La actual ministra de Trabajo, Yolanda DĆaz, realizó el pasado fin de semana el primer acto electoral a lo grande de su partido Sumar en Madrid. Al evento acudieron los lĆderes de todas las izquierdas menos Podemos, el gran perjudicado de la enĆ©sima nueva versión de la izquierda indefinida espaƱola.
DĆaz estaba en su salsa, de eso no hay duda, mĆ”s aun teniendo en cuenta el fanatismo de los 3.000 asistentes y los representantes de hasta quince partidos y plataformas. Acostumbrados a la retórica buenista de este espectro ideológico, no es tanto lo que se dijo, sino cómo se dijo y quĆ© no se dijo. La actual ministra del Gobierno fue de humilde, pero en eso fue precisamente en lo que pecó. Ā«Humildemente, quiero ser la primera presidenta de EspaƱaĀ». Ni mĆ”s ni menos.
Dijo que (humildemente) la EspaƱa de las mujeres es imparable, y que las fĆ©minas sólo quieren ser las protagonistas de la historia (humildemente). ExtraƱo caso de humildad, siendo ella el estandarte autoreconocido de dicho colectivo (humildemente), algo que suele ocurrir cuando colectivizas una y otra vez a la población. El tiempo de Ā«escucharĀ» al que hacĆa referencia una y otra vez ya ha debido de pasar, si es que alguna vez existió. Digamos que mĆ”s bien ha estado aprendiendo cómo funcionan los resortes para despuĆ©s dar el sorpasso a aquellos que la auparon. Y es que, para ser feminista, recordemos que DĆaz era la sucesora oficial de Pablo Iglesias al frente de Podemos, aunque otras felinas como Belarra y Montero no lo aceptaron de buenas maneras.
La puƱalada a Podemos ha sido antológica, pero es justo reconocer el baile de cuchillos mutuo. Se suele decir que Ā«el hombre es un lobo para el hombreĀ», pero como estĆ” de moda ajustarlo todo a los gĆ©neros, deberĆamos decir que Ā«la mujer es una loba para la mujerĀ». Algunos se piensan que la dialĆ©ctica eterna terminarĆ” cuando el hombre deje de gobernar el mundo. Los navajazos de partidos dirigidos por mujeres como son Podemos y Sumar no ha hecho mĆ”s que empezar. Podemos estĆ” de capa caĆda, su proceso natural ha llegado a su fin. Las luchas internas y las Ćŗltimas leyes aprobadas han supuesto un daƱo seguramente irreparable en las encuestas. Y la izquierda, que en eso de renovarse es maestra y le saca mil aƱos luz a la derecha, ha vuelto a hace rebranding. Y digo esto porque va a ser mĆ”s de lo mismo.
Sumar no se va a salir un Ć”pice del camino marcado por la izquierda indefinida: mucho bla, bla, bla revolucionario pero nunca en cuanto a sistema, sino en cuanto a relaciones personales, sentimientos y cambios sociales de laboratorio. Es que para eso ha venido esta izquierda. No nos engaƱemos. MĆ”s socialdemocracia, mĆ”s ideologĆa de gĆ©nero, mĆ”s religión climĆ”tica, mĆ”s inmigración, mĆ”s feminismo⦠¿nos suena? Claro que sĆ, suena a PSOE. Algunos analistas seƱalan que Sumar harĆ” un grave daƱo al PSOE pero creo (humildemente) que se equivocan. El PSOE es una mĆ”quina polĆtica que anda sola, son el resto de satĆ©lites orbitando a su alrededor los que desean reformarse para seguir orbitando sobre el sol de su propia galaxia socialista. Colau, MĆ”s Madrid, PRC, IU, CompromĆs, etc. no restan votos al PSOE. Todo lo contrario: los suman y podrĆan gobernar de nuevo en coalición en las próximas elecciones generales.
Pedro SĆ”nchez ha usado a los podemitas como escudo. Esto le sirvió para presentarse como la socialdemocracia buena, la deseada y protegida desde los barrios de Bruselas. Las locuras se las dejaban a Podemos, a pesar de apoyarlas plenamente. Quemado este cartucho, toca recargar y volver a disparar. La nueva pólvora es Sumar, para eso el presidente de EspaƱa le dio buena cancha a DĆaz durante la moción de censura de Vox. Tocaba poner en marcha el nuevo monstruo polĆtico y cuanto antes se pusiera a andar, mejor. La humilde posible futura presidente de EspaƱa ha tenido tiempo para buscar su sitio, mostrar cierta independencia (mĆ”s estratĆ©gica que real) y reunir a los descontentos con el despotismo podemita, primero de Iglesias y luego de sus acólitos. La izquierda, como ha ocurrido siempre, tiende a la concentración de poder. Tumbaron el Antiguo RĆ©gimen para crear el suyo propio, y en eso estĆ”n desde hace mĆ”s de dos siglos.
Pero no es una izquierda nacional, centralista o patriótica. En absoluto. Es la izquierda mĆ”s globalista que hemos visto nunca, es la izquierda indefendida y apoyada por los grandes conglomerados empresariales internacionales, la niƱa mimada de Bruselas y de la esfera anglosajona. Es la encargada de promover las ideologĆas disolventes. Para eso estĆ”n el humilde Pedro SĆ”nchez y la humilde Yolanda DĆaz.