«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Ilicitana. Columnista en La gaceta de la Iberosfera y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.
Ilicitana. Columnista en La gaceta de la Iberosfera y El País de Uruguay. Reseñas y entrevistas en Libro sobre libro. Artículos en La Iberia. Autora del libro 'Whiskas, Satisfyer y Lexatin' de Ediciones Monóculo.

Óscar Puente en «Puerta»

25 de febrero de 2024

Un medio de internet se hizo eco de la noticia a principios de esta semana. El Real Club de la Puerta de Hierro, institución centenaria dedicada al solaz de la «gente conocida» (como diría Luis Escobar) y en cuyas instalaciones se pueden practicar deportes hípicos, de palo, pala, raqueta y mazo, ha acogido como invitados a Óscar Puente y José Luis Escrivá. Algún desaprensivo ha fotografiado a los interfectos disfrutando de la cafetería y jugando al golf, actividad de progreso donde las haya. Prueba de ello es el handicap 10,4 que tiene nuestro ministro de Transportes.

A «Puerta», que es como llaman las niñas más fetén de Madrid —que ya no cumplen los 30— al nobilísimo club, no le ha gustado nada la filtración de esas imágenes. Ha reaccionado enviando una circular a sus socios para recordarles que la privacidad es algo que distingue a la institución. Querido happy few: absténgase de difundir fotos de los señores ministros. 

Por lo que hemos podido ver publicado, el de Transportes vestía un llamativo chubasquero-chándal en color naranja cinegético. Una tonalidad que quizá le haga indetectable a los cérvidos, pero no a los camareros de chaquetilla roja que sirven el desayuno en la terraza de la casa club. Frente a los tostados, verdes y azules que gasta el socio de cuota, Puente era una especie de ovni acompañado de un señor gordito (Escrivá).

La cafetería principal, en cuya terraza se relajaron los socialistas, forma parte de una edificación concebida por Luis («Pichichi») Gutiérrez Soto. Desde allí se domina la cuesta de las perdices, se divisa el Monte de El Pardo y cierra el horizonte la sierra de Guadarrama. Una visión hipnótica dentro de un ecosistema protegido. Se esconde al visitante la cotidianidad que arranca a la altura del Puente de los Franceses. Ahí debajo, cientos de hormigas enlatadas salen de la M30 para correr detrás de una vida que parece haberse detenido sobre el testero que dejan a sus espaldas:

– «Buenos días, Antonio, ponme un bocadillo de tortilla, por favor, que salgo ahora a jugar con estos».

– «Enseguida, señor marqués».

– «Oye, Antonio, ¿quién es ese tío de naranja?».

-«Es Oscar Puente y está con el otro, que no me acuerdo cómo se llama… Ah, ¡Escrivá!»

– «¡Coño! ¡¿Y cómo es que les han dejado entrar aquí?!..».

Las quejas, al descendiente del maestro artillero, Fernando Ramírez de Haro y Valdés, conde de Bornos, marido de Esperanza Aguirre y presidente de un club cuyos estatutos, redactados durante el reinado de Alfonso XIII, permiten la utilización de sus instalaciones a ministros y miembros del Cuerpo Diplomático. En la época de Dato, Canalejas o Silvela era difícil prever la existencia de políticos como los actuales y, sobre todo, que un socialista llegara a manejar mejor el sand wedge que la bomba incendiaria.

Puente fue a un lugar donde abundan esos señoritos y marqueses a caballo que tanto le molestan. Y no sólo eso sino que, además, torero, subió la apuesta añadiendo al combo terratenientes y empresarios del IBEX. O el ministro tiene muchas tragaderas o todo es postureo y le gusta compartir club con Sassa de Osma y Alessandro Lecquio. Conociendo la cabra socialista, que siempre tira al green y al Mercedes gigante, ese desprecio por las clases rectoras —que ya rigen poco— es para consumo de aquellos que siguen creyendo en clivajes caducados. 

Dramas del primer mundo, los señores ministros se comportaron como era de esperar: retrasaron la salida de otros jugadores y su actitud fue calificada de antideportiva por los socios de cuota. Para que luego digan que la Escopeta Nacional no ha aguantado el paso del tiempo.

.
Fondo newsletter