«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.

La bruja Marisú

17 de marzo de 2024

Yo estaba en el Congreso el día que Albert descolocó a Sánchez al cambiar la pregunta de control al gobierno. Sacó el tema de su tesis. La cara del actual presidente era un poema. Se quedó desencajado. Comenzó a balbucear. No tenía las tablas que tiene ahora, adquiridas tras cientos de mentiras y traiciones. Rabió, sentía que se le había puesto en ridículo. Vanidoso como es, no podía perdonarlo. Y amenazó desde su escaño. Os vais a enterar, dijo a Rivera. Esta semana vimos el mismo comportamiento, versión choni-palmera, en boca de Marisú. Lo hizo desde el banco azul. Al lado de una Yolanda Díaz de riguroso luto —parecía doña Rogelia— que votó alegremente a favor de los corruptos catalanes.

«Tú, cuidao», decía la consejera de los ERES y tantos casos de corrupción andaluza, la ministra que conoce cada entresijo del tema del novio de Ayuso pero que no se enteró de nada de lo de Delcy, ni de Tito Berni. La que ahora no sabe cómo se movió el PSOE en la trama de las mascarillas a pesar de que siempre se defendió que Marisú, una heroína, se había involucrado de forma personal en la formación del equipo inter ministerial que compraba los productos sanitarios en plena pandemia mediante contratos de emergencia. Marisú, esa mujer que salió como una hábil palanganera de su jefe a pedir al PP responsabilidad cuando empezaba a sospecharse del comportamiento de Begoña, la primera dama. ¡No metamos a la familia!, venía a decir. Poco después, en plena tormenta de mierda por la amnistía y el caso de los Koldo, Ábalos, Illa, Begoña y Armengol, y viendo amenazada la suya, su famiglia socialista, Sánchez se ciscó en la memoria de las víctimas del 11M, usando el tema para darle a la oposición mientras Marisú mentaba a la pareja de Ayuso. La estrategia del ventilador.

Que te diga «tú, cuidao» la ministra de Hacienda no es poca cosa. Y más si tiene poderes: anunció lo de la pareja de Ayuso citando unos titulares horas antes de que existieran. Demostraba así que tiene dotes adivinatorias. Es la bruja Lola sociata que te pone velas negras. Eso o se saltó la ley y usó información de su ministerio contra un civil. Son una mafia. El gobierno y la fiscalía -¿de quien depende?- filtran, los medios afines escriben al dictado. Publican la marca del coche de un particular, los presuntos correos entre su abogado y el fiscal, sus impagos, sus multas. Menudo gobierno apestoso. Vaya régimen nos está quedando.

Marisú nos contó cómo tele transportaba miles de millones de aquí para allá en los presupuestos. Eso no es nada, chiqui. Se cogen de aquí, se ponen allá… Abracadabra. Sus poderes vienen y van. Aparecen con Ayuso pero no con esa trama del lugarteniente de Ábalos que su ministerio investigaba durante tres años y de la que no parecía saber nada. Marisú destituyó al jefe de inspección que trasladó a la fiscalía la trama de Koldo. ¡Alehop! Otro truco de magia. De magia negra. Más truquis: Hacienda firmó los rescates de Plus Ultra y de Globalia, la empresa que consiguió cientos de millones del gobierno de Sánchez después de tratar con la primera dama. ¡Tachaaaaan! Es la mejor. En la izquierda hay brujas de mentira, esas petardas que dicen que son hijas de las que no pudimos quemar, y brujas de verdad. Como Marisú.

.
Fondo newsletter