El pasado 29 de marzo, el portavoz parlamentario de la antigua Convergencia, Francesc Homs, perdió su condición de diputado por sentencia del Tribunal Supremo que le inhabilitó por trece meses por su participación, desobedeciendo el mandato del Tribunal Constitucional, en el referéndum independentista del 9-N.
Una vez mĆ”s, de sus palabras se interpreta o que no se ha enterado de nada, o que es un manipulador de tercera. De la misma manera que no se le condena por sacar urnas a la calle, sino por desobedecer al Tribunal Constitucional, tampoco āse inaugura un camino en el Estado espaƱol en el que tener algunas ideas conlleva consecuencias penalesā como Ć©l mismo ha declarado antes de abandonar el Congreso. Lo que se ha hecho es lo habitual, en los estados de derecho, de que el que se salta la ley, comete un delito y debe ser condenado por ello.
El exdiputado, que parece sigue sin enterarse, ha aƱadido que āno se trata de que se expulse a un diputado, sino que se estĆ” expulsando a miles y miles de catalanes que depositaron su confianza en mi personaā. Su grupo parlamentario propondrĆ” el siguiente de la lista, que se presentó cerrada, y aquĆ paz y despuĆ©s gloria.
No entiendo nada. El seƱor Homs no es un mĆ”rtir. Es un delincuente, que ha mal representado a los que le votaron, que se ha saltado la legalidad y que ha sido condenado por ello. Como infractor de la Ley no es digno de representar a nadie en el Congreso. ĀæTan difĆcil es entender esto? ĀæAlguien me lo explica?