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La Gaceta de la Iberosfera
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Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.
Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó más de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

Política para adultos

19 de diciembre de 2021

Se ha puesto de moda denostar el actual mapa electoral español, tildándolo de infantil. Y aunque es cierto que hay excesos lamentables, como los ha habido siempre (recordemos las tonterías del mosén Xirinacs, la mirada torva del carnicero Idígoras o los pijamas de Beirás) ninguna legislatura se libra de las payasadas del Rufián de turno. Pero así son las democracias, aquí y en Tumbuctú, el día que la haya.

Política para adultos no es, desde luego, someter a los españoles a un endeudamiento desorbitado. Recordemos que cuando el PP llega al poder en 2011, España tenía una deuda en relación al PIB del 60 po ciento. Siete años después el gGobierno dejó la deuda por encima del cien por cien del PIB. Es decir, en siete años el Gobierno se gastó más de 400.000 millones de euros, más del doble de lo que le han prometido los europeos a Sánchez para el mismo periodo de tiempo. Este gasto desorbitado no se aprovechó para mejorar nuestra capacidad productiva o nuestra educación, ni para mejorar nuestras empresas o ayudarlas en el sector exterior. Y esto último es especialmente grave, pues nuestros gobernantes de entonces pronosticaron que de la crisis saldríamos por un incremento de la demanda interna, cuando lo que nos sacó fue la demanda externa; es decir, la eterna capacidad del empresario español para adaptarse y salir con todo su talento y energía a vender fuera de España.

Política para adultos tampoco es el infierno fiscal que desata un ministro de Hacienda del PP cuyo nombre preferimos olvidar y que, ante una cifra nominal de presión fiscal por debajo de la media europea, sube los impuestos además de endeudarse de la forma que hemos descrito en el párrafo anterior. Cifra nominal de presión fiscal que hay que ajustar mucho, pues tenemos la mayor tasa de economía sumergida de la UE con un 22%. Y si además le añadimos que hay una enorme parte de la población activa con sueldos precarios, de apenas subsistencia, nos encontramos con una presión fiscal altísima para los pocos que pagan la fiesta.

Política para adultos debe ser utilizar un… ¡falso cura! para secuestrar a la familia de Luis Bárcenas

Además, el mencionado y siniestro ministro lanza a la Agencia Tributaria a recaudar sin ningún tipo de responsabilidad -cobran sus bonus independiente de si las inspecciones se corresponden o no a derecho- por lo que, además de un infierno, Hacienda practica un auténtico sadismo fiscal —en expresión acertada de un joven diputado de Vox por Asturias— entre los pecheros españoles.  

Tampoco es política de adultos quedarse en un conservadurismo rancio y acomplejado para alegar que el Gobierno estaba muy ocupado con la economía como para plantear la más mínima reforma en cuestiones que atañen a la guerra ideológica con la izquierda. 

Hay que recordar que el PP lanzó la gente a la calle en una manifestación contra el matrimonio gay, y también hay que subrayar que con la holgada mayoría absoluta no se derogó la Ley de Memoria Histórica, ni se retocó ninguna de las leyes de género. Los chiringuitos identitarios de la izquierda siguieron recibiendo subvenciones como si no hubiera crisis. También con respecto a la reforma de la Ley del Aborto la cosa quedó en agua de borrajas. Algo podrían haber hecho un par de docenas de funcionarios del más de medio millón que tiene el Estado. Perosuponque esto no es política para adultos.

Podríamos seguir con la “no política para adultos” en los temas más importantes de nuestra sociedad como son el empleo, con una timorata reforma que aún nos mantiene en las peores cifras de paro de la OCDE y peor aún, con la escandalosa cifra de paro juvenil; o la vivienda, cuestión donde absolutamente nada se hizo.  

Lo peor de la política para adultos sucede en Cataluña, donde los niños independentistas le montan dos referéndums independentistas al mismo Gobierno

Tampoco se abordó la elefantiasis burocrática y legislativa. Pese al endeudamiento brutal y la subida fiscal, el estado siguió siendo un pésimo pagador. En política cultural y educativa poca política, o más bien nada.  Y la Justicia sigue igual de lenta e ineficiente pese al intento de bajar la enfermiza adicción al litigio de los españoles estableciendo unas tasas.

Pero es en los temas más políticos donde la política de adultos se convierte en grotesca. Como utilizar un… ¡falso cura! para secuestrar a la familia de Bárcenas; o usar todo tipo de dosieres para acabar con cualquier posible sucesor o sucesora, o los escándalos de corrupción, por los que aún muchos esperamos alguna disculpa.  

Lo peor de la política para adultos sucede en Cataluña, donde los niños independentistas le montan dos referéndums independentistas al mismo Gobierno. Sí, al mismo Gobierno. Sólo tras el segundo referéndum, el Gobierno aplica un 155 que nada resuelve y antes manda a la Policía a hacer el ridículo desde el barco donde los alojan, decorado con un monigote de Piolín, y aún tiene la cachaza de mantener hasta el último momento que no habría referéndum porque no había ni urnas, ni papeletas… ¡Como si no supieran que la gente las iba a imprimir como si fueran entradas de cine!

Ante este balance de gobierno, es un milagro que el PP no haya desaparecido, cosa que no dudo que hubiera ocurrido de haber ganado las primarias del partido cualquiera de las dos herederas propuestas. Que Casado sacara sesenta y seis diputados en sus primeras elecciones puede considerarse hasta un milagro, y es que cuando se trata a los ciudadanos como niños pasan estas cosas, por mucha grave socarronería que se les inflija. La seriedad es otra cosa.

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