Henry Saint John Bolingbroke, polĆtico y escritor inglĆ©s de finales del SXVII y mediados del SXVIII, a travĆ©s de su obra āIdea de un Rey Patriotaā, culpó a los partidos polĆticos, que en aquella Ć©poca comenzaban a aglutinar mĆ”s poder que la monarquĆa, de corromper la vida pĆŗblica en Inglaterra. Ā
Bolingbroke, que se caracterizaba por defender los privilegios de la monarquĆa, argumentaba que Ćŗnicamente un rey que, a la vez, presentara un perfil de servidor pĆŗblico, podrĆa gobernar Inglaterra de forma independiente y honrada. Igualmente, este escritor consideraba que la corrupción de los partidos polĆticos solo podrĆa eliminarse si los mismos permanecieran bajo el control de un monarca gobernante.
A este heroico rey, que supuestamente debĆa cumplir la misión de regenerar el corrupto sistema polĆtico inglĆ©s de entonces, Bolingbroke le denominó āEl Rey Patriotaā.Ā Ā
En EspaƱa y actualmente, el PP necesita un rey patriota que emerja desde dentro del propio partido o proceda de otro entorno diferente. Evidentemente, este āsalvadorā, cuya función debe consistir en reconstruir el PP, no tiene que poseer sangre azul pero es vital que pueda estar dotado de un liderazgo transformacional y, por tanto, capacitado para reorientar estratĆ©gicamente el partido o reinventarlo globalmente.
Todo ello, al objeto de volver a defender los valores y principios que tradicionalmente han identificado a este partido polĆtico y, de esta manera, poder conectar de nuevo con sus fieles votantes.
No obstante, este protocolo de sucesión, que deberĆa ir acompaƱado tanto por un plan de gestión corporativo como por un nuevo código Ć©tico, ideológico y democrĆ”tico, Ćŗnicamente podrĆa ejecutarse eficazmente a largo plazo.
Por el contrario y a corto plazo, es decir, durante los casi tres meses que faltan para que se celebren las elecciones nacionales, el Partido Popular todavĆa tiene la posibilidad de redefinir su mensaje institucional y, en la medida de lo posible y de forma humilde, tratar de ilusionar a sus potenciales votantes.
Porque fundamentar la estrategia electoral Ćŗnicamente en el voto del miedo es una apuesta bastante arriesgada (ademĆ”s de un chantaje a sus votantes). MĆ”xime, tanto en cuanto, pueden producirse todavĆa pactos o coaliciones polĆticas inesperadas que desdibujen el diseƱo de la citada estrategia, por ejemplo, que el PSOE se desmarque del Frente Ā Popular, alejĆ”ndose de un cada vez mĆ”s desinflado Podemos, y se alĆe con Ciudadanos.
En este sentido y gracias al efecto contrario, es decir, en virtud del voto del miedo al PP (o, mĆ”s bien, el odio de la izquierda al Partido Popular, potenciado hasta el infinito durante las tres Ćŗltimas legislaturas), el Frente Popular, conformado por PSOE, Podemos y otras formaciones minoritarias de ultra izquierda (alianza a la que se sumarĆan los partidos independentistas), podrĆa ganar las elecciones.
De igual modo y proyectando otro escenario polĆtico, confiar en un pacto entre PP y Ciudadanos, en el caso que la formación naranja se convierta en llave de gobierno de la nación y considerando la ambigua y contradictoria polĆtica de pactos de este partido, es jugar a la ruleta rusa. Ā Ā
Consecuentemente, tan importante es que el PP cambie de rumbo, aunque sea en el Ćŗltimo tramo del camino, que con el actual discurso polĆtico el PP solo ha utilizado la marcha atrĆ”s…
Tanto es asĆ, que el Partido Popular se ha convertido en una formación casi residual en CataluƱa, PaĆs Vasco y Navarra, y este retroceso entorpece gravemente la configuración de cualquier proyecto de partido a nivel nacional.
AdemĆ”s, en otras comunidades autónomas y ciudades relevantes en las que el PP gozaba de un óptimo posicionamiento no ha podido gobernar, aĆŗn ganando las elecciones autonómicas y locales. Ā
Pese a todo, existen millones de espaƱoles que estando profundamente decepcionados e, incluso, económicamente arruinados a causa de la deficiente gestión del PP (y de otra gestión muchĆsimo mĆ”s deficiente y desarrollada por el PSOE de ZP), Ā siguen considerando a este partido como el āmal menorā para gobernar EspaƱa en la actualidad.
Aunque el pĆŗblico objetivo del PP necesitarĆa un gesto institucional (real y sin marketing) por parte del partido que indicara que en la próxima legislatura estarĆ” amparado por un PP autĆ©ntico, que sustituya al acomplejado, progre y desvirtuado PP actual. Ā