«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.
Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.

Los males del siglo

3 de diciembre de 2022

El siglo, un número redondo de cien años, es una unidad tan artificiosa como útil. Consigue parecernos natural, como el día o el año. Quizá cumpla la fascinación que ha ejercido, siempre, la figura de un anciano centenario. El cómputo de los siglos se establece a partir del cálculo aproximado sobre el nacimiento de Jesucristo. Tiene su gracia que utilicemos la numeración romana para datar los siglos.

El siglo XIX corresponde a la dominación del imperio británico; el XX se identifica con el predominio de los Estados Unidos de América; el XXI será el de la supremacía china

En las últimas centurias, el mundo ha identificado cada una de ellas con una potencia hegemónica. El siglo XIX corresponde a la dominación del imperio británico. El XX se identifica con el predominio de los Estados Unidos de América. El XXI será el de la supremacía china. Los tres Estados son, realmente, talasocracias. Hoy, como antaño, el transporte marítimo es el más eficiente.

Más difícil es convenir un talante o mentalidad de forma característica para cada siglo. Puede que solo se pueda certificar años después de concluida la época correspondiente. De momento, cabe registrar algunas constancias o regularidades respecto a los últimos cien años de vida de la humanidad. Por ejemplo, acabamos de atravesar una grave pandemia (2020-22). Ha ocasionado más de seis millones de fallecidos en todo el mundo. Pero la pandemia de gripe de 1918 se cobró más de treinta millones. El paralelismo más destacado es que, en ambos casos, se ha mantenido la incertidumbre sobre la etiología y las medidas de prevención y terapia. Eso ha sido, así, en pleno auge de la cultura científica.

Hoy, se acusa una insuficiencia democrática en todo el mundo, al menos, en contraste con los deseos y aspiraciones más generales

Hoy, como hace un siglo, el mundo económico (específicamente, el occidental) se ve asaltado por una inflación desbocada. Además, se sospecha que los distintos Estados traten de revelar unas estadísticas de precios que infraestiman la realidad. Tal ocultación agrava el panorama, sobre todo, para las clases bajas, esto es, las que poco o nada tienen que vender. En la España actual, púdicamente, se designan, en la jerga oficial, como «clases medias».

Lo anterior responde a una situación general, que desborda la economía. El momento presente, como el de hace cien años, parece dominado por los aspectos irracionales o, al menos, poco, racionales.  En el plano político, hace un siglo, la convulsa Europa testimonió la revolución soviética y el orto del fascismo italiano. Hoy, se acusa una insuficiencia democrática en todo el mundo, al menos, en contraste con los deseos y aspiraciones más generales. Son bien visibles las autocracias, aunque, adopten, formalmente, etiquetas más presentables. Reconozcamos que, hoy, como hace un siglo, la mayor parte de los habitantes del planeta se asientan en Estados autoritarios, para decirlo de forma suave. Algunos de ellos se consideran como «progresistas»; mas, no pasan, objetivamente, de «populistas». Incluso, alguno bien notorio, como Rusia, no se priva del gusto de invadir otro país vecino (Ucrania).

Cabe el consuelo de que, hoy, como hace cien años, el mundo político se modera a escala planetaria con instituciones con espíritu democrático. Son la Sociedad de Naciones (producto de la I Guerra Mundial) y la Organización de las Naciones Unidas (epílogo de la II Guerra Mundial). Ambas instituciones han resultado ser bastante ineficientes y costosas. Desde luego, la Sociedad de Naciones fue incapaz de detener el estallido de la II Guerra Mundial. La ONU no ha conseguido acallar la proliferación de continuas guerras locales, incluida la actual de Ucrania.

El auge actual del irracionalismo se expresa por la predominancia general de la ideología progresista

Los años que corren invitan a recordar algunos centenarios muy influyentes. Por ejemplo, en Europa, el del fascismo italiano o, en España, el de la fundación del Partido Comunista de España. No son capaces de generar muchos entusiasmos. Me quedo con un pequeño centenario de gran significación: la independencia de Irlanda, en 1922. La antigua colonia inglesa, tan depauperada, goza, hoy, de un nivel de vida superior al de la antigua metrópoli.

El auge actual del irracionalismo se expresa por la predominancia general de la ideología progresista. Se alía con un manejo apabullante de la propaganda. España no es una excepción a esa corriente. Baste decir que las Cortes Españolas han eliminado del Código Penal el delito de rebelión, sedición o golpe de Estado. Es más, los partidos secesionistas (vascos y catalanes) forman parte de la coalición que gobierna España y saben sacar tajada de esa colaboración. El punto de irracionalidad no puede ser más chocante, como lo es la predominancia de las ideologías progresistas. ¿Será la antesala de un nuevo totalitarismo?

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