«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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La OPA hostil del PP a CS

13 de noviembre de 2020

Amanecimos esta semana conociendo que el Partido Popular habría contratado los servicios del bufete en el que desempeña su labor como abogado Albert Rivera, ex líder de Ciudadanos.

Dicha maniobra tendría que ver con el intento, cada vez más evidente, de Pablo Casado de ocupar el espacio político que, más mal que bien, ha conseguido afianzar el partido naranja.

Pese a todo no deja de sorprenderme la ausencia de análisis sobre los riesgos que, para el conjunto del país, entraña esta OPA hostil.

Ciutadans de Catalunya nació como un partido que pretendía visibilizar el descontento de algunos socialdemócratas de rancio abolengo (Francesc de Carreras, Arcadi Espada, Félix Ovejero o Ferrán Toutain, entre otros) con la deriva nacionalista del Partit dels Socialistes de Catalunya y sus desastrosos tripartitos.

La formación se presentó, en un primer momento y con políticos como Jordi Cañas en sus filas, como una de las principales vías de regeneración de la socialdemocracia española. En ese intento, además, coincidió en el espacio y en el tiempo (separados por un lapso de un año) con Unión Progreso y Democracia, partido con el que luego se intentaría una, infructuosa, coaligación antes de dar el salto a la arena nacional.

Albert Rivera, principal factótum del partido, tiene en su haber los grandes éxitos de la formación (la transición entre ser una fuerza minoritaria en el parlamento autonómico catalán al partido líder de la oposición, la consecución del mayor número de diputados de su historia en el Congreso de los Diputados, su salto a la arena nacional, etc.) pero también el principal fracaso al que me voy a referir y que consiste en haber desplazado el centro de gravedad de su partido de la socialdemocracia y un proyecto regenerador del Partido Socialista a una amalgama infame compuesta por elementos expulsados tanto de dicho partido como del Partido Popular.

El plan de Casado es claro: la cacareada reagrupación del centro-derecha pasa por la absorción de Ciudadanos

Así es, en su ambición de poder, Rivera decidió liquidar las bases y los estatutos socialdemócratas de su partido, enajenándose también el apoyo de gran parte de los fundadores, para construir algo así como un partido que cupiese en el espacio ALDE del Parlamento Europeo.

Con esta maniobra y dada la debacle que el marianismo estaba produciendo en el Partido Popular, Rivera creyó poder heredar el trono de un espacio al que su partido, tal y como podría comprobarse en los múltiples libros que el historiador Pedro Carlos González Cuevas ha dedicado a las diferentes tradiciones de las derechas españolas, nunca perteneció.

Sólo refrescando estos hechos consigue comprenderse, e incluso justificarse, la maniobra que Casado puso en marcha mucho antes de su discurso en la moción de censura planteada por VOX, cuando forzó al Partido Popular Vasco a aceptar concurrir a las elecciones autonómicas en coalición con un partido que, objetivamente, no les hizo sino restar apoyos.

El plan de Casado es claro: la cacareada reagrupación del centro-derecha pasa por la absorción de Ciudadanos, aunque ello dé al traste con el último intento de refundación y de recuperación de un socialismo medianamente liberal. Y, para su ejecución, el líder popular ha sabido escoger al único sicario al que el partido naranja no puede oponerse: Albert Rivera.

Con esta maniobra, posiblemente, el Partido Popular pueda recuperar algo del fuelle perdido ante la irrupción de VOX, pero ¿será beneficiosa para España? Sólo el tiempo nos lo dirá…

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