«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Socio-Director de Eurogroup Human Resources.Orgulloso de colaborar con IntereconomĆ­a desde abril de 2012."""

BiografĆ­a

Socio-Director de Eurogroup Human Resources.Orgulloso de colaborar con IntereconomĆ­a desde abril de 2012."""

El PP (y EspaƱa) necesita un ‘rey patriota’

6 de octubre de 2015

Henry Saint John Bolingbroke, polĆ­tico y escritor inglĆ©s de finales del SXVII y mediados del SXVIII, a travĆ©s de su obra ā€œIdea de un Rey Patriotaā€, culpó a los partidos polĆ­ticos, que en aquella Ć©poca comenzaban a aglutinar mĆ”s poder que la monarquĆ­a, de corromper la vida pĆŗblica en Inglaterra. Ā 

Bolingbroke, que se caracterizaba por defender los privilegios de la monarquía, argumentaba que únicamente un rey que, a la vez, presentara un perfil de servidor público, podría gobernar Inglaterra de forma independiente y honrada. Igualmente, este escritor consideraba que la corrupción de los partidos políticos solo podría eliminarse si los mismos permanecieran bajo el control de un monarca gobernante.

A este heroico rey, que supuestamente debĆ­a cumplir la misión de regenerar el corrupto sistema polĆ­tico inglĆ©s de entonces, Bolingbroke le denominó ā€œEl Rey Patriotaā€.Ā Ā 

En EspaƱa y actualmente, el PP necesita un rey patriota que emerja desde dentro del propio partido o proceda de otro entorno diferente. Evidentemente, este ā€œsalvadorā€, cuya función debe consistir en reconstruir el PP, no tiene que poseer sangre azul pero es vital que pueda estar dotado de un liderazgo transformacional y, por tanto, capacitado para reorientar estratĆ©gicamente el partido o reinventarlo globalmente.

Todo ello, al objeto de volver a defender los valores y principios que tradicionalmente han identificado a este partido polĆ­tico y, de esta manera, poder conectar de nuevo con sus fieles votantes.

No obstante, este protocolo de sucesión, que debería ir acompañado tanto por un plan de gestión corporativo como por un nuevo código ético, ideológico y democrÔtico, únicamente podría ejecutarse eficazmente a largo plazo.

Por el contrario y a corto plazo, es decir, durante los casi tres meses que faltan para que se celebren las elecciones nacionales, el Partido Popular todavĆ­a tiene la posibilidad de redefinir su mensaje institucional y, en la medida de lo posible y de forma humilde, tratar de ilusionar a sus potenciales votantes.

Porque fundamentar la estrategia electoral únicamente en el voto del miedo es una apuesta bastante arriesgada (ademÔs de un chantaje a sus votantes). MÔxime, tanto en cuanto, pueden producirse todavía pactos o coaliciones políticas inesperadas que desdibujen el diseño de la citada estrategia, por ejemplo, que el PSOE se desmarque del Frente  Popular, alejÔndose de un cada vez mÔs desinflado Podemos, y se alíe con Ciudadanos.

En este sentido y gracias al efecto contrario, es decir, en virtud del voto del miedo al PP (o, mÔs bien, el odio de la izquierda al Partido Popular, potenciado hasta el infinito durante las tres últimas legislaturas), el Frente Popular, conformado por PSOE, Podemos y otras formaciones minoritarias de ultra izquierda (alianza a la que se sumarían los partidos independentistas), podría ganar las elecciones.

De igual modo y proyectando otro escenario político, confiar en un pacto entre PP y Ciudadanos, en el caso que la formación naranja se convierta en llave de gobierno de la nación y considerando la ambigua y contradictoria política de pactos de este partido, es jugar a la ruleta rusa.   

Consecuentemente, tan importante es que el PP cambie de rumbo, aunque sea en el Ćŗltimo tramo del camino, que con el actual discurso polĆ­tico el PP solo ha utilizado la marcha atrĆ”s…

Tanto es así, que el Partido Popular se ha convertido en una formación casi residual en Cataluña, País Vasco y Navarra, y este retroceso entorpece gravemente la configuración de cualquier proyecto de partido a nivel nacional.

AdemÔs, en otras comunidades autónomas y ciudades relevantes en las que el PP gozaba de un óptimo posicionamiento no ha podido gobernar, aún ganando las elecciones autonómicas y locales.  

Pese a todo, existen millones de espaƱoles que estando profundamente decepcionados e, incluso, económicamente arruinados a causa de la deficiente gestión del PP (y de otra gestión muchĆ­simo mĆ”s deficiente y desarrollada por el PSOE de ZP), Ā siguen considerando a este partido como el ā€œmal menorā€ para gobernar EspaƱa en la actualidad.

Aunque el público objetivo del PP necesitaría un gesto institucional (real y sin marketing) por parte del partido que indicara que en la próxima legislatura estarÔ amparado por un PP auténtico, que sustituya al acomplejado, progre y desvirtuado PP actual.  

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