«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Una extraña guerra

3 de diciembre de 2015

¡Suenan tambores de guerra! Francia se alza al son de la marsellesa, canción bélica donde las haya, para vengar la imperdonable ofensa de que unos desarrapados hayan violentado su acrisolado santuario nacional. Es lógico responden a un ataque criminal en suelo patrio, lo malo es que de poco les va a servir su declaración de guerra, salvo incrementar los déficits públicos, pues no son capaces y lo saben, de llegar solos a una victoria o a garantizar la seguridad dentro de sus fronteras, es un ejercicio de exhibicionismo patriótico respondiendo a una demanda ciudadana de represalia con objeto de no parecer que son impotentes ante tales desafíos.

Es lógico, lo malo es que en  pecados anteriores  llevan la penitencia, al no haber respondido con igual fervor a la llamada de solidaridad, pues ni colaboración militar necesitaban, cuando otras naciones, no solo aliadas suyas, sino a las cuales su misma libertad como nación debían, sufrieron el mismo ataque. Su respuesta fue culpar al agredido y obstaculizar cualquier maniobra para reducir la amenaza.

Lo que no se explica, tanto en el caso de EE.UU. Gran Bretaña o la propia Francia, es ¿qué clase de guerra están planteando? En múltiples ocasiones un gran militar con experiencia, me ha repetido hasta la saciedad, que en toda guerra hay dos aspectos fundamentales, la táctica, que es lo más cercano e inmediato, en donde las armas y el ejercito tienen la palabra y la estrategia que incluye lo anterior y mucho más, entre otras cosas los objetivos últimos y como alcanzarlos.  

Es obvio que los ejecutores de los atentados no son más que unos soldados de a pie cumpliendo una misión a la orden de instancias más elevadas y formadas en estrategia global de desestabilización, sin duda es una guerra no convencional, pero aun así toda guerra tiene sus presupuestos y reglas básicas, por ejemplo: aislar económicamente al enemigo, cortar sus apoyos logísticos, interrumpir sus canales de suministro, neutralizar a sus simpatizantes sobre el terreno, (En EE.UU. durante la 2ª guerra mundial por ejemplo encerraron a los americanos de origen japonés en campos de concentración, ¿injusto? por supuesto, contra todos los principios americanos, sin duda, reconocido, pero era la guerra) censurar toda noticia contraria  a nuestros intereses y otros principios más, pero sobre todo no confraternizar con el enemigo.

¿Se imagina alguien al alto estado mayor alemán y sus servicios de inteligencia en plena 2ª Guerra Mundial veraneando en Miami o Puerto Rico o a su equivalente japonés en Malibú o San Diego California ¿a que no es ni imaginable? Pues, el que la cúpula, la inteligencia, el estado mayor si se quiere utilizar terminología militar,  del asalto a Occidente y a nuestra cultura, está ubicada y dirigida principalmente desde Arabia Saudí y los Emiratos del golfo. Esta es una verdad a gritos en todos los medios expertos, salvo en los oficiales de cara al público, pues imagino que a nivel inteligencia no podemos ser tan lerdos como para ignorarlo.    Mientras los potentados, los dirigentes wahabíes  e ideólogos  salafistas se pasean por la Costa Azul o París, Marbella, Londres o Nueva York, recibiendo parabienes de todas las autoridades, sus clérigos predican desde las mezquitas, financiadas por ellos,  la “Yihad”, la guerra santa, que eso es lo que significa el concepto por más vueltas que le quieran dar, mientras sus tropas de a pie colocan bombas, de momento….  ¡Qué me he atrevido a decir! Si cualquiera que lea el Corán se da cuenta que predica una religión de paz con la que hemos convivido durante siglos sin conflictos… ¡Léanlo por favor sin prejuicios ni ideas preconcebidas, ni animadversión, simplemente léanlo y los hadizs por si les queda alguna duda! Por cierto que no le cuenten que hay que leerlo en árabe, porque si no, carecemos de palabras en nuestros idiomas para entenderlo…Lo dicen de un idioma que no llega ni al 25% de conceptos y palabras que tiene cualquier idioma occidental. Ese es el nivel de su desarrollo conceptual. La fe es su guía…

Uno de los grandes errores estratégicos, en mi humilde opinión, volviendo a nuestra anterior clasificación de la diferencia entre táctica y estrategia, y si no es un error tendrían mucho que explicar, es confundir los objetivos del Islam suní con los del Islam shií.     Muchos afirman que el Islam radical tiene su origen en Irán, es decir la Shía, lo cual no es cierto del todo; sí es verdad que en Irán surge un movimiento islámico fanático fundamentalista, pero en gran parte provocado por Occidente, por una serie de maniobras políticas desafortunadas, la última funesta, al sustituir una monarquía moderna más o menos autoritaria por una “clerocracia” medieval,  todo para impedir que Irán se hubiera convertido en una gran potencia regional con peso decisorio en el mundo. Se pasaron de frenada…   

Desde “el gran juego” en el XIX  británicos y rusos han intentado controlar, dominar y explotar los recursos de Irán: la instauración de una monarquía títere, la deposición del socialista filo comunista Mosadeq,   la caída del Sha, y la revolución de Jomeini, que vino a continuación. Por cierto Jomeini vivía protegido como una bomba de relojería en Paris. A lo que hay que sumar el apoyo posterior no disimulado, de todos, rusos, americanos y europeos, a Irak con Saddam Hussein, para que acabase militarmente con su revolución nacional y religiosa, a cambio de quedarse con unos ricos campos petrolíferos. ¡Utilizaron a Saddam cuando les convino de mamporrero! Lo cual dio lugar a una terrible guerra sangrienta entre ambos países, que lo único que consiguió fue exacerbar más aun el resentimiento y nacionalismo iraní, fortaleciendo a los extremistas de la “clerocracia”. ¡Valiente metedura de pata!

Hay que ver las razones que asisten a todas las partes, si es que hemos de tratar de ser objetivos, antes de dedicarse a enviar a los “ marines”, no se trata de si caen simpáticos o sus ideas son compatibles con las nuestras, sino de escuchar sus razones y tenerlas en cuenta a la hora de decidir una política.

Sin duda lo que ha ocurrido en Irán fue una reacción nacional frente a las constantes injerencias extranjeras en su territorio, y como Irán no es un conjunto de tribus de camelleros, sino una antigua e importante cultura con mucha historia a cuestas, no se les debería haber ninguneado como si se tratara de uno más entre esos estados títeres que se han montado en el área.

 Como consecuencia de esa falta de visión o de arrogancia europea, los “persas” se aglutinaron en torno a un elemento que les unía: su religión,  como lo hicieron los griegos en su día en torno a la iglesia ortodoxa como mecanismo de afirmación nacional frente a los turcos o los polacos en torno a la iglesia católica frente a los comunistas rusos, es de libro…Cuando las cosas se ponen tan cuesta arriba, las diferencias sustanciales entre ellos desaparecen, y así predomina la unidad de acción, que suele prevalecer en sus formas más extremas o fanáticas.

En resumen, creo que la maniobra iraní es defensiva, no pretende, en principio, ir más allá de afirmarse en el hinterland que constituye su área de influencia milenaria y por tanto no amenaza a Occidente. En el momento que se sientan seguros y respetados, comenzaran las discrepancias ideológicas entre ellos y el elemento religioso perderá peso, y progresivamente volverán a la senda de convivencia y liberalización. Los iraníes no son árabes. Parece mentira que tengamos que repetir este hecho.

El peligro a la larga no viene de Irán, y sí de los sunitas, cuyo afán expansionista, proselitista y militarista también esta históricamente demostrado, por no remontarnos al origen,  el último empujón lo dieron los otomanos en Europa Central en el siglo XVIII, en el XIX las guerras de independencia balcánicas, cuando hubieron de retirarse prácticamente del territorio europeo, y el actual asalto al continente africano. No nos distraigamos con lo shiítas, que ellos e Israel resuelvan sus problemas territoriales, con las bendiciones norteamericanas.

Si se quiere de verdad acabar con el poder de estos grupos hay que lógicamente apuntar a la cabeza, no a los pies, con todos los medios de que disponemos, militares por supuesto, pero  pacíficos también, que tienen una mayor eficacia a largo plazo: aislarlos políticamente, controlar sus movimientos de capital, congelación de cuentas si fuera necesario,  exigir reciprocidad en el tema religioso, libertad de información, derechos civiles para sus nacionales y residentes, prohibir el adoctrinamiento en Occidente, restringir su libertad de movimiento, visados, exigir juramento de lealtad a los residentes en territorio occidental, favorecer la actividad de sus enemigos, dejar de protegerles  en los medios de comunicación, no encubrir sus medios ni métodos de gobierno, fomentar un mayor conocimiento para las clases occidentales de las características de su credo religioso, dejar de encubrir sus diferencias con nuestra filosofía de vida… Mientras eso no lo estemos viendo me sigo preguntando ¿De qué clase de guerra están hablando?

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