Antonio Maura me parece una de las grandes cabezas polĆticas de nuestro siglo XX. Una de las grandes aportaciones de Antonio Maura, despuĆ©s del desastre espaƱol de 1898, es su crĆtica a la clase polĆtica nacida de la Restauración.
El polĆtico reformista, se quejaba del egoĆsmo de una clase polĆtica deplorable, de su pasotismo y su falta de vigor reformista ante los males que aquejaban a la patria, esos defectos evidenciaban una absoluta irresponsabilidad en el afĆ”n de mantener tal cual un sistema que se desmoronaba, produciendo un pasotismo en la mayorĆa de la sociedad que daba alas a los radicales revolucionarios.
Maura seƱalaba como uno de los grandes males de EspaƱa, lo que el llamaba la clase neutra. La clase neutra era la gran parte de la sociedad espaƱola que se desentendĆa de la polĆtica, de los males de la nación, cuyo Ćŗnico afĆ”n era quedarse en una posición no destacable, sin implicación socio-polĆtica alguna, o en la medida de lo posible Ćŗnicamente actuar, en su caso, para aprovecharse de un sistema en decadencia conscientes de no quererlo cambiar. Se puede resumir en una aptitud conservadora en la acción y egoĆsta en las formas.
La clase neutra era, y es, aquella que siempre dice Ā«esto no tiene soluciónĀ», y ante esa posición Maura consideraba que la Ćŗnica posibilidad de agitar esas almas eran las polĆticas reformistas vigorosas e ilusionantes.
AsĆ se expresaba Maura:
Ā«Uno de los primeros y mĆ”s importantes orĆgenes del mal que aqueja a la patria consiste en el indiferentismo de la clase neutra. Yo no sĆ© si su egoĆsmo es legĆtimo, aunque sĆ sobran causas históricas para explicarlo. Lo que digo es que no se ha hecho un ensayo para llamarlos con obras, que es el Ćŗnico lenguaje a que ellos pueden responder; llamarlos con obras vibrantes, para despertarlos y conmoverlos, para arrancarlos de su inacción y de su egoĆsmoĀ».
Maura, comentando la Huelga General revolucionaria en Barcelona de 1902, expresaba que Ā«ā¦EspaƱa entera necesita una revolución en el Gobierno y que, si no se hace desde el Gobierno, un trastorno formidable la harĆ”; porque yo llamo revolución a eso, a las reformas hechas por el Gobierno radicalmente, rĆ”pidamente, brutalmente; tan brutalmente que baste para que los que estĆ©n distraĆdos se enteren, para que nadie pueda ser indiferente y tengan que pelear hasta aquellos mismos que asisten con resolución de permanecer alejados…Ā».
En relación a los polĆticos que expresaban la prudencia y las polĆticas mansas decĆa Ā«se nos hablaba tambiĆ©n de la prudencia, que es, en efecto, grande y excelsa virtud, pero cuyo manto usurpa a veces la pusilanimidad para sus tratos incestuosos con el egoĆsmo; se nos hablaba de que la debilidad del Poder no consiente ciertas empresas, y yo respondĆa que en el gobernar la acción da la fuerza, la quietud es la debilidad y la decadencia; que cuantas mĆ”s dificultades se acometan, teniendo razón, se tiene mĆ”s fuerza, y que otra cosa no era gobernar, sino estar en el Gobierno, como decĆa un ilustre estadistaā¦Ā».
Ante la anterior aptitud polĆtica de la prudencia, Maura decĆa que, pensando asĆ, nunca serĆa el momento idóneo para hacer la reforma vigorosa y brutal que necesitaba EspaƱa y queĀ finalmente la harĆan los mĆ”s radicales: Ā«(Con esa aptitud) Nunca habrĆa sido fĆ”cil la revolución desde el Gobierno, nunca habrĆa sido recomendable, si hubiera podido dividirse la facultad y esparcirse la obra en el curso del tiempo; pero cada dĆa que pasa, desde 1898, es mucho mĆ”s escabrosa, mucho mĆ”s difĆcil, y el Ć©xito feliz mucho mĆ”s incierto; y no estĆ” lejano el dĆa en que ya no quede ni ese remedio…Ā».
La situación actual de España
Es evidente que estamos ante un cambio de ciclo y como dijo en su tiempo Antonio Maura, si no se impulsan polĆticas vigorosas e ilusionantes, y reformas en profundidad desde nuestra realidad institucional no sabemos cómo puede acabar nuestra EspaƱa Constitucional.
DespuĆ©s de que Antonio Maura se retirara de la polĆtica, fracasando en sus intenciones de reforma profunda del Sistema, tuvimos una dictadura, una republica caótica que fracasó, un levantamiento militar, una guerra civil y una dictadura. Los trastornos formidables de los que hablaba Maura se hicieron realidad.
Hoy en el siglo XXI es difĆcil que se reprodujeran desastres similares, no obstante es necesario recordar que la polĆtica con mayĆŗsculas no es solo una cuestión de retorica huera sino debe ser una realidad palpable donde la improvisación, el apaƱo cortoplacista, la chapuza y el egoĆsmo no deberĆan tener lugar.