«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿¡Ma quale catenaccio!?

28 de junio de 2016

Pues menos mal que Italia nos tenía respeto y miedo. ¿Y a mí contándome, desde pequeñita, que Italia jugaba atrás? ¿Que se encerraba? ¿Y eso del catenaccio? ¿Y que Chiellini era un auténtico cerrojo? ¿A qué huelen las nubes? ¿Quién me ha robado el mes de abril? Lo de ayer fue un inquietante déjà vu, creo que vi pasar a Tassotti incluso, tan real que casi se queda en mera anécdota. Se quedó una tarde ideal para soltar frases como “ganar sin bajar del autocar” o “se juega mejor con 10 que con 11”, del gran Helenio Herrera. Pero ingenuos, que Italia ha jugado a atacar muchísimas veces a lo largo de su historia. En 2012, sin ir más lejos, los vimos mejor con balón que defendiendo.  El problema es que muchos estabais emperrados en destacar más eso de los estilos que los argumentos. Pero lo de España fue la continua gota de ese grifo que gotea y no cierra. Lo de Del Bosque es eso de ordeñar la vaca hasta que no le queda ni gota de leche. El Marqués se nos ha quedado anquilosado en el banquillo. Personaje ya tan raro como una cabina telefónica en Velázquez.

Casi se me atraganta el gelato al limón con el trepidante arranque italiano. ¡Pero si parecían portugueses cantando su himno “¡Às armas! ¡Às armas!”. Huelga decir que este partido ya estaba sentenciado. Como narradores omniscientes que somos (sí, lo sois), sabíamos que desde Croacia este chicle ya no estiraba más. Aunque yo me remontaría al último partido de preparación, antes de volar hacia Francia, ante Georgia. Crónica de una muerte anunciada. Qué canción más triste Georgia on my mind, ¿verdad? Ni a propósito. Lo de España, ayer, era como querer dar lógica coherente al discurso chispeante de Rajoy en la noche electoral. Y es que nos pasamos de rosca con los elogios. Recordad que, hasta hace tres días, pedíamos como locos el Balón de Oro para Iniesta ¿dónde está ese Iniesta que aclamamos como si fuera una versión de Beyoncé? La mitología que no falla, elogios debilitando la fuerza. Para colmo, Buffon ponderando a Morata “tiene un  don, no sabe lo bueno que es”. El ‘diavolo’ no se viste de Prada, se viste de Buffon. Busquets, mientras, se arrastraba por el campo y España iba destilando un fútbol inapetente, como con cadenas en los pies. Parecen nuevos, de verdad. No hay nada peor que dar la ventaja principal al adversario: el reloj, que el tiempo avance sin ofrecer nada.

 Y lo peor es que caes ante un equipo que no sabes, exactamente, a qué juega. Mientras que tú eras el admirado por lo del juego extraordinario. La cara de tonto que se te queda. Ya lo decía Martin Amis, “la cosa es no estar jodido muy a menudo. La cosa es no estar jodido en exceso”, Y esto ya se veía venir.  Era como si ese diluvio universal que caía sobre el césped decolorara el ánimo de los españoles. Por la mañana, veíamos a Edurne dando golpes a un saco de boxeo,  “me ayuda a aliviar tensiones”. Debió pasarle la energía a su novio, ¡qué paradones! Como ese guante que encuentra la mano. En conclusión, “la vida es un ring”, que dijo Manuel Alcántara. Entre paradón y paradón, el temporal italiano seguía zarandeándonos, con vientos de fuerza nueve. Casi una bandada de albatros comenzaba a sobrevolar en círculos por encima del náufrago. Del Bosque devorado por su propio personaje, como Miguel de Unamuno por Augusto Pérez. Y entonces me acordé de Michael Robinson: “Qué fácil es hacer el ridículo. Yo tengo mucha experiencia”

Algo ya debí sospechar cuando escuché a Toni Grande, en la previa, decir que Del Bosque les había soltado a los jugadores “una alegoría especial”. Ni borracha de flower power escuché una cursilada de tal calibre. Sobre el césped, la lentitud de España era como escuchar ‘Soy rebelde’,  de Jeanette, de 45 a 33 revoluciones. Ya decía Pavese, el elemento de toda narración es el ritmo. Y en España está escasa la llama que los hizo genios. Y para colmo se nos lesiona Aduriz. Como  decía Iñako Díaz-Guerra, de El Mundo, “genialidad táctica: llevas sólo dos nueves; con uno tocado, quitas al sano; al rato, se va el lesionado; acabas sin delanteros palmando 2-0”. Y llega lo de la meritocracia, Pedrito para cerrar el festival, el que dijo algo así como “ir de telonero me parece el colmo”.  Mientras, Conte vibraba en la banda con el 2-0 frente al estado catatónico de Del Bosque. Eso sí que era una alegoría. A Conte sólo le faltaba ponerse a tararear aquella de su tocayo Paolo Conte ‘Via con me’, “It’s wonderful, chips, chips, chips, dadidududu”. Italia empezó a cambiar de marcha. Aumentó decibelios. Ese juego pedregoso. Marrullerismos varios. Pero no se les puede anular el mérito. Salieron a buscar la victoria y se la llevaron. Misión cumplida.

Y nosotros nos volvemos a casa. Humillados. Porque el fútbol no es una cuestión de vida a muerte, es mucho más que eso, que decía Billy Shankly. Supongo que “Bella Italia. Ti vogliamo cosí”, habrá titulado hoy la ‘Gazzetta dello Sport’, como en 2012. Y echo de menos tantas cosas que no sucedieron y que podrían haber sucedido. Me viene la nostalgia y pienso en lo que dejó de pasar para que pasara esto. Sólo nos queda relativizar, porque “la muerte, amigos, no era algo tan malo. Quiero decir que todos mis amigos están muertos”, que apuntaba Neil Gaiman.

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