El todavía presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha inaugurado este lunes la 124ª Asamblea Plenaria de Primavera en la que será elegido el nuevo presidente llamando a la comunión de los obispos, un término que ha pronunciado hasta 16 veces en su alocución.
«Transformar este valle de lágrimas en un jardín de Dios es una tarea preciosa; una misión que solo podremos llevar a cabo si caminamos unidos a Dios y en comunión los unos con los otros», ha dicho. En este sentido, ha recalcado que no hay que olvidar «nunca» que la misión le pertenece a Dios y que los obispos solo son «sus colaboradores más directos, llamados a trabajar en comunión con Él y entre ellos».
«Ruego a Dios que los trabajos de estos días nos ayuden a vivir estrechamente la comunión; y que nos permitan seguir anunciando la Buena Nueva con esperanza, humildad, valentía y alegría», ha añadido Omella que ha citado nueve veces al san Juan Pablo II, ocho a Francisco y dos a Benedicto XVI.
«Miremos adelante dejando el pasado en manos de Dios. Por eso pido que disculpéis mis errores y sigamos avanzado unidos en el camino que nos lleva a las Pascua definitiva», ha señalado Omella en el discurso inicial en el que, citando a san Juan Pablo II, ha apuntado que «viviendo la comunión episcopal, cada obispo ha de sentir como propias las dificultades y los sufrimientos de sus hermanos en el episcopado».
Comunión con el Papa Francisco
En la misma línea, y volviendo a cita a Wojtyla, ha recalcado que «para un obispo, cultivar una espiritualidad de comunión quiere decir también alimentar la comunión con el Romano Pontífice y con los demás hermanos obispos, especialmente dentro de la misma Conferencia Episcopal y Provincia eclesiástica».
«Caminemos sin prisa, siempre unidos, cohesionados mirando hacia adelante. San Pablo, como también nos ha dicho Jesús, nos invita a no mirar atrás, sino siempre adelante», ha manifestado Omella, que también ha pedido a los prelados que disculpen sus errores.
También ha dado las gracias a todos los obispos y a todo el personal que trabaja en la Conferencia Episcopal Española por su «apoyo, colaboración y comprensión» durante sus cuatro años de servicio. «Ha sido una bella etapa en el camino que hacemos juntos hacia la meta, en la que nos espera un premio impresionante», ha precisado.
Con la ayuda de Dios, Omella ha apostado por seguir «despertando en los fieles laicos» la vocación recibida del Señor: «Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».
Un mensaje para todos, no solo los creyentes
En este sentido, ha recordado a los prelados que el Señor les ha confiado a todo el pueblo de Dios y no solo a unos pocos, o solo a los creyentes. «Todas las personas, sean de la religión o la cultura que sean, son llamadas por la Santísima Trinidad a alcanzar la meta y a ganar el premio que Dios nos ha revelado por medio de Jesucristo», ha subrayado.
Durante estos años de presidencia de la Conferencia Episcopal Española, Omella ha recordado que en sus discursos inaugurales ha tratado de «compartir una mirada reflexiva de la realidad, animando a trabajar juntos para construir, entre todos, una sociedad más libre, más justa, más en paz».
En este punto, ha destacado que la Asamblea Plenaria se inicia en medio de la Cuaresma que, como recuerda el Papa Francisco en su mensaje de este año, «es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser el lugar del primer amor». «Y es en el desierto donde descubrimos privilegiadamente al Dios que educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida», ha concretado.