«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.
Actor. Cine, teatro y televisión. Fue diputado en el Congreso de los Diputados y jefe de grupo en las Cortes Valencianas. Actualmente trabaja en 7NN. Dirige y presenta 'ConToni' los sábados por la noche.

Los chistes de Otegui

28 de febrero de 2023

Esta semana un grupo de cursis peligrosos quiso reescribir a Roald Dhal. Y el partido de Otegui censuró chistes de un programa de televisión.

A la editorial y los herederos del escritor británico les parecía fuera de lugar la palabra «gordo». La cambiaron por «enorme». Nada nuevo. Por aquello de no molestar, toda la vida se dijo que algunas mujeres gordas eran de huesos anchos. La palabra «negro» suscitaba temores. «Blanca», también. Temores raciales, supongo; aunque Dhal las usara para describir el color de una capa o el de una emoción. Kipling está cancelado. Y las mujeres maduras ya no son atractivas, no se vayan a pensar. Pasan a ser «amables». Los puritanos y su obsesión por el sexo.

En España tuvimos un ejemplo más burdo. Bildu se lleva las manos a la cabeza, ¡Bildu!, por las expresiones de una presentadora de televisión y sus invitados que ridiculizaban aspectos de la sociedad vasca. ¡Hábrase visto! ¿Qué es eso de burlarse de la boina vasca, del grito ancestral o de esa lengua con la que no paran de dar el coñazo? Lo habitual en esa cadena, como en TV3, es ridiculizar sólo a un bando: a los españolazos. Que somos los que pagamos los gastos a esos consentidos. En esas televisiones públicas nos reservan los papeles de tontos y delincuentes: los únicos roles a los que se les permite no hablar euskera o catalán. Para más inri, la que hace los chistes es una chica con pelo civilizado que habla español. Poco importa que se reivindique como pija de Getxo. Eso no es ser vasca, vasca. Ni del mismo Bilbao. Pero demos gracias: Bildu aprendió a conseguir sus objetivos sin pegar tiros o poner bombas. La letra, con polis, guardias civiles, jueces y cárcel, entra. Y si además te blanquea el PSOE…

Hace años, la presentadora en cuestión habría merecido otra suerte. Lo más probable es que ahora sólo se quede sin programa. Sin trabajo. No es poco.

Quizá estaría bien un curso de reeducación para entender el sentido del humor de estos psicópatas. O uno de historia reciente. La memoria democrática, que llaman ahora.

Consuelo Ordóñez recordaba cómo, tras el asesinato de su hermano, unos etarras le dijeron «devuélvenos la bala, la necesitamos». Qué ocurrentes. El periódico Eguin titulaba «Ortega vuelve a la cárcel» el día de la liberación del funcionario de prisiones al que ETA mantuvo secuestrado en un zulo durante más de quinientos días. La diputada Mertxe Aizpurúa, que ahora nos da clases de democracia desde la tribuna del Congreso, dirigía el panfleto. A ella se le atribuye otra gran portada tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco: «El edil del PP apareció con dos disparos». Así, sin más. Merceditas fue condenada por enaltecimiento del terrorismo mientras trabajaba para ese fantástico medio al que además de esas lindezas se le atribuía señalar objetivos para la banda de criminales. El mismísimo Otegui hizo jugar a la ruleta rusa, jajaja qué risa, a Luís Abaitua, el empresario al que tuvo secuestrado. Por esa «broma» cumplió seis años en prisión. Nunca pidió perdón por ello ni pagó la indemnización a la que se le condenó: cien mil míseras pesetas. Qué diver.

Hacia ese mundo vamos. Los nuevos puritanos y los viejos terroristas de la manita. Dictando con qué podemos o no hacer chistes.

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