Arzalluz, que liderĂł el PNV durante gran parte de los años mĂĄs siniestros de la violencia etarra, no era un hombre precisamente reservado y astuto. RespondĂa mĂĄs bien al arquetipo de un personaje muy soberbio, siempre en posesiĂłn de la verdad, mĂĄs bien con esa nefasta capacidad para creerse sus verdades que se produce entre los nacionalistas mĂĄs cerriles.Â
Sus memorias, tituladas AsĂ fue de forma tan grotescamente categĂłrica, merecen una valoraciĂłn psicolĂłgica de la que alguien deberĂa ocuparse en algĂșn momento. La posiciĂłn polĂtica de Arzalluz con respecto de ETA se resume en aquella terrible cita del año 1991. Me permito la libertad de ponerla en pĂĄrrafo aparte para destacarla.
«No conozco de ningĂșn pueblo que haya alcanzado su liberaciĂłn sin que unos arreen y otros discutan. Unos sacuden el ĂĄrbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas«. Esta posiciĂłn era de Arzalluz y tambiĂ©n del PNV, un partido mucho mĂĄs monolĂtico en sus posiciones de lo que pensaban muchos entonces. HabĂa pocos matices, hay pocos matices hoy, en esa organizaciĂłn.
La frase de Arzalluz es terrorĂfica pero tambiĂ©n muy reveladora, y acaba en una frase que es la tesis de esta columna. Las nueces se recogen para repartirlas⊠Y es que el PNV, gracias en parte a la situaciĂłn excepcional que generĂł el terrorismo etarra, ha sido el gran repartidor en la regiĂłn vasca.
AlgĂșn dĂa habrĂĄ que investigar a fondo la relaciĂłn entre el nacionalismo de Pujol y el del PNV y su obsesiĂłn por el dinero. Por la pasta, muchĂsimo mĂĄs obsesionados por la pasta que por la construcciĂłn de sus ficciones nacionales. Claro que hay diferencias, pues mientras en Cataluña se practicaba la extorsiĂłn del famoso tres por ciento, en el PaĂs Vasco se generaba un clientelismo, un capitalismo de correligionarios de los mĂĄs burdo. En suma, una corrupciĂłn mucho mĂĄs profunda que la catalana: el gobierno vasco decide, lo hace aĂșn hoy, quien gana y quien pierde en la economĂa vasca. El tres por ciento es un chiste comparado con lo que se prĂĄctica por el PNV.
La pinza ETA-Bildu y el PNV sigue funcionando. El clientelismo de las empresas vascas, y sĂłlo vascas, es absolutamente burdo en el PaĂs Vasco. Nadie que no sea de ahĂ, mejor: nadie que no sea de «ellos» puede triunfar en aquella regiĂłn. No existen casos de Ă©xito de empresas de fuera que hayan prosperado. Estamos ante una regiĂłn totalmente cerrada para emprender por alguien que no sea de allĂ. Por supuesto, que las multinacionales, las grandes empresas y los bancos, incluso los fondos de inversiĂłn, tienen su cuota de mercado; tampoco es cuestiĂłn de volver al paleolĂtico, pero practican un intervencionismo furibundo para evitar que entren los de fuera a competir.
Bildu ha incorporado a un buen nĂșmero de terroristas en sus listas: cuarenta y cuatro, de los cuales siete han cometido asesinatos. No me gusta la distinciĂłn pues tan culpable es quien aprieta el gatillo como quien lo ampara. Hablamos de gentes que han cometido crĂmenes atroces. ÂżCuĂĄl ha sido la reacciĂłn del PNV? Unas leves crĂticas y pasar pĂĄgina rĂĄpidamente.
Pese a la hipocresĂa, al PNV le interesa que exista el recuerdo de la violencia pues fue clave para construir el coto cerrado que es hoy el PaĂs Vasco. AllĂ nadie prospera sin el concurso del gran repartidor. Hay autĂ©nticos campeones regionales que se han construido desde las ayudas pĂșblicas y que ademĂĄs llevan años sin generar beneficios.
Urge garantizar el mandato constitucional de un mercado Ășnico en España que ampara el artĂculo 139. Pero no nos hagamos muchas ilusiones, nuestras instituciones no son capaces de garantizar ni el uso del idioma español en toda España. AdemĂĄs, hay que recordar que casi todas las comunidades autĂłnomas han generado sus propios clientelismos, pero el PNV y su hegemonĂa polĂtica en la regiĂłn vasca simplemente lo han llevado a lĂmites insĂłlitos.