En este mundial futbolístico de Catar’22 la vergüenza posee varios nombres, pero uno destaca por encima de los otros, el del futbolista iraní condenado a muerte Amir Nasr-Azadani, quien decidió defender los derechos humanos y los derechos de las mujeres iraníes protestando visiblemente en las calles de su país, razón por la cual la tiranía de los mollah lo acusó de «traición a la patria», y fue condenado a muerte. Su familia también es constantemente amenazada, como suele ocurrir bajo estos regímenes muy hermanados entre ellos en el terror; me refiero, por supuesto, a Irán, Cuba, Rusia, China, Venezuela, y el resto de deplorables islamo-comunistas.
Urge que los jugadores franceses y argentinos se solidaricen con Amir Nasr-Azadani, si es que no lo ejecutan antes…
Pensarán ustedes que la condena es irracional, pero no ignorarán a estas alturas que esos regímenes totalitarios actúan así, pues lo de ellos es la violencia y la venganza, y porque el crimen es irracional, y los que los perpetran también lo son.
Para exigir que no se cumpla la infame sentencia usted puede firmar solidarizándose con este joven de 26 años en el siguiente enlace de la plataforma Change. No dejen de firmar y divulgarlo en las redes. Yo lo hice, pese a que alguien me advirtió de que Change pertenece a Bill Gates, y, bueno, ya saben, prefiero fiarme de un cocodrilo con tres varas de hambre que de este magnate de la depredación climática.
Urge que los jugadores franceses y argentinos, en esta final, se solidaricen con Amir Nasr-Azadani, si es que no lo ejecutan antes de que el partido definitivo tenga lugar hoy domingo. No sé de qué modo podrían hacerlo, pero al menos airear su imagen bien visible por parte de ambos equipos en el terreno sería una buena vía.
Allá los cegatos, pero estaba cantado que el Mundial de Catar estaría rodeado de escándalos de corrupción, tal y como se ha ido descubriendo
Sin embargo, pensándolo bien, no creo que puedan hacerlo aunque quisieran, y les explicaré a continuación por qué sostengo mis dudas…
Allá los cegatos, pero estaba cantado que el Mundial de Catar estaría rodeado de escándalos de corrupción, tal y como se ha ido descubriendo. Recién leemos que en esa trama de corruptela y sinvergüencería se halla implicado Marruecos. Y, como he aseverado en anteriores artículos, no seré yo quien vaya a ponerlo en duda: que Marruecos llegara a la demi-final no se justifica solamente con la calidad y el esfuerzo de sus jugadores, lo que pocos pondrían en tela de juicio. Pero lo que sí observo con desconfianza, es por qué diablos en este mundial, Irán sirviéndose de Marruecos, ha podido imponer la orden absoluta de que nadie proteste contra los desmanes cometidos en ese país en los últimos meses, en contra de su pueblo, y muy puntualmente en contra de las mujeres. Hello, ¿alguna neo-feminista anda por ahí? Ni se la ve ni se la oye.
Irán dictó la premisa de que de ninguna manera nadie consiguiera expresarse a favor de las víctimas que en ese país dan sus vidas a diario por los DDHH. Más sin embargo, Catar ha permitido que el equipo de Marruecos ondeara la bandera palestina, que la insignia de los palestinos también fuese la más vista entre los hinchas de las gradas cuando jugaron marroquíes y argentinos. ¿Planificado? Pues, claro. ¿En qué clase de mundo creen ustedes vivir, que no se dan cuenta que todo esto ha sido meticulosamente estudiando y puesto en marcha, de forma tal que se pudiera afirmar que este ha sido el mundial de Palestina en contra de Israel?
¡Ay, Zoé, que tú exageras…!». No, tampoco exagero esta vez. Fíjense que mientras Israel intenta acercarse con sus buenas intenciones a una paz con Palestina, como se menciona en este brillante análisis de Jonathan S. Tobin, los ataques arrecian por todas partes y desde todas direcciones contra Israel desde ángulos como la prensa internacional, organizaciones no gubernamentales, e inclusive ¡gubernamentales!
El Mundial, con las corruptelas entre la FIFA y el Parlamento Europeo, Marruecos y demás, es ya otro escenario de la asquerosidad política
El caso del joven futbolista iraní condenado a muerte por exigir el derecho a los DDHH en Irán se suma a los numerosos ataques dirigidos contra medios de comunicación y contra periodistas israelíes durante este mundial en Catar. En algún momento se les ha llegado a espetar en pleno rostro a los israelíes: “Ustedes no son los bienvenidos aquí”. Y nadie dice ni mu, vamos, ni esta boca es mía.
El Mundial, por el camino que va, con las corruptelas entre la FIFA y el Parlamento Europeo, Marruecos y demás, es ya otro escenario de la asquerosidad política en la que han sumido al planeta, que no se extinguirá más que por asco propio.
