«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Por qué Pablo Iglesias odia a los bailarines?

21 de junio de 2016

Tomaba el café de forma pausada cuando entró el tipo gritando, alegre y haciendo aspavientos, se dirigió como un halcón a su presa, rápido y sin dilación. El otro hombre desayunaba con normalidad, leía el diario deportivo con asco porque estaba manchado de aceite, provocado por los grasientos dedos del anterior lector, que había pedido “una de churros”. El fulano le agarra de los hombros y le dice “¡qué! ¿ahora que tienes que decir de Piqué?”, a lo que el hombre tranquilo le responde “que es un puto independentista y que no debería estar en la selección española”. La conversación giró en torno al golazo que marcó de cabeza, a la oportunidad de su empuje y a la alegría que nos causó a muchos españoles ganar el primer partido de la fase final de la Eurocopa en Francia. Tras el reconocimiento  de haber gritado “GOL” con pasión y de alegrarse enormemente por las palabras de Piqué diciendo “ahí estaba mi hijo con la camiseta de la selección”, este hombre tranquilo finalizó el debate de barra de bar con un seco y directo “yo no me vendo por un gol”.

He estado pensando que todos nos vendemos por algo, incluso sin saberlo, muchas veces en la vida. Pero últimamente donde más saldos humanos veo es en cuestiones políticas, a la hora de coger una papeleta y depositarla en una urna que ha costado años construir y que es tan frágil como el sello que las mantiene cerradas antes del proceso electoral.

Gibran Kahlil Gibran fue un escrito libanés que alcanzó su cima literaria con el libro El Profeta (libro que recomiendo leer a todo el mundo y que procuro regalar a quienes aprecio), un libro que narra la historia de un sabio que antes de morir abandona el pueblo donde ha vivido, mientras camina saliendo del pueblo, la gente le pide que hable de ciertos temas como el amor, la muerte, el trabajo o la amistad. La grandeza de ese libro viene por lo fácil que explica ciertos misterios del mundo y por que esa sabiduría emana directamente de Jesús y de Buda, de un mix de culturas y religiones que confluyen en grandes verdades.

A una semana de las elecciones más importantes de la democracia española, donde los españoles nos jugamos ser Venezuela y Grecia o seguir siendo España, recuerdo ciertos momentos de ese libro y pienso en la conversación del bar. Y me pregunto si nos estamos vendiendo por un gol, por una bonita frase, por un cabreo o por que somos mansos y nos gusta caminar junto al rebaño, a la sombra. Por eso creo conveniente recordar algunas frases de El Profeta. Haced de buenos “profetas” y enseñadles a los más jóvenes que se equivocan, que las soluciones no se toman con la sangre caliente, que los falsos profetas son aquellos que prometen una felicidad eterna, que la vida no es así, la vida implica sufrir, dolor y tristeza, porque de ahí luego se alcanza la alegría y la felicidad. ¿Cómo puedes prometer la sonrisa eterna si tus ejemplos son Venezuela y Grecia? pero señores, seamos serios ¿quién sonríe en Venezuela?.

Los de Unidos Podemos hablan de que ellos impondrán más justicia. El Profeta les diría que se deleitan dictando leyes. Y, no obstante gozan más violándolas, son como niños que juegan a la orilla del océano y levantan, con paciencia y perseverancia, castillos de arena que luego destruyen entre risas y bullicio.

Los de Unidos Podemos hablan de quitar al que tiene, en lugar de mejorar al que no tiene. El Profeta les diría ¿Qué puede decirse del lisiado que odia a los bailarines?.

Los de Unidos Podemos hablan de que no hay libertad. El Profeta les diría que si es un tirano al que quieren destronar, vean primero que su trono, erigido dentro de ustedes, sea destruido.

Pero hoy, querido lector/a no escribo este artículo para ti, no. Hoy escribo este artículo para que lo difundas entre tus hijos, tus amigos o tus conocidos. Difunde la idea de que es necesario pensar, es necesario quitarnos el tirano que llevamos dentro, para luego poder actuar con razón y con prudencia. No podemos dejar que los jóvenes desencantados y sin esperanza vayan a votar el domingo, pensando que no hay futuro y que el único consuelo que les queda es poder quitar a los que ya lo han hecho mal, a los que les dicen que son los malos. No dejemos que sus jóvenes mentes sean manipuladas sin, al menos, esforzarnos en explicarles que no todo es una sonrisa o un bonito logo.

Los que que vienen con la sonrisa y con “un nuevo país” realmente vienen con el odio y con la tiranía, no dejemos de explicar, de convencer, no dejemos que la sonrisa acabe con la razón.

Difunde, en tus manos lo dejo…

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