«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.
Amando de Miguel es catedrático emérito de Sociología en la Universidad Complutense (Madrid). Siguió estudios de postgrado en la Universidad de Columbia (New York). Ha sido profesor visitante en las Universidades de Texas (San Antonio) y de Florida (Gainesville). Ha sido investigador visitante en la Universidad de Yale (New Haven) y en El Colegio de México (DF). Ha publicado más de un centenar de libros y miles de artículos. El último libro publicado: Una Vox. Cartas botsuanas (Madrid: Homo Legens, 2020). Su último trabajo inédito: “La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”.

No entiendo nada

18 de marzo de 2023

Con mi cuate Juan Luis Valderrábano mantengo conversaciones diarias para ver si diseccionamos bien los males de la nación y, si se tercia, de la humanidad. La salida suele ser demoledora: «No entiendo nada». Trato de redargüir que tal aseveración es el principio de la sabiduría. Mas no logro convencer a mi complementario. Él es un científico en toda regla con una descomunal curiosidad por seguir la prensa de los Estados Unidos y de China. Lo suyo no son las conclusiones, sino las preguntas. La cuestión es que nuestras lucubraciones pretenden ser racionales, cosa que no siempre se estila en nuestro mundo.

No se entiende la cerrazón de la política económica española de las últimas décadas. Se ha empeñado en fomentar una estructura de servicios para el ocio (especialmente el nocturno), la comida y la bebida a discreción, junto al entretenimiento. Tal dedicación supone una baja y decreciente productividad y un empleo muy precario. En el entretanto, se desatiende la actividad industrial. Por ejemplo, en España, todas las plantas de producción de vehículos son extranjeras y reciben generosas ayudas del Gobierno. Es una situación muy dependiente. ¿Cómo es que no se ha cuidado más el avance de una economía un poco más «tecnológica»?

Otro fenómeno difícil de explicar es la manía del Gobierno por atacar problemas insolubles. Véanse, por ejemplo, las obsesiones sexuales de las feministas hodiernas, la batalla quijotesca contra el cambio climático o la panacea del aumento de los impuestos. No se comprende que tales ensoñaciones desplacen la atención por los problemas reales de los contribuyentes.

Es el momento de advertir que España cuenta con un plantel de docenas de economistas con tesis doctoral sin trampas. Bien podría haberse formado un equipo para orientar la necesaria política económica. Sospechamos que nuestro amado Presidente del Gobierno les tiene algo de envidia. Bien podría contenerla un poco en aras del bien común. Es como pedir peras al olmo.

Lo que menos se entiende es la otra obsesión del Gobierno: subir los impuestos de todas las formas posibles. Una de ellas es encubrir tal empeño como «regularización» o palabras afines, siempre con la mira propagandística de satisfacer las ansias de las «clases medias trabajadoras». Tal expresión suena un tanto fascistilla. ¿No podría el Gobierno centrar sus desvelos en las clases bajas, aunque, no fueran «trabajadoras»? 

Por todas partes surgen asuntos incomprensibles. ¿Cómo es que el Gobierno fomenta la riada de inmigrantes ilegales nada calificados hacia un país con tan altas cotas de malempleo? ¿Por qué no se ponen en marcha las explotaciones de muchos recursos mineros? ¿Por qué nos enemistamos con Argelia y dependemos de una desgraciada «amistad» con Marruecos? ¿Cómo es posible que continúe un Gobierno en el que mandan tanto los comunistas? Es algo sorprendente en la Unión Europea. Como lo es que pesen tanto los secesionistas vascos y catalanes a la hora de las iniciativas legales del Gobierno, dizque, socialista.

Son muchas preguntas sin respuesta racional. A no ser que consideremos como central la pura supervivencia en el poder como único propósito político. Pero estamos otra vez ante el latente tirón fascista de los que gobiernan. Mi cuate Juan Luis es de Ciencias y yo de Letras. Mas ninguno de los dos entiende nada. Nos consolamos, mutuamente, de nuestras ignorancias, más fuertes que las convicciones.

En el plano internacional (ahora, «global»), las especulaciones son todavía más intrigantes ¿Cómo es posible que China se esté haciendo con la hegemonía mundial en tantos aspectos y cierre, cada vez más, su totalitarismo? El emperador Xi se ha hecho vitalicio. Su expansión imperialista por el resto de Asia y de África no parece tener límites. Por menos de eso, en los años 40 del pasado siglo, los aliados le pararon los pies al Japón. Pero a la China actual nadie le tose. No se entiende.

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