«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Periodista, documentalista, escritor y creativoĀ publicitario.

BiografĆ­a

Periodista, documentalista, escritor y creativoĀ publicitario.

Los niƱos de TikTok

2 de marzo de 2023

Proliferan en redes sociales vĆ­deos de niƱos ―entre 16 y 50 aƱos―  (sĆ­, niƱos, ha leĆ­do usted bien), hablando de su sexualidad, su orientación, sus apetencias, sus gustos sexuales y los pronombres que deben usarse para referirse a ellos.

La mayorƭa de las veces los vƭdeos te llegan con un objetivo claro: la mofa. Pero lo que me preocupa es que cada uno de esos niƱos tiene su propio canal, donde miles de seguidores lo que hacen no es mofarse de ellos sino aplaudirlos.

Y no es que la mofa sea la respuesta correcta, pero menos lo es el aplauso. Son niƱos con un evidente problema, cargan con una mochila hasta los topes de heridas y, en nuestra sociedad, ya putrefacta y decadente, han encontrado el caldo de cultivo perfecto para dar rienda suelta a sus trastornos, manƭas y delirios, y encima ser aplaudidos.

En otra época, profesores, padres y compañeros habrían convenido en que lo mejor sería un tratamiento eficaz para sanar las heridas; hoy, cuanto mÔs particular sea el delirio, mayor es el aplauso, vistiendo de valentía lo que no es sino reflejo de una herida descomunal. Una herida que afecta hasta a la propia naturaleza, instalando al niño en una ficción que no harÔ sino destruirlo a medida que avanza.

A algunos de estos niƱos se les invita a tertulias, son colaboradores habituales de programas en horario de mƔxima audiencia y, en no pocas ocasiones, los polƭticos se acercan a ellos para conseguir esa imagen tan buscada hoy de apertura a lo nuevo, de tener la mente abierta y de tolerar las nuevas realidades. Aunque lo nuevo sea una bazofia, en la mente abierta muchas veces solo entren tonterƭas y las nuevas realidades no sean sino actualizaciones de viejos infiernos.

Encumbrando a estos niños con evidentes problemas estÔn señalando a otros miles de niños cuÔl es el ejemplo a seguir y, ese encumbramiento, ademÔs de ser fatal para el protagonista, es una injusticia para el niño que, lejos de parecerse a esos niños de TikTok, poco a poco va normalizÔndolos, como si lo suyo fuera una opción mÔs y no algo a sanar.

Ahora hay muchos jiji jaja, pero el futuro de los niños de TikTok no estÔ en Twitter, estÔ en unos bajos sin luz, sucios y desordenados, con alcohol y drogas, mucho sexo ligero y ningún vínculo fuerte. Si la respuesta a sus delirios es el aplauso, el futuro que les espera es desolador. Gris y húmedo.

Y cuando dentro de unos años estén solos en ese tabuco desangelado de veinte metros, los aplausos y las risas seguirÔn resonando en sus oídos, pero maldecirÔn a quienes nos mofÔbamos (y no les tendimos una mano) y, sobre todo, a quienes les aplaudían o se los colgaban como medallas y les empujaban hacia su perdición.

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