«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Al PSOE le vale cualquiera

15 de febrero de 2014

Yolanda Barcina nos ha hecho un favor a todos los españoles al colocar al PSOE frente al espejo y obligarle a retratarse. Con su decisión de no dimitir, la presidenta Navarra ha colocado a los socialista en la tesitura de tener que decidir entre asaltar el poder mediante una moción de censura junto a los proetarras de Bildu, cuyos votos son imprescindibles para sacar adelante la votación, o desistir de su primer impulso y renunciar a un golpe de mano en Pamplona que les otorgaría una cuota del pastel autonómico de la que andan muy necesitados.

Barcina lo sopesó y a punto estuvo de dimitir y convocar elecciones antes de arriesgarse a que Bildu dominara el escenario político navarro. El miedo a perder la presidencia antes de tiempo es una de las razones que han podido pesar en la decisión de la presidenta, o puede que la vocación de servicio público haya doblegado el interés partidista y todos tengamos que agradecerle tal sacrificio a fin de poner a cada cual en su sitio.

La cosa empezó bien cuando la número dos socialista firmaba una de esas respuestas que ya le son características: “Con Bildu no vamos ni a la esquina”. Pero a Elena Valenciano le salió enseguida respondón el líder de los socialistas navarros, que le espetó un “en Navarra, el PSOE soy yo” para mostrarse impaciente por inaugurar un nuevo tiempo foral con UPN desalojada por su mano movida desde las filas más próximas al terrorismo de ETA.

Total, que Ferraz se enfrenta a otros socialistas respondones como lo hace cada rato con los catalanes. Se le desmandan los compañeros en algunas autonomías como ya lo hicieron los afiliados y luego los votantes. Les pasa en aquellas regiones con las que no comparten el adversario común que tanto cohesiona y sólo les une la búsqueda del poder. Si el PP con más gobierno en la España democrática fuera el adversario a batir en Cataluña y en Navarra como lo es en Madrid, otro sería el escenario.

Debería haber aprendido ya el PSOE que contra los republicanos, los conservadores o los democristianos se vive mejor porque vienen de uno en uno y se les enfrenta en solitaria unidad. Pero contra el PP, los nacionalistas, los regionalistas, los comunistas y los pequeños regeneracionista a la vez y unas veces en compañía de los buenos y otras de los malos -como puede terminar por suceder en la guerra a Barcina- la vida es mucho más complicada. Se pierde prestigio, credibilidad, liderazgo y, lo que es peor, se desdibuja el adversario y cualquiera vale como compañero de viaje, proetarras de Bildu incluidos. Hay que elegir mejor los medios y los acompañantes, que el fin está indisimuladamente claro.

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