«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¡Unidos!

8 de noviembre de 2013

Hemos asistido al nacimiento de nuevos proyectos, fundamentalmente de centro izquierda, secundados por ex socialistas que hartos de la deriva de su partido se unen a una opción, hasta ahora de ámbito regional, para difundir una oferta que arrastre el voto de los centristas reformistas de izquierda y derecha. Estos proyectos son merecedores de toda consideración por su defensa de la unidad administrativa de España. Sus representantes, los responsables de Ciutadants, a los cuales conozco, me merecen todo el respeto. Ahora bien, estos proyectos vienen a cubrir un nicho en el que los valores que son inherentes a España no están presentes. Es por ello que hablo de la unidad administrativa que, tal y como están las cosas, es importante pero no suficiente.

No me cabe duda que nuestra crisis, como nación y como sociedad, incluyendo su vertiente económica, es fruto de una crisis de valores. Así pues, mientras no se traigan nuevamente a nuestra sociedad determinados principios cualquier proyecto adolecerá de los vicios de una casa sin cimientos.

Por ello, la propuesta tiene que ser clara. Tenemos que volver al origen, poner en marcha una ingente tarea de restauración nacional. Tenemos que redefinir las reglas de juego: regenerar el sistema. En esto último, en el dictamen, podemos coincidir pero es inviable hablar de regeneración sin preservar el principio básico de la vida; de reconstruir la sociedad sin reconocer como base de la misma a la familia natural; de defender la libertad personal y política de los ciudadanos, cuando nuestros jóvenes son adoctrinados por el Gobierno de turno; de hablar de progreso, sin referirnos al bien común y la justicia social en una sociedad de libre mercado bajo el principio de subsidiaridad…

Ante la grave situación que atraviesa nuestra Patria, no podemos conformarnos con el acierto en el dictamen. De ahí que anunciemos, públicamente y nos congratulemos de que un conjunto de partidos políticos y asociaciones de muy distinto signo, y en consecuencia con un carácter transversal, están cerrando acuerdos para poner en común sus esfuerzos y recursos para que, en la próximas elecciones europeas, por primera vez en decenas de años, los españoles puedan votar Valores y Principios que permitan defender en Europa esa reconstrucción moral y social de España; recuperar nuestra soberanía y la dignidad nacional –no más sentencia inicuas– y decir no a esos entes supranacionales que nos privan de nuestro derecho a regir y dirigir nuestro futuro y nuestros recursos.
En esta ocasión, porque estaremos unidos, confiamos en que será posible llevar esa opción de Principios y Valores a las instituciones, venciendo a los secuestradores embozados en las tesis del voto útil o el mal menor. Esta vez sí.

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