«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.
Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.

Koldo

22 de febrero de 2024

José Luis Ábalos es un tío tan sinvergüenza que a ratos me cae bien. A mi madre no. Llevaba tantas semanas dejándola vivir tranquila sin nombrarla en mis columnas que ya sentía la necesidad de implicarla en algo. A mi madre le pasa como a mi, que en principio no le cae bien ningún socialista en ningún momento. Pero yo con el exministro tengo que hacer una excepción. Me parece un golfo simpatiquísimo. Mirón sin complejos, cualquier mujer medio apañada que pise el Congreso puede estar segura de que tendrá su momento de ser observada. Y a las que no somos feministas ni lo seremos hasta nos hace gracia.

Cuando trabajaba en televisión y él ya había dejado de ser el titular de Transportes intenté entrevistarlo. Para lograrlo medió un amigo periodista que trata habitualmente con él. Y estuve a punto de conseguirlo. La única condición era que la entrevista fuera sobre asuntos personales y no políticos. Qué debe ocultar Ábalos sobre su carrera pública para que prefiriera hablar conmigo de sus cosas íntimas. Finalmente rehusó por órdenes de su partido, pero estoy segura de hubiera sido uno de los momentos más memorables de mi vida. Qué le voy a hacer, me gustan los vividitos.

No se me olvidan, sin embargo, algunas de sus sinvergonzonerías. Por ejemplo, cuando la delincuente internacional Delcy Rodríguez, con orden europea de detención, se paseó alegremente por Barajas acompañada del entonces hombre de confianza de Pedro Sánchez y él lo negó en hasta 17 ocasiones si no me falla la memoria. Como decían en ese momento algunos memes cuando Ábalos insistía en que la líder del narco venezolano no había pisado suelo español, debía ser muy caballeroso y haberla llevado en brazos. De las maletas de Delcy nunca más se supo, aunque todos imaginamos.

Pero resulta que a todo cerdo le llega su San Martín. O, como no quiero llamar cerdo a Ábalos, diremos que a todo socialista con actuaciones poco claras debería llegarle su hora de rendir cuentas. Y a él parece que le ha llegado, con la detención de su ex asistente, Koldo, que contaban las malas lenguas que sacó de la prostitución. No a lo Pretty Woman, que sepamos, sino de un prostíbulo en el que ejercía de portero. Koldo, su mujer y otras veinte personas están detenidas por, presuntamente, cobrar comisiones de los contratos de venta de mascarillas durante la pandemia. Hasta diez millones nada menos. Y a Ábalos, que hasta iba de vacaciones con él, se le ha puesto mala cara y le ha empezado a fallar la memoria. Ya no recuerda que fueran tan amigos —«las relaciones se van perdiendo», afirma— y desde luego no le consta que Koldo haya hecho nada ilegal ni que él pueda verse salpicado. También estaría bueno que le constara y lo dijera a cámara. Pero pinta de muy feliz este miércoles no tenía.

La denuncia parte de la Comunidad de Madrid, o sea de Isabel Díaz Ayuso, que espero que tenga buen material en su poder para dar este paso. Sería precioso que después de hacer toda la izquierda patria carteles, camisetas y lonas con la cara del hermano de la presidenta madrileña por no cometer ningún delito con las puñeteras mascarillas, acabaran en la cárcel ilustres socialistas por sí cometerlo. No creo que Ábalos duerma bien hoy. Veremos qué pasa. Y si a Salvador Illa se le empieza a poner también un gesto un poco raro.

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