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Co-Editor en Jefe del medio estadounidense El American. Periodista y columnista venezolano, con estudios de Historia de Venezuela. Es autor del libro 'Días de sumisión'.
Co-Editor en Jefe del medio estadounidense El American. Periodista y columnista venezolano, con estudios de Historia de Venezuela. Es autor del libro 'Días de sumisión'.

La victimización del alcalde de Medellín

13 de mayo de 2022

Lidiar con comunistas no es fácil. No respetan las reglas, porque ellos viven bajo otros parámetros. No juegan limpio, y por eso siempre llevan ventaja. Nosotros nos sometemos, en cambio, a las normas, lo que nos limita tremendamente.

Los comunistas no respetan las reglas, hasta que las reglas se hacen respetar. Y es, entonces, cuando no pierden, sino que cogen fuerza, porque se victimizan. Construyen su relato a partir de la condición de mártir. 

La cárcel permitió a Chávez construir una épica desde la herida. El mito nació en los calabozos

Ya sabemos muy bien de esta historia. En Venezuela, por ejemplo, la cárcel que pagó Hugo Chávez porque trató de matar a la familia presidencial en su cruento intento de golpe de Estado del año 1992, no lo neutralizó, sino lo contrario. La cárcel permitió a Chávez construir una épica desde la herida. El mito nació en los calabozos y si los niños empezaron a disfrazarse de Chávez durante los carnavales, fue porque el tipo se había convertido en un héroe que se enfrentaba a grandes poderes, injustos y opresores. El resto es historia.

Ahora vamos a Colombia, donde el alcalde de Medellín, el izquierdista Daniel Quintero, fue suspendido de su cargo por orden de la Procuraduría General, que identificó el quiebre de la ley por parte del funcionario. En un video publicado este 10 de mayo en la noche, la procuradora general de Colombia, Margarita Cabello, anunció la suspensión de Quintero mientras se lleva a cabo una investigación. ¿Propiamente de qué se le acusa? De involucrarse en política en el marco de la campaña electoral por las presidenciales de Colombia y de utilizar recursos de la Alcaldía para favorecer al candidato de la extrema izquierda, el guerrillero Gustavo Petro.

Las acusaciones se basan en fuertes evidencias. En varias oportunidades, Quintero había asomado su afinidad por Petro en estas elecciones —dejando a un lado el hecho de que Quintero fue el candidato de Petro a la Alcaldía de Medellín cuando se lanzó al cargo—. En una entrevista a la revista Semana, la esposa de Quintero dijo que ella y todos en su casa votarían por Petro. Luego surgió la información de que presuntamente la Alcaldía estaba apoyando a Petro con autobuses públicos. Y, finalmente, esta semana Daniel Quintero publicó un video en sus redes sociales en el que sutilmente expresó su apoyo a Petro y sugirió que va a ganar en primera vuelta.

Las normas son claras y todo lo anterior contrasta con sus competencias como funcionario público. Por ello, la procuradora fue clara. Pero Quintero no fue el único alcalde suspendido. El de Ibagué, por ejemplo, recibió la misma sanción por, en cambio, apoyar a Fico Gutiérrez, el candidato de la derecha y opositor a Petro. Entonces, el argumento de que la Procuraduría actuó de forma parcial se cae por su propio peso.

Daniel Quintero inmediatamente acusó a Cabello de un golpe de Estado en su contra, orquestado junto al expresidente Álvaro Uribe. Disparates. Y, luego, se victimizó, de la manera más burda posible. Convocó a la gente a apoyarlo. 

Este 11 de mayo, desde el balcón de la Alcaldía de Medellín, Quintero le habló a un grupo de simpatizantes y empleados públicos, muchos forzados a asistir a la protesta. Dijo que llegó la hora de una «resistencia desde las calles». «Esto apenas empieza», dijo.

Sin duda que la Procuraduría actuó con valentía y rigor. Era lo que correspondía. Suspender al alcalde de la segunda ciudad más importante de Colombia no es poca cosa. Y lo hizo porque claramente rompió la ley. Pero lo que está ocurriendo no se puede subestimar. Este noble acto de justicia le ha dado a Quintero el impulso de su vida, perfecto para alimentar el relato con el que en unos años sucederá a Gustavo Petro. Ya la extrema izquierda, anti-uribista, arma el relevo generacional. 

Hoy, (…) se edifica [en Colombia] un fenómeno que, si no se anula y sigue creciendo, se convertirá en el próximo gran peligro: Daniel Quintero

Algo similar le ocurrió a Gustavo Petro y ahora hay que ver dónde está y el peligro que representa. En diciembre de 2013, la Procuraduría también lo destituyó, en ese momento por una crisis de salud pública que él había generado desde la Alcaldía de Bogotá. Petro se victimizó, apeló a organismos internacionales y los medios lo encumbraron.

Hoy, la amenaza clara a la democracia y las libertades de Colombia la representa Gustavo Petro. La urgencia es atajarlo y evitar que llegue a Nariño. Sin embargo, y de forma paralela, se edifica un fenómeno que, si no se anula y sigue creciendo, se convertirá en el próximo gran peligro. Daniel Quintero se perfila como el heredero de quienes quieren acabar con Colombia.

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