Durante su tradicional rezo del Ángelus, como cada domingo, el Papa Francisco ha dirigido unas palabras ante los miles de peregrinos llegados a la Plaza de San Pedro. En el primer domingo de Cuaresma, en una Roma bañada por el sol, el Santo Padre ha denunciado las pasiones desordenadas que «devoran nuestra libertad», las «fieras» que cautivan el corazón.
«Podemos dar nombres a estas «fieras» del alma: los diversos vicios, el ansia de riqueza, que aprisiona en el cálculo y la insatisfacción, la vanidad del placer, que condena a la inquietud y la soledad, y de nuevo la codicia de la fama, que genera inseguridad y una necesidad constante de confirmación y protagonismo, y así siguiendo», ha comenzado diciendo Francisco.
A lo largo de sus palabras, el Pontífice ha querido reflexionar sobre las «bestias selváticas» de nuestra vida que debemos «domar» y combatir. Pues de lo contrario, «devorarán nuestra libertad», ha añadido el Papa. Así, coincidiendo con el inicio de la Cuaresma, ha insistido en la necesidad de «entrar en el desierto» para reconocer y combatir estas presencias, con dos aliados: «los ángeles» y la oración.
Precisamente sobre esto último Francisco ha desvelado: «Esta tarde, junto con los colaboradores de la Curia, comenzaremos los Ejercicios espirituales. Invito a las comunidades y a los fieles a dedicar momentos específicos durante este tiempo de Cuaresma y durante este año de preparación al Jubileo, que es el «Año de la oración», para recogerse en la presencia del Señor.»
Tal y como anunció hace semanas, el Papa Francisco ha cancelado su agenda durante una semana para retirarse a rezar. Un retiro cuaresmal al que ha invitado a los Cardenales residentes en Roma, los jefes de Dicasterios y todos los superiores de la Curia, de manera personal, «suspendiendo el trabajo y recogiéndose en oración hasta el viernes 23 de febrero». Precisamente por eso este miércoles 21 no se celebrará la Audiencia en el Aula Pablo VI, como de costumbre.
