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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Una recalcitrante realidad

10 de noviembre de 2016

La pregunta más obvia en estos momentos debería ser , tras el resultado de las elecciones norteamericanas, en qué medida los gobernantes de Occidente, que se definen como “demócratas”, es decir representantes de la opinión mayoritaria del pueblo, deben gobernar conforme el sentir de las sociedades sobre las que ejercen el poder, o bien desde su posición de privilegio, utilizando todos los medios económicos y mediáticos de que disponen, intentar modificar sustancialmente los esquemas culturales de valores y principios de esa sociedad, en el sentido que dicten las ideologías de moda en cada momento determinado o según los intereses de unos colectivos específicos determinados.

A nadie que no esté sumergido en el universo del pensamiento único, donde durante muchos años se ha estado intentando orientar y dirigir a estas sociedades, mediante la educación, los medios de comunicación, así como a través de los procesos de selección ideológica para los cargos y responsabilidades públicas, le pueden sorprender tales resultados.

Una persona que conserve un ápice de pensamiento no contaminado, libre, crítico, tradicional e independiente, puede entender perfectamente este hecho, otra cosa es que no se atreva a expresarlo, dado el impenetrable cerrojo ideológico que existe en prácticamente todos los medios de opinión.

Este fenómeno no es solo observable en estas elecciones, ya que ha sido un caso descaradamente escandaloso, en cuanto a tergiversación e intento de manipulación de la opinión pública en un sentido partidista, sino en otras varías importantes consultas populares que se han producido estos últimos años.

La primera inmersión en la realidad que debería haber encendido el semáforo en rojo respecto al giro que estaba tomando la política de la Unión Europea, fue el rechazo a la llamada “constitución europea” que tenía poco de europea y mucho de ideología, por dos naciones de la más arraigada tradición cultural occidental tan poco discutibles como Holanda y Francia, que obligó a abandonar dicho proyecto carente de realismo.

La siguiente “sorpresa” (no para muchos ciudadanos desde luego) en orden de importancia, fue el famoso “Brexit” británico, un nuevo toque de atención que debería servir para replantearse seriamente el modelo escogido de proyecto europeo común, sobre todo, cuando en sentido contrario, hacía tan solo un año esos mismo habitantes dijeron “Sí” a mantener el Reino Unido, lo cual es un claro indicio de que en el anterior tema había errores estructurales de planteamiento.

Una vez más vemos a un “establishment volcado en un sentido y que sale corneado por querer llevar las cuestiones conforme a un programa ideológico no compartido por los sujetos pasivos de esas decisiones. No entro en si son buenas o males razones, o si se han tomada con buenas intenciones, lo que es evidente es que tal como fueron planteadas las cosas, por unos y por otros, fue un tremendo error. Una equivocación evitable si se le hubiera dado la debida consideración a una serie de factores, factores que ha determinado la historia de esta Europa, que habría que considerar con la debida profundidad y prioridad, sin dejarse llevar por un optimismo funcionarial que prefiere ignorar aquellos puntos que no coinciden con su visión del programa, y que rechazan como juguetes inservibles como cosas del pasado. ¡Señores el pasado “existe”!

Escuchaba hace poco a un ministro afirmar con rotundidad que conforme a un tratado firmado hace unos pocos años en Budapest con Rusia, aprovechando la debilidad del antiguo imperio soviético, esta no tenía derecho a reclamar Crimea, y daba al susodicho tratado el valor de un “hecho”, y que por tanto no tenían los rusos derecho a considerar dicho territorio parte de su nación… Evidentemente, en su prurito legalista, se olvida de la historia, que geopolítica y demográficamente va bastante más allá de papeles firmados)

El siguiente traspiés del “pensamiento único” ha sido el referéndum llamado de “Paz” en Colombia, que más que paz hubiera sido la rendición de un estado a la presión de las bandas narcotraficantes y terroristas, apoyadas descaradamente por potencias extranjeras y sorprendentemente por muchos medios de comunicación teóricamente liberales, intereses inconfesables, y catedrales de la progresía occidental, dispuestas a desestabilizar a todo un continente, abriendo la puerta a una “feudalización” criminal en América. (México podría ser el siguiente país a colonizar por los cárteles) : la constitución del primer estado pirata y delincuente, al lado de una vieja nación destrozada por la impunidad de sus mandatarios.

En el día a día, en todo Occidente, vemos múltiples ejemplos de esta cruzada para transformar a la sociedad en un sentido que de momento parece ser que una buena parte de la misma se resiste a aceptar incondicionalmente, a pesar de la presión política, social y mediática. La colonización de la docencia por parte del pensamiento único, provoca que una gran parte de las nuevas generaciones tengan una visión sesgada de la realidad, y se vean desbordados cuando las cosas no salen como le han indicado que era lo políticamente correcto, “lo que ha de suceder”. No se ha cultivado en la educación el pensamiento crítico, por más que nos lo digan, en tiempos de Franco, el pensamiento crítico lógicamente como reacción a esa situación, estaba mucho más despierto, ahora hay como un pensamiento unidireccional, una ideología socialdemócrata, progre, políticamente correcta, por todos los canales, como si no hubiera otras formas de interpretar la realidad.

Quien critica esta uniformidad es anatemizado y excluido, causa asombro en casi todos los círculos de opinión, no hay más que constatar como el afirmar ideas divergentes o pensamientos distintos provocan el rechazo, el desprecio, como si fueran unos ignorantes, que no se rinden ante la “superioridad moral” e intelectual de ese pensamiento único: es una nueva y poderosa dictadura… ¡Anatema los que no se convierten a ese criterio único! Como una nueva religión.

 

Quienes han sido educados en ese pensamiento son totalmente inconscientes de su falta de perspectiva, por eso cuando surgen resultados, como las elecciones americanas, el Brexit, la constitución europea, la paz en Colombia y tantas otras cuestiones, que implican pensar con criterio independiente, se sorprenden ¿Cómo es que hay personas que no quieren participar de este festival “buenista” a nivel mundial se preguntan asombrados? Porque esa es la idea que les han inculcado. Estamos ante una ciudadanía ingenua al servicio de los arcanos resortes del poder. 

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