«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
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La batalla campal

13 de mayo de 2023

No sé si debería pedir permiso para escribir estas líneas sabatinas para no provocar la ira de cualquier buen ciudadano de extrema izquierda que pueda leerme y sentirse agredido por mis provocativas letras —observen qué curvas—, pero no sé cómo hacerlo. Por lo tanto, espero que ninguno se pase por la página y tener el día en paz y sin violencia alguna, porque lo que menos me apetece es una batalla campal en pleno aperitivo cervecero.

Me curo en salud porque he tomado nota de lo sucedido ayer en Marinaleda donde, si me guío por los titulares de la prensa en general —incluso la que una tiene como referencia—, se encontraron unos de Vox con unos vecinos del amable municipio y se dieron de bofetadas a partes iguales con el resultado de un herido. El herido era de Vox, qué casualidad. Como Rocío de Meer con la ceja partida —la del kétchup de Echenique—, como los que recibieron las pedradas en Vallecas, como todos aquellos a los que todos los fines de semana les tiran la carpa en alguna ciudad española. Vox hace muy mal el fascismo. Permítanme la crítica. Fatal. Siempre les sacuden.

Lástima que exista internet y se puedan ver los vídeos no cortados que fastidian esos bonitos titulares que calientan y tensionan las campañas electorales. Una pena. Zapatero tiene que estar gozándola: «Hace falta más tensión, Iñaki». Pues claro que sí, José Luis, toda tensión es poca, corazón. Para eso está la prensa, para haceros el trabajo. Un ejemplo: «Batalla campal en Marinaleda (Sevilla) tras la irrupción de detractores de Vox en un acto electoral. Más detalles en el enlace». Pinche usted en el enlace y en este caso verá una versión de treinta y seis segundos que evita exactamente todos los detalles. Otros medios calificaron los hechos como disturbios. Y si les dan unas horas más acaban calificando la agresión de quedada para darse de leches en Marinaleda.

La cuestión de fondo es dar a entender que donde va Vox hay follón. Con esto pretenden conseguir dos efectos: que la gente tenga miedo de acudir a sus mítines y dar la imagen de Vox de partido macarra y provocador. No se habla de la gentuza que va a boicotearlos, a hacerles imposible exponer sus ideas de manera pacífica, sino que se da a entender que su presencia en los sitios es ya por sí misma una provocación y los agresores unos pobres seres un tanto primarios guiados por unos profundos instintos democráticos que no pueden reprimir. Si es que van provocando, a quién se le ocurre ir a Marinaleda a hacer un acto electoral si eso es territorio comunista. Yo diría, en mi infinita ingenuidad, que a donde les da la gana, que hasta donde yo sé España es un país donde hay libre circulación y libertad de expresión. Pero no debemos olvidar que hay una enorme cantidad de gente a la que no le preocupa la libertad, sino evitar ruidos y problemas. Si para eso un partido tiene menos margen o ninguno de expresión, pues les importa un comino. In Spain we call it democracy, que diría el Ministerio de Igualdad en una de sus campañas tan baratas que hacen para reeducarnos.

Para la izquierda española, y no tan izquierda, la mera existencia de Vox es un pecado democrático. Por eso cuesta tantísimo, hasta la imposibilidad, que se condenen los actos violentos que se perpetran contra sus dirigentes y sus partidarios, porque está mal visto. A ver si me van a tomar con el número cambiado.

Al final, se trata de que en esta España nuestra de locos el común de los mortales perciba que la anomalía es que Vox concurra a las elecciones mientras que la presencia de Bildu en las instituciones, que ya era inmoral antes de llevar cuarenta y cuatro condenados en las listas, es un triunfo de la democracia. Y no es necesario irse a la ultraizquierda para encontrarse este argumento. Así que, no me queda más que dar las a gracias a ETA por no matarnos, por no extorsionar ni secuestrar y por financiarse a través de las instituciones, que al fin y al cabo siguen siendo nuestros impuestos. Todo un detalle.

Por cierto, Vox presentará una moción para la ilegalización de Bildu. Va a salir un curioso y triste retrato de ese día.

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