Galicia, Láncara, inauguró museo en la casa natal del padre de Fidel y Raúl Castro. Llamarle casa a ese bajareque de piedras es como exagerar mucho y, para más inri, tampoco el viejo Castro vivió demasiado tiempo allí, pues muy joven viajó una primera vez como soldado a liquidar mambises en Cuba; habiendo supuestamente pertenecido al batallón que enfrentó a José Martí en Dos Ríos, se sospecha que también pudo haber ocupado el sitio desde el que con mayor probabilidad se hayan asestado los primeros balazos que acabaron con la vida del más grande de todos los cubanos: José Julián Martí y Pérez.
Disparando contra mambises fue a hacerse (hagamos un gran salto en el tiempo) de un bajareque de cambolos en Láncara a una hacienda maravillosa en Cuba, y sin miramientos, oiga usted… Tiroteando a haitianos a diestra y siniestra, rodando de noche y con alevosía las cercas que rodeaban sus predios, fue que se convirtió en uno de los más sanguinarios y ladrones latifundistas —valga la redundancia— de aquella isla; lo cuenta su nieta Alina Fernández en su libro, hija supuestamente díscola, aunque más bien caprichosa como el padre, de Fidel Castro, escuálido volumen al que mi madre llamaba “la nada cotidiana” de los ricos, o sea, de la casta castrocomunista.
Así y todo el PSOE y el PP deciden crear el museo de la peste a muerte y dar el homenaje al padre de los Castro
Ángel Castro Argiz llegó a La Habana por segunda vez y procedente de La Coruña, el 4 de diciembre de 1899, y esa vez fue la definitiva. Tras dedicarse al juego y a las trampas del juego, fue contratado por la United Fruit Company (compañía norteamericana a la que su hijo expulsó de Cuba no sin antes robarle); con las peleas de gallos generó buen dinero, y así fue como recaudó sumas importantes y compró terrenos donde fundó su suntuosa finca, Manacas, convirtiéndose en un rico y despiadado terrateniente.
Se casó con María Luisa Argota Reyes, la preñó de cinco hijos, tres murieron muy niños, dos sobrevivieron. Estando casado con María Luisa empezó a acostarse con la criada de la casa, Lina Ruz González, todavía menor, mientras que él contaba ya 47 años. Por fin se divorció de María Luisa, se casó con Lina, la sirvienta —como ya dije—, con la que tuvo 6 hijos: Angelita (1923), Ramón (1924), Fidel (1926), Juanita (1933), Enma (1935) y Agustina (1938). A Fidel Castro tardó en reconocerlo como hijo legítimo 17 años. Se dice que Raúl Castro (1931) es hijo del Chino Mirabal, Felipe Mirabal Mirabal, sargento del Ejército de Cuba, destacado en Birán, y que fue endilgado al viejo Ángel, quien en 1928 volvió a tener otro hijo, con Generosa Martínez, bautizado como Martín Castro Martínez, del que nadie habla.
Qué duda cabe a estas alturas que el mayor leit-motiv de Fidel Castro fue su odio profundo contra Cuba y los cubanos
El viejo Ángel Castro Argiz, no sólo no fue ejemplo de algo positivo, más bien fue modelo de lo que constituyó la peor inmigración que le cayó a Cuba en una época de bonanza y riquezas. El hijo, Fidel Castro, sin duda alguna, influenciado por el agrio carácter del padre y por su mala conducta con relación a los cubanos, aprendió de él lo suficiente como para convertirse en el tirano que llegó a ser, con graves consecuencias para un país próspero, y que era la joya de América. Porque qué duda cabe a estas alturas que el mayor leit-motiv de Fidel Castro fue su odio profundo contra Cuba y los cubanos.
Nadie a estas alturas puede creer que ese bajareque de piedras haya devenido museo con la intención de reconocer a la honorable inmigración gallega, de ninguna manera. Ese museo con peste a muerte por cada uno de sus resquicios se ha hecho en honor de uno de los mayores latifundistas, y criminal, en honor de sus hijos, dos asesinos, de los peores que haya parido la humanidad; que convirtieron a Cuba en su finca personal, con once millones de esclavos.
De modo que de un bajareque de cambolos, picúo a más no poder, el viejo se hizo con una hacienda en la maravillosa isla de Cuba, y los dos delincuentes y asesinos de sus hijos convirtieron esa isla en su finca personal. Pero así y todo el PSOE y el PP deciden crear el museo de la peste a muerte y dar el homenaje, nada más y nada menos que con la presencia de la Hijaza Mariela Castro, de Raúl Castro, brindando su lamentable espectáculo de ingenua profana. La mujer que persigue a los homosexuales que no sean revolucionarios y castristas, y que para ello ha creado una ONG que recibe dinero de todas partes, sólo para aceptar en sus filas a homosexuales que no disientan de sus intereses como esclavista, en pleno siglo XXI. Estuvo también Emma Castro, hermana de los tiranos, que reside en México.
Si tanto querían homenajear a esos inmigrantes gallegos podían haberlo hecho con las casas natales de los escritores Carlos Montenegro y Lino Novás Calvo
Ayer, gracias a la gestión de dos buenos amigos, pude hablar con Javier Arias Fouz, del PP, quien allí presentó el acto por el Partido Popular. La explicación que me dio es que se trataba de honrar a la exitosa emigración gallega. No entiendo cómo se puede honrar a la exitosa emigración gallega mediante tres figuras que lo único que han hecho es destrozar la buena imagen que de los gallegos se tiene en Cuba, porque no sólo fueron los lamentables depravados, ladronzuelos, y criminales que han sido, además, Fidel Castro confiscó a exitosos inmigrantes, empresarios gallegos, que pudieron hacer fortuna en Cuba, de sus propiedades y empresas; inclusive algunos fueron a dar con sus huesos a las cárceles, otros corrieron peor suerte: la de los fusilamientos y ejecuciones masivas.
Si tanto querían homenajear a esos inmigrantes gallegos, y a la cultura gallego-cubana, podían haberlo hecho con las casas natales, o con algo parecido, de los escritores Carlos Montenegro y Lino Novás Calvo, ambos ilustrísimos gallegos y cubanos.
He expuesto a Javier Arias Fouz la posibilidad de desagraviar a los miles de cubanos, descendientes de familias gallegas, que hoy votan en España, homenajeando dignamente a estos dos escritores. Sin embargo, antes lo había comentado con una amiga muy querida que se mostró muy escéptica: “Zoé, el mal otra vez está hecho. Desde Manuel Fraga Iribarne, franquista e integrante del Gobierno de Francisco Franco, el mal, desde esa derecha, en España, no se ha detenido contra los cubanos… Recuerda que cuando murió Franco, Fidel Castro declaró tres días de duelo nacional en Cuba, con eso te lo digo todo… No sé qué les deben, pero algo grande será…”. Claro que también lo sabía, sé todo eso… Es la razón por la que vuelve a invadirme la ira y la tristeza, ¿por qué nos tiene que pasar todo esto a los cubanos de bien?