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Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Vito en el corazón de las tinieblas

22 de marzo de 2024

Vito Quiles es un joven periodista timbrado con la gloria de que Errejón, amnistiador de pujoles y dietista de venezolanos, le haya llamado fascista. Recibe desaires así a menudo en el Congreso donde la ‘profesión’, que se sepa, no se ha solidarizado mucho con él. Los editoriales de la moderación (las sales de la ‘democracia’) aparecen cuando los afectados son otros.

Vito no es un periodista académico. Vito o el señor Quiles tiene un estilo que quizás resulte irritante, a un punto de la impertinencia, pero eso ya lo vimos antes, en la llamada izquierda, sin que pasara nada. Algunos que así empezaron se hicieron estrellas mediáticas recoge-Ondas.

¿Llegará Quiles? Éxito ya tiene (para mí lo quisiera) y nadie le va a poder discutir un logro periodístico, casi un subgénero que él ha perfeccionado y que consiste en entrevistar a votantes socialistas en su estado natural, en sus plazas de Oriente.

Vito se ha convertido en el David Attenborough de los sociatas, que están en todos sitios pero que nunca son del todo retratados, nunca salen en la tele como realmente son. Pero con Vito sí, Vito ha ido a las praderas del Serengueti donde los socialistas y sus primas de Mas Madrid se reúnen para ser ellos mismos sin ataduras.

Vito ha hecho un servicio a la «democracia española» (¡la Plena!) retratando lo que los medios del régimen no terminan de sacar: cómo es realmente la gente educada por El País, según El País.

Y el resultado es… blasillos furiosos, tránsfugas de la boina a la gorra, boinas verdes con gafas de pasta, yayos haciendo cuernos de heavy metal, fetichistas tricolor que acuden a ver perder siempre a su equipo, hordas del grupo C congeladas en galdosianismo capaces de estrangularte con una bufanda morada, señoras posesas por su tinte… tan convencidos todos de tener razón, que se quedan petrificados ante una simple objeción.

-¡Calla, fascista!

Es como ver una película coreana pero con el casting de una de Lina Morgan; una película de zombis rodada por Ozores con aquejados de ardor de estómago crónico. Sale gente con un aspecto normal, como le decía a Vito un vociferante antifascista, pero no normales sin más; normales de un modo lentamente desolador. Con la revelación de dureza que hay en lo normal. Normal como un torrezno mirado mucho tiempo. Como el cansancio en el metro. La auténtica España Negra. ¡Vito es un Gutiérrez Solana de Internet que está sacando a la España negrísima! ¿O acaso el otro día no contaba Rosa Montero que su padre, como el de Ábalos, era banderillero?

¡Son todos hijos de banderilleros que creen que Felipe González inventó la penicilina!

Cuando se coge un taxi, si lleva puesta la SER hay que bajarse. Inmediatamente. Incluso en marcha. Tirarse rodando como Tom Cruise. Pero si por apremio o urgencia no se puede, y uno se queda escuchándolo, siempre aparecerá la misma pregunta en la cabeza: ¿cómo es la gente que escucha esto? ¿cómo es la gente que lleva 40 años escuchando esto? ¿En qué punto estarán ya? Tenemos la respuesta gracias a Vito Quiles, que los está sacando en su naturaleza.

Son como entrevistas en los parkings de las discotecas costeras en pleno fin de semana, una mezcla de incoherencia, vehemencia, afasia y disloque, gente con una triunfal lógica propia. ¡Vito hace el definitivo Callejeros Sociata! Son el pim, pam, toma lacasitos sociopolítico, y su speed es el PSOE.

Una cumbre de la antropología de la España poscovidiana son los reportajes de don Vito, que parece Pancorbo el de Otros Pueblos, solo que este Otro Pueblo somos nosotros, una mezcla imposible salida de modernizar la negrura ibérica.

Gente que manda al reportero «a su país», que insulta, que expulsa a un periodista con violencia, gente que sostiene que Sánchez no miente pero que si miente está bien que mienta, gente que odia a Ayuso como se odiaba a JR y que no sabe el nombre de nadie que hiciera el 11-M… Los encabronados ahítos de buenismo. Los que nunca son ultras.

Ultra es «más allá», ultra, en cierto modo, remite al otro lado, y ellos no, es verdad que etimológicamente no son ultras, son absolutamente de aquí, de este lado, son lo más recalcitrante, nativo y cerril. Son como un rencor cristalizado, como si el rencor fuera un embutido o un dulce fabricado ancestralmente. Cecina de León, queso de Cabrales, odio de socialista.

Si la derecha es casposa, ellos serán sebáceos, pues desprenden una especie de inmaterial grasa combustible, un sebo espiritual que les anima, un odio natural, sudado, glandular y aborigen que parece datar de Viriato.

Pero a su modo son algo divertido y algo nuestro. La alianza de oligarquías con este ejército carpetovetónico de reserva ha sido imbatible.

Las ancianas progresistas que gritan son herederas de la perlada anciana franquista que gritaba en el vídeo de la Transición. Son viejas iracundas después de 40 años de lo suyo. Su rabia es alimentada por un inmenso sistema de propaganda.

Los alimentan, pero nunca los sacan. No salen en las películas, no salen en ninguna parte. Los socialistas terribles están por todos lados, pero nadie había decidido adentrarse tanto en el corazón de las tinieblas como el periodista Vito Quiles.

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