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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Reforma Social

30 de junio de 2014

Ahora vamos a hacer lo que siempre hemos querido y nos hemos podido: bajar los impuestos a los españoles. Creemos que las palabras pronunciadas por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, son las que mejor resumen el sentir del tema que queremos acercarles hoy y que no es otro que la reforma fiscal presentada el viernes 20 de junio en el Consejo de Ministros.

Esta nueva hoja de ruta está pensada y dirigida para las rentas medias y bajas, para las familias, para los trabajadores, para los pequeños ahorradores y para aquellos que crean empleo que son las pequeñas y medianas empresas y los autónomos. Podemos decir, por tanto, que estamos ante una reforma social que pretende dinamizar la creación de empleo y la actividad económica, y dirigida especialmente a los que más lo necesitan. En definitiva, una reforma social.

Así, se pondrá en marcha una bajada del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), de forma progresiva que permitirá que 20 millones de contribuyentes cuenten cada mes con más dinero en sus bolsillos a partir de enero del próximo año. La rebaja media será de un 12, 5 por ciento y 1,6 millones de ciudadanos dejarán de tributar.

Esta reforma incorpora beneficios sociales como nunca ha habido en nuestro país. Así, se establece un sistema tributario más equitativo con un fuerte aumento de los mínimos familiares en el IRPF, de hasta el 32 por ciento, y tres nuevos impuestos negativos para familias y personas con discapacidad, amén de mantener la ayuda para madres trabajadores y se crea otra de 1.200 euros al año para familias numerosas.

Además, el Gobierno Central busca favorecer al pequeño y mediano ahorrador con medidas que pasan por la creación de una cuenta cuyos beneficios no tributarán si se mantiene más de cinco años, y que se traducirá en beneficios fiscales y será una alternativa o incluso un complemento a los planes de pensiones. Eso por no hablar de que IVA no subirá y no se tocará el régimen fiscal de la segunda vivienda.

Está claro que ahora que la economía crece, crea empleo y cumplimos nuestros objetivos de consolidación fiscal, podemos recuperar la filosofía fiscal del PP y rebajar impuestos para favorecer el consumo, la inversión, el ahorro y la creación de empleo.

Para conseguir esto último, se establecen incentivos especialmente dirigidos a PYMES y autónomos. Así, bajará el impuesto de sociedades, del 30 al 25 por ciento, para pequeñas y medianas empresas podrá reducirse hasta el 20 por ciento, y los nuevos emprendedores pagarán el 15.

También por la vía de la mejora de la competitividad de nuestro tejido empresarial se mejorará las retenciones de los autónomos que declaran menos de 12.000 euros, cuyo tipo pasa del 21 al 15 por ciento, y que supondrá un alivio de hasta 300 euros en los próximos seis meses para 550.000 profesionales, ya que este paso se hará de forma inmediata vía decreto-ley. Para el resto de los autónomos, la bajada será del 21 al 19 por ciento y se hará efectiva en enero de 2015.

Asimismo, la reforma fiscal introduce nuevos incentivos fiscales para actividades muy determinadas que ayuden al crecimiento económico y al cambio de modelo productivo como es el caso de las relacionadas con la Investigación, Desarrollo e Innovación, I+D+i. Así las empresas cuyas inversiones en estas materias superen un 10 por ciento sus ingresos netos podrán ampliar el porcentaje de deducción al 50 por ciento. Además, se mantiene y se refuerza deducciones vinculada a este sector y se crea una nueva reserva de capitalización. Una noticia muy positiva para un sector clave para la economía y la competitividad de nuestro país.

Lo que queda claro es que cuando el PP asumió las riendas de España, la difícil situación económica exigía reformas fiscales y un fuerte ajuste presupuestario. Ahora, el efecto de dichas reformas y los sacrificios que hemos realizado todos los españoles permite que se pueda compensar de alguna manera: sabiendo siempre que la unidad de medida de tiempo en política es una legislatura, es decir, cuatro años.

 

Y no es nuestro propósito que esto suene a excusa o pretexto pero lo cierto es que la economía española va a tener, a partir de ahora, unas bases sólidas y unos cimientos que van a dar lugar a que en el futuro no volvamos a vivir una situación tan triste, tan lamentable y tan dañina para todos como la que hemos vivido en estos últimos años. Por eso, una vez más, gracias a todos.

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