Cabe la posibilidad de que se desinfle de aquí a las elecciones generales, que las bases estructuradas en círculos decapiten al movimiento, pero de momento la formación política de Pablo Iglesias sigue mostrando signos de estar en plena forma física. El último es la encuesta publicada este lunes por El Periódico, que da 58 escaños a Podemos, la coloca como tercera fuerza política en la Cámara baja y deja al PP con 127 diputados y al PSOE con 89. Un descalabro que también afectaría a CiU en beneficio de ERC y que llena las arcas de IU, UPyD y Ciudadanos.
Algunos analistas se han apresurado a apuntar la necesidad de un pacto PP-PSOE para hacer frente a la amenaza que para el sistema supondría la alianza de la izquierda radical en el Congreso. El sistema importa un bledo y está achacoso y reclama reformas a gritos, pero el remedio pinta mucho peor que la enfermedad. Y, sin embargo, no hay que descartarlo porque los socialistas ya no serán los chicos de Rubalcaba y, aún siéndolo, un acuerdo con el PP se les hará muy cuesta arriba. Tanto como a los de Rajoy. Por eso no sería mala idea que los de Génova empezaran a armarlo ya, por lo que pueda pasar, no sea que el PSOE se tire al monte y les pille en pleno guirigay -como es costumbre- un pacto de los de Ferraz con Podemos, IU y ERC. Si sumamos los escaños que la encuesta del Barómetro Político de España del Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) les da, salen 176 diputados. Y si las matemáticas no fallan, eso se llama mayoría absoluta en el Congreso. Lo menos grave sería que nos viésemos discutiendo en sede parlamentaria sobre la conveniencia de incluir las terapias alternativas (homeopatía, reiki, taichi, fitoterapia, ayurveda, alimentación alcalina, medicina tradicional china…) en la cartera de servicios de la Seguridad Social, que es una de las banderas de Podemos; lo más grave sería casi todo lo demás del programa de los de Pablo Iglesias, que no llegará a la Cámara baja ni tendrá incidencia en el Gobierno porque los españoles lo leerán antes de depositar su papeleta en las urnas. O no.
