«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) es escritor. Ha sido en dos ocasiones Premio Nacional de Literatura. Ha ganado el Planeta, el Fernando Lara y el Ondas. Como periodista de prensa, radio y televisión ha hecho de todo en medio mundo. Ha sido profesor de Lengua, Literatura e Historia en trece universidades de Europa, Asia y África. Sigue en la brecha.
Fernando Sánchez Dragó (Madrid, 1936) es escritor. Ha sido en dos ocasiones Premio Nacional de Literatura. Ha ganado el Planeta, el Fernando Lara y el Ondas. Como periodista de prensa, radio y televisión ha hecho de todo en medio mundo. Ha sido profesor de Lengua, Literatura e Historia en trece universidades de Europa, Asia y África. Sigue en la brecha.

La descomunal batalla de las ideologías contra las ideas

25 de octubre de 2022

Lo de descomunal es adjetivo de vitola cervantina. Así se calificaba en los libros de caballerías, incluyendo el del Ingenioso Hidalgo manchego, a las contiendas entabladas entre las buenas personas y los malandrines. 

Hace aproximadamente un año, con el patrocinio de la Fundación Disenso, empecé a dirigir una cena-coloquio mensual en la cripta del Café Gijón, que como todo el mundo sabe está en Madrid, a la que puse por rótulo genérico el de La Batalla de las Ideas. En ella se invita a alguna persona de relevancia a exponer las suyas y a defenderlas de las consideraciones, observaciones y puntualizaciones formuladas por los comensales. Ni que decir tiene que pueden ser coincidentes o disidentes.

…y nació la mayor impostura política, social y moral de la historia… Sobra, espero, añadir que me refiero a la izquierda

Por ese cenáculo de libérrima expresión, siempre educada e ilustrada, han pasado ya gentes como Ramón Tamames, José Luis Garci, el coronel Pedro Baños, Javier Sierra, Esperanza Aguirre, Rocío Monasterio, Juan Luis Arsuaga, Andrés Calamaro et alii. El próximo 2 de noviembre lo hará Santiago Abascal. A la media hora de colgar en mi cuenta de Twitter la carátula de esa convocatoria ya se había cubierto el aforo, que hoy mismo, a falta de siete días ha tenido que ampliarse. Nunca habíamos tenido un protagonista con tanto tirón.

¿Por qué batalla de las ideas y no de las ideologías? Vivimos desde la Revolución Francesa, y más aún desde la de los bolcheviques, en un mundo que confunde las primeras con las segundas, cuando en realidad son conceptos incompatibles. Cierto es que existe un evidente parentesco etimológico entre las dos palabras, pero no semántico, pues de igual modo que no puede haber ideologías sin ideas, tampoco pueden sobrevivir éstas cuando se ven oprimidas, comprimidas, condicionadas, acogotadas, esclerotizadas y desnaturalizadas por aquéllas.

Malos tiempos son los que obligan a demostrar lo obvio. Una ideología, sirva a quien sirva y venga de donde venga, es siempre un corsé que aprisiona, una camisa de fuerza, un ronzal que se pone al pensamiento, unas orejas de burro cabezota, un catecismo a cuyos preceptos sólo cabe decir amén, un «¡viva er Betis manque pierda!».

De sentido común y de ideas hablaremos con Santiago Abascal el próximo 2 de noviembre

Dicho de otro modo: si la filosofía es búsqueda de la sabiduría, el filósofo nunca debe ser un ideólogo. Y, de hecho, ni Sócrates, ni Platón, ni Aristóteles, por citar a los tres padres primordiales de la filosofía, dieron pie a ideología alguna. Esto es: reflexionaban, analizaban, comentaban y explicaban, pero no adoctrinaban

Lo último, comenzó stricto sensu, cuando en 1789 transformaron los teólogos del Terror jacobino en doctrina revolucionaria, o sea, en ideología, las ideas de los filósofos de la Ilustración, y nació la mayor impostura política, social y moral de la historia… Sobra, espero, añadir que me refiero a la izquierda. Es ésta la única que hace de la ideología una bandera. La derecha, en puridad, no tiene ideología o al menos, en mi opinión, no debería tenerla. Ideas, sí, y cuantas más, mejor. Las del sentido común. De éste, y de ellas, hablaremos con Santiago Abascal el próximo 2 de noviembre.

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