«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Quince años en el diario líder de información económica EXPANSIÓN, entonces del Grupo Recoletos, los tres últimos años como responsable de Servicios Interactivos en la página web del medio. Luego en Intereconomía, donde fundó el semanario católico ALBA, escribió opinión en ÉPOCA, donde cubrió también la sección de Internacional, de la que fue responsable cuando nació (como diario generalista) LA GACETA. Desde hace unos años se desempeña como freelance, colaborando para distintos medios.
Quince años en el diario líder de información económica EXPANSIÓN, entonces del Grupo Recoletos, los tres últimos años como responsable de Servicios Interactivos en la página web del medio. Luego en Intereconomía, donde fundó el semanario católico ALBA, escribió opinión en ÉPOCA, donde cubrió también la sección de Internacional, de la que fue responsable cuando nació (como diario generalista) LA GACETA. Desde hace unos años se desempeña como freelance, colaborando para distintos medios.

Ironías del Segundo Año de la Peste mundial

4 de enero de 2022

La narrativa oficial hace aguas por todos lados, las soluciones mágicas aportadas por los gobiernos contra la pandemia se han revelado, por decirlo suave, manifiestamente mejorables, pero en Estados Unidos no saben cómo detener la maquinaria que han puesto en marcha: ese sería el mejor resumen del año recientemente concluido, el Segundo Año Pandémico.

El doctor Robert Malone, coinventor de la tecnología de ARN mensajero que emplean varias de las vacunas contra el covid, expulsado de redes sociales por su actitud cautelosa sobre los resultados de este experimento universal, concedió al periodista alternativo Joe Rogan una entrevista que resultó histórica en varios sentidos. El primero, que logró una audiencia en directo de once millones de espectadores, batiendo con mucho la de cualquier programa informativo de cualquier cadena de televisión convencional en la misma franja horaria. El segundo, que puso el dedo en una llaga muy particular: ¿qué pasaría si el primer intento más o menos abierto de gobierno globalista -la acción coordinada contra la pandemia- resulta en monumental fracaso?

El prestigioso autor y comentarista norteamericano Victor Davis Hanson llama la atención en un artículo publicado en American Greatness (‘Las verdades que no nos atrevimos a mencionar en 2021’) con las ironías que han dominado el año que ha acabado, y vale la pena recogerlas a modo de sumario de lo que fue 2021 para la sociedad norteamericana.

Por ejemplo, los militares y funcionarios federales tienen que someterse a la inoculación o perder su empleo y prestaciones anexas, pero los dos millones de extranjeros que han entrado ilegalmente por la frontera sur están exentos, incluso de someterse a pruebas de diagnóstico del virus.

Se supone que las vacunas te protegen, porque las vacunas estimulan el sistema inmune. En cambio, haber pasado la enfermedad, que estimula igual o mejor ese mismo sistema inmune no te protege contra este virus para asombro de la virología.

Los mismos que se valieron de todas las triquiñuelas imaginables para echar a Trump de la Casa Blanca se han quedado sin recursos para apartar delicadamente al senil Biden del mismo lugar

El Gobierno ha gastado una fortuna ingente en vacunas, ha hecho un esfuerzo sin precedentes para que toda la población se inocule. En cambio, si enfermas de covid, ahí te las den todas, porque no se ha investigado ni financiado con un esmero ni lejanamente similar los remedios de una enfermedad que, según muchas voces autorizadas, tendría un tratamiento relativamente barato.

Las mascarillas y la distancia social se han presentado como claves para detener el contagio y, como tales, impuestas por las autoridades. Siempre, claro está, que no tengas que manifestarte por una causa ‘woke’ como las marchas multitudinarias de Black Lives Matter, o, perteneciendo a la élite política, mantener reuniones o hacerte la manicura.

Los americanos votaron presunta y mayoritariamente por Biden movidos, sobre todo, por el deseo de ‘volver a la normalidad’ tras la presidencia anómala de Trump. ¿Se parece algo a la normalidad la Administración Biden?

Los mismos que se valieron de todas las triquiñuelas imaginables para echar a Trump de la Casa Blanca se han quedado sin recursos para apartar delicadamente al senil Biden del mismo lugar.

Los americanos que aplaudieron a rabiar la lluvia de millones que Biden repartió entre los hogares de quienes habían perdido el empleo quedándose en casa durante la peor fase de la pandemia se preguntan ahora por qué con ese dinero ahora pueden comprar menos cosas.

Los ciudadanos que presumían de superioridad moral por su obediencia absoluta a las medidas contra la pandemia, que se han vacunado con triple pauta y se han mantenido enmascarados y, aun así, han caído enfermos de covid, se preguntan ahora si fue Trump el que les ha engañado, si ha sido Biden o si, sencillamente, se han engañado a sí mismos.

Los demócratas que alababan las iniciativas por recortar o eliminar la financiación de las fuerzas del orden y han disculpado los pillajes e incendios de grupos como BLM dudan entre renunciar a su estupidez o resignarse a que les atraquen y roben por amor a la causa.

Quienes estuvieron, en fin, dispuestos a aceptar cualquier medio indigno y triquiñuela indecente para expulsar de la vida política a Donald Trump descubren ahora que solo han conseguido hacerle más poderoso.

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