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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Obama: aborto o reforma sanitaria

23 de noviembre de 2009

Esta semana estaba previsto que empezara a debatirse en el Senado donde, según ha adelantado el representante de la minoría republicana Mitch McConnell debería permanecer, por lo menos, tanto tiempo como el que ha estado en la oficina del senador demócrata Harry Reid. Para ello han sugerido, incluso, algo tan audaz como la lectura de los más de dos mil folios que éste ha presentado.

La aprobación por un estrecho margen en la Cámara de representantes obliga a Obama a redoblar sus esfuerzos en este segundo y definitivo asalto. Y, si existe un debate que pueda constituir un serio problema para el Presidente de moda, es el aborto. Si no para impedir su aprobación, sí para retrasarla y truncar los planes del Gobierno impidiendo que se apruebe antes de que termine el año.

La enmienda que los defensores de la vida humana consiguieron aprobar no ha gustado nada al Presidente: y es que, salvo en casos excepcionales (riesgo grave para la vida de la madre, violación o incesto), el proyecto aprobado incorpora una enmienda que no permite que se sufraguen abortos con dinero público. Enmienda, por cierto, de cuya autoría puede presumir el demócrata Bart Stupak.

Sobre el papel del aborto en la reforma sanitaria Obama ha declarado que, en su opinión, existen posiciones contrapuestas y que ninguna de las dos debe sentirse ninguneada. El problema es que, como todo lo que atañe a la dignidad de la persona, no existen posturas intermedias. El aborto es como la suciedad: todo lo impregna y lo envilece desde su mínima expresión. Pero, cuestiones éticas aparte, si algo deja claro, por ahora, es cuál de las dos posturas no le gusta que haya sido ninguneada. ¿Habría mostrado la misma preocupación de haber sido el resultado al revés? El Presidente y grupos como NARAL y Planned Parenthood ya se han puesto a trabajar para que el movimiento provida no les vuelva a aguar la fiesta también en el Senado.

El propio asesor estrella de Obama, David Axelrod, señaló que en la Casa Blanca no ha gustado la enmienda ya que altera el status quo, algo que Obama no puede tolerar. Aparte de invertir a placer su discurso, unos días abogan por el cambio y otros por elstatus quo,  omite que lo que realmente altera el status quo es la intromisión del Estado en materia sanitaria y la enmienda simplemente mantiene una de las restricciones que ya había.

Después de las derrotas que ha cosechado Obama en las últimas semanas y de la importancia y envergadura de un reto como es reformar el sistema sanitario estadounidense resulta preocupante la importancia que Barack Obama otorga a eliminar la enmienda que excluye el aborto de la cobertura sanitaria. Como bien dijo él mismo, se trata de un proyecto de ley sobre sanidad, no sobre el aborto. Ahora tiene la ocasión perfecta de demostrarlo. Haría un flaco favor a sus 46 millones de desasistidos si dedicara especial atención y esfuerzos a eliminar la enmienda Stupak. Y a los demás, nos confirmaría nuestras sospechas.

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