«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Doble licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Ha trabajado en diversos medios, así como en el sector de la comunicación. Colabora como analista, consultor y consejero político.
Doble licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Ha trabajado en diversos medios, así como en el sector de la comunicación. Colabora como analista, consultor y consejero político.

La humilde futura presidente de España

3 de abril de 2023

La actual ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, realizó el pasado fin de semana el primer acto electoral a lo grande de su partido Sumar en Madrid. Al evento acudieron los líderes de todas las izquierdas menos Podemos, el gran perjudicado de la enésima nueva versión de la izquierda indefinida española.

Díaz estaba en su salsa, de eso no hay duda, más aun teniendo en cuenta el fanatismo de los 3.000 asistentes y los representantes de hasta quince partidos y plataformas. Acostumbrados a la retórica buenista de este espectro ideológico, no es tanto lo que se dijo, sino cómo se dijo y qué no se dijo. La actual ministra del Gobierno fue de humilde, pero en eso fue precisamente en lo que pecó. «Humildemente, quiero ser la primera presidenta de España». Ni más ni menos.

Dijo que (humildemente) la España de las mujeres es imparable, y que las féminas sólo quieren ser las protagonistas de la historia (humildemente). Extraño caso de humildad, siendo ella el estandarte autoreconocido de dicho colectivo (humildemente), algo que suele ocurrir cuando colectivizas una y otra vez a la población. El tiempo de «escuchar» al que hacía referencia una y otra vez ya ha debido de pasar, si es que alguna vez existió. Digamos que más bien ha estado aprendiendo cómo funcionan los resortes para después dar el sorpasso a aquellos que la auparon. Y es que, para ser feminista, recordemos que Díaz era la sucesora oficial de Pablo Iglesias al frente de Podemos, aunque otras felinas como Belarra y Montero no lo aceptaron de buenas maneras.

La puñalada a Podemos ha sido antológica, pero es justo reconocer el baile de cuchillos mutuo. Se suele decir que «el hombre es un lobo para el hombre», pero como está de moda ajustarlo todo a los géneros, deberíamos decir que «la mujer es una loba para la mujer». Algunos se piensan que la dialéctica eterna terminará cuando el hombre deje de gobernar el mundo. Los navajazos de partidos dirigidos por mujeres como son Podemos y Sumar no ha hecho más que empezar. Podemos está de capa caída, su proceso natural ha llegado a su fin. Las luchas internas y las últimas leyes aprobadas han supuesto un daño seguramente irreparable en las encuestas. Y la izquierda, que en eso de renovarse es maestra y le saca mil años luz a la derecha, ha vuelto a hace rebranding. Y digo esto porque va a ser más de lo mismo.

Sumar no se va a salir un ápice del camino marcado por la izquierda indefinida: mucho bla, bla, bla revolucionario pero nunca en cuanto a sistema, sino en cuanto a relaciones personales, sentimientos y cambios sociales de laboratorio. Es que para eso ha venido esta izquierda. No nos engañemos. Más socialdemocracia, más ideología de género, más religión climática, más inmigración, más feminismo… ¿nos suena? Claro que sí, suena a PSOE. Algunos analistas señalan que Sumar hará un grave daño al PSOE pero creo (humildemente) que se equivocan. El PSOE es una máquina política que anda sola, son el resto de satélites orbitando a su alrededor los que desean reformarse para seguir orbitando sobre el sol de su propia galaxia socialista. Colau, Más Madrid, PRC, IU, Compromís, etc. no restan votos al PSOE. Todo lo contrario: los suman y podrían gobernar de nuevo en coalición en las próximas elecciones generales.

Pedro Sánchez ha usado a los podemitas como escudo. Esto le sirvió para presentarse como la socialdemocracia buena, la deseada y protegida desde los barrios de Bruselas. Las locuras se las dejaban a Podemos, a pesar de apoyarlas plenamente. Quemado este cartucho, toca recargar y volver a disparar. La nueva pólvora es Sumar, para eso el presidente de España le dio buena cancha a Díaz durante la moción de censura de Vox. Tocaba poner en marcha el nuevo monstruo político y cuanto antes se pusiera a andar, mejor. La humilde posible futura presidente de España ha tenido tiempo para buscar su sitio, mostrar cierta independencia (más estratégica que real) y reunir a los descontentos con el despotismo podemita, primero de Iglesias y luego de sus acólitos. La izquierda, como ha ocurrido siempre, tiende a la concentración de poder. Tumbaron el Antiguo Régimen para crear el suyo propio, y en eso están desde hace más de dos siglos.

Pero no es una izquierda nacional, centralista o patriótica. En absoluto. Es la izquierda más globalista que hemos visto nunca, es la izquierda indefendida y apoyada por los grandes conglomerados empresariales internacionales, la niña mimada de Bruselas y de la esfera anglosajona. Es la encargada de promover las ideologías disolventes. Para eso están el humilde Pedro Sánchez y la humilde Yolanda Díaz.

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