberal relativo, que retiene cerca del 50% del electorado en malas circunstancias, una fuerza emergente “purificadora”, un partido socialista en estado catatónico que se apoya aprovechándose de la mecánica y la ley electoral en los radicales para tocar poder, y tampoco  faltan tampoco  las comparsas nacionalistas, aderezadas ahora con los anarcos.  Vamos a intentar profundizar en lo que ha sido el origen, presupuestos y acierto del sistema político occidental durante estos últimos 60 años

Los condicionantes ideológicos de los seres humanos son una realidad y los intereses materiales de todo grupo social son algo objetivo. Existe una parte de la población que bascula entre un ideario de postulados ideales (asumiendo una sinceridad de partida) pero aceptan las limitaciones que impone esa propia realidad material y otra parte de la población que no asume esos postulados e intenta obtener el mayor rédito para asegurarse el propio futuro, y aceptan un mínimo de equidad, aunque solo sea por mantener la paz social.

Los impulsos en uno u otro sentido son los motores de la interacción política a nivel ciudadano y condicionan las políticas de los gobiernos en cada momento. Coincidirían “grosso modo” con aquellos que tienen una visión colectivista de la sociedad y los que tienen una visión individualista.  

Uno de los grandes logros de la civilización Occidental tras la 2ª Guerra Mundial fue conseguir un equilibrio razonable entre estas dos tendencias, posturas  que además, casi siempre, están condicionadas  por la posición que cada persona ocupa dentro del conjunto social. El equilibrio entre los dos campos, con la exclusión de pasados extremismos, ha constituido políticamente el eje de los dos grupos mayoritarios europeos de partidos: los social demócratas  por un lado y los conservadores-liberales por otro.

Romper este equilibrio que es lo que ha hecho una vez más el PSOE, buscando alianzas con grupos anarco-comunistas, y separatistas, en lugar de consolidar una alternancia razonable, obsesionado por expulsar a la “derecha” del sistema, ¡que representa casi la mitad del país! es una traición al propio sistema de equilibrio y refleja una irresponsabilidad institucional peligrosa además de un resentimiento visceral que solo puede ser interpretado como atávico e irracional. De nuevo tenemos el enfrentamiento de las dos Españas, de momento pacífico. Un revolucionario “frente popular” opuesto a la otra mitad del país. Unas combinaciones que van a suponer la práctica ingobernabilidad en  municipios y autonomías. Creer que este “frente” heterogéneo: marxistas, anarquistas, socialistas, ácratas, verdes, separatistas… se va a mantener unido  y hablar con una solo voz frente a un grupo mayor que cualquiera de ellos por separado, que además representa casi la mitad del país, es la última fantasía de esa naciente “nueva izquierda”. Desconocen la historia incluso la más reciente.

Lo lógico hubiera sido que el PSOE y el PP, al no tener nadie una mayoría absoluta,  hubieran apoyado la lista más votada,  y junto con los nuevos partidos, o los antiguos si ese fuera el caso, ejercer un mayor control efectivo del sentido de gobierno en funciones, ya que para sacar adelante las leyes y  gobernar de manera efectiva, hubiera sido necesario la aquiescencia de esa nueva mayoría. Esa hubiera sido la auténtica reforma y diferencia, no el enfrentamiento entre dos bloques. Ahora solo hace falta que toda la derecha se una, dejando a un lado los matices,  en un gran bloque y decida, viéndose amenazada en su propiedad y libertad,  harta de trucos, realmente asumir el poder y ¡ya la tenemos montada! ¿Dónde está a la media y larga el fin del bipartidismo con estas tácticas? Pero que nadie diga que fueron los conservadores y liberales los que empezaron el baile… Nunca un pacto sistemático de perdedores, lo cual es una aberración política, siempre ha acabado mal. 

Quizá esa solución hubiera sido lógica pero no hubiera satisfecho ni a la falta de coherencia de una buena parte del electorado, al que se le cabreo anteriormente, ni al nuevo PSOE  le hubiera concedido esos últimos momentos de poder…Porque cuando las consecuencias de este tremendo error estratégico se vean, pueden dejar de existir y los españoles lo pueden  pagar muy caro.

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