«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Escritor, conferencista. Consultor político. Doctor en Derechos Humanos. Maestro en Filosofía, Cultura y Religión. Activista católico, provida y profamilia, y contra el socialismo, el comunismo y el progresismo. Presidente de “Nueva Derecha Hispanoamericana” y Fundador del Ejército Cristero Internacional. Speaker en CPAC 2022 y en el Congreso Iberosfera Monterrey. Ex Secretario de Comunicación del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional (PAN). Premio Nacional de Periodismo 2007, otorgado por la ONU en México. Analista Geopolítico. Su más recientes libros son: “La Contrarrevolución Cultural frente al marxismo posmoderno” (2022), y “La Nueva Derecha: el retorno de Dios a la cultura, ante el supremacismo progresista” (2023).
Escritor, conferencista. Consultor político. Doctor en Derechos Humanos. Maestro en Filosofía, Cultura y Religión. Activista católico, provida y profamilia, y contra el socialismo, el comunismo y el progresismo. Presidente de “Nueva Derecha Hispanoamericana” y Fundador del Ejército Cristero Internacional. Speaker en CPAC 2022 y en el Congreso Iberosfera Monterrey. Ex Secretario de Comunicación del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Acción Nacional (PAN). Premio Nacional de Periodismo 2007, otorgado por la ONU en México. Analista Geopolítico. Su más recientes libros son: “La Contrarrevolución Cultural frente al marxismo posmoderno” (2022), y “La Nueva Derecha: el retorno de Dios a la cultura, ante el supremacismo progresista” (2023).

La Iglesia en México, perseguida y bajo fuego

19 de junio de 2023

En México los ataques contra la religión católica han arreciado bastante en los últimos meses. Este país norteamericano ya no sólo es el más peligroso del mundo para ejercer el periodismo —y para los defensores de los derechos humanos—, sino ahora también para ejercer el sacerdocio. Ya son nueve los padres asesinados en lo que va de este Gobierno socialista de Andrés Manuel López Obrador, entre muchos otros ataques.

Durante la administración de López Obrador han sido asesinados 42 periodistas en México. Es el peor país del mundo para la prensa. Y ahora también es el más peligroso para los sacerdotes. En un artículo de The Hill se califica a México como el país más complicado para los curas católicos.

«Más líderes religiosos han sido asesinados en América Latina en la última década que en cualquier otro lugar del mundo. El número de sacerdotes asesinados en México en los últimos 15 años es incluso mayor que en Nigeria, el país africano conocido por los ataques violentos contra los cristianos. Y las cifras de Colombia y Brasil están ligeramente por detrás de las de México», escriben Kelsey Zorzi y Julio Pohl García Prieto.

A menudo vemos a Nicaragua como la principal referencia en el continente americano de violencia y persecución gubernamental contra la jerarquía y los fieles católicos, pero en México no detienen a los curas, sino que son asesinados.

Veamos. En mayo de 2022 se dio a conocer la muerte del padre José Guadalupe Rivas, quien estuvo antes desaparecido y dirigía un refugio para migrantes en el municipio de Tecate, en el estado de Baja California, frontera con California. Fue hallado su cuerpo sin vida.

Justo el 20 de junio se cumple el primer aniversario del asesinato de Javier Campos y Joaquín Mora, dos sacerdotes jesuitas, en la Sierra Tarahumara, en Chihuahua, al norte de México, quienes protegiendo a un tercero, un guía de turistas, dieron su vida en su defensa.

Nunca se halló al culpable, y el Gobierno no le dio importancia al caso.

Fui invitado a la misa conmemorativa, en la parroquia jesuita Sagrada Familia de la Ciudad de México, donde di un mensaje de defensa de la fe, de la iglesia y de la religión católica, a nombre de nuestro Ejército Cristero Internacional, una organización pacífica pero muy activa e intensa, que defiende los siete puntos de la agenda conservadora: la fe, la vida desde la concepción, la familia natural, la propiedad privada, la patria contra el globalismo, las libertades y los derechos universales.

Hay más casos. El cura Juan Angulo Fonseca fue asesinado a balazos por la espalda en el estado de Jalisco, el pasado 10 de febrero. De 53 años de edad, se desempeñaba en el municipio Valle de Guadalupe, a 130 kilómetros de Guadalajara, la capital del estado.

El arzobispo Faustino Armendáriz Jiménez, de la Arquidiócesis del estado norteño de Durango, fue apuñalado acabando la misa el pasado 21 de mayo. Logró salvar su vida.

Javier García Villafaña, cura de la comunidad de Capacho, Michoacán, fue asesinado a balazos en la carretera que va de Cuitzeo a Huandacareo. Fue hallado su cadáver dentro de su vehículo. Se desconoce el móvil.

El 31 de mayo, un comando de 12 hombres, venezolanos o colombianos, según uno de los testigos con el que platiqué, uniformados, encapuchados y con armas largas y tres camionetas, asaltaron la humilde Parroquia San Luis Gonzaga en Iztacalco, Ciudad de México, donde tuvieron secuestrado, amarrado y vendado durante varias horas al sacerdote Cuauhtémoc Islas y a dos de sus asistentes.

Iban en busca supuestamente del dinero de una caja fuerte que no existía y se fueron sólo con el dinero de las limosnas. Esto hace pensar que el móvil del crimen no fue realmente el monetario, sino amedrentar a la Iglesia, que últimamente se ha opuesto a muchas de las medidas del Gobierno socialista de López Obrador, y en especial ha criticado la falta de seguridad y paz que reina en todo el país.

Por si eso fuera poco dos mujeres muy jóvenes —catequistas— fueron asesinadas en el estado sureño de Oaxaca apenas este 15 de junio. Gertrudis Cruz de Jesús y Gliserina Cruz Merino, indígenas de la etnia triqui, daban clases sobre los principios católicos en la parroquia de San Juan Bautista Copala.

También la Arquidiócesis Primada de México dio a conocer la profanación y robo en Parroquia Tlaxcoaque, en el centro de la Ciudad de México, hace una semana.

Los hechos se registraron en la madrugada del 8 y del 12 de junio pasados, cuando fue hallada la puerta abierta y las chapas forzadas y rotas.

Este clima anticlerical es cada día más parecido al de 1926, cuando el entonces presidente Plutarco Elías Calles ordenó asesinar sacerdotes, y fieles católicos, cerrar iglesias y la suspensión del culto. Esto provocó la Guerra Cristera, que acabó en 1929, y nos dejó varios santos y mártires ejemplo de resistencia religiosa ante los embates del socialismo, el anticlericalismo y el anticristianismo. Pero hoy hay una multiplicación de los Plutarcos, en cada sátrapa marxista posmoderno que ataca al cristianismo.

La persona que se hace llamar «Salma Luévano», transexual que trabaja en la cámara de diputados federales, del partido Morena —el de López Obrador, que es parte del Foro de Sao Paulo—, subió a tribuna para pedir «respeto» a su comunidad, pero lo hizo disfrazado del Papa. Piden respeto pero agreden a la fe. El 88% de los mexicanos somos cristianos, según la propia estadística oficial.

Una obra de teatro de cabaret ponía a la Virgen María como protagonista de forma sarcástica. Esta burla se iba itinerando por varios estados en 2022, con patrocinio de gobiernos de Morena. Pero las protestas que hicimos lograron parar esta ofensiva representación.

Un grupo de satanistas —con idéntica agenda que la de Morena, es decir, aborto, supremacismo feminista, supremacismo LGBT— se atrevió a hacer un evento llamado «antinacimiento» en diciembre de 2022 afuera de la Catedral Metropolitana.

En un pequeño ataúd, del tamaño de una caja de zapatos, pusieron un muñeco, un bebé, simbolizando al Niño Dios, pero cubierto de sangre, e hicieron un ritual oscuro con velas negras, alegando «libertad  religiosa». Así las cosas en México.

Además, los ministros supremacistas progresistas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) también atacan los valores tradicionales cristianos todos los días. Apoyan el aborto, el supremacismo feminista, el LGBT y el indigenista.  

Morena tiene una agenda abortista en todo el país y quiere que este crimen se practique libremente, y encima vender esto como un «derecho de la mujer».

El ministro juarista y callista Juan Luis Alcántara Carrancá mantiene un proyecto para prohibir los nacimientos católicos, la tradición de escenificar el pesebre donde nació Jesús, en todo el país, alegando algo absurdo, como la misma libertad religiosa o el Estado laico.

Al mismo tiempo que buscan desarraigar importantes manifestaciones católicas, violando justamente la libertad religiosa, no dicen nada de cómo López Obrador mantuvo con nuestros impuestos, a Quetzalcóatl, un «dios» azteca, dios falso, como emblema del Gobierno durante semanas, en el contexto del 500 aniversario de la caída de Tenochtitlán (13 de agosto de 2021) a manos de los españoles, pero sobre todo de muchos pueblos indígenas que se les aliaron porque los imperialistas aztecas sacrificaban a sus enemigos políticos en un altar y les sacaban el corazón y luego se los comían despedazado en un pozole. Gracias a Dios el pozole se hace hoy con carne de cerdo.

Los gobiernos y la SCJN deberían ser representativos de la verdadera idiosincrasia del pueblo mexicano: la gran mayoría de la población es cristiana, pero el partido oficialista de López Obrador y sus aliados y seguidores son todo menos buenos cristianos. Las guerras en la historia se han ganado con el rosario en la mano. No se triunfa sin la fe.

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