Hablábamos ayer de la necesidad de respuestas en torno al aviso de atentado en Cataluña que presuntamente envió la CIA a los Mossos. 24 horas después la reflexión que cabe va más allá de si hubo o no aviso (ha quedado acreditado que lo hubo pero no se confirma el origen del mismo). Primera cuestión: garantizar el riesgo cero ante una amenaza como la yihadista, con asesinos dispuestos a morir en su afán por matar es, reconozcámoslo, imposible. Por eso, reconociendo el elevadísimo y trágico coste del error que fue no dar credibilidad al aviso sobre el atentado, no debemos caer en la trampa de criticar a quienes trabajan para protegernos.
Segunda cuestión: si le parece tan vergonzosa como a nosotros la utilización -ora para reivindicar el separatismo, ora para criticar al ‘Gobierno central’- del atentado por parte de los responsables policiales y políticos…ya somos varios. Este viernes La Gaceta da voz a la Policía Nacional, otra damnificada de las declaraciones que dieron ayer las autoridades catalanas: “El Gobierno catalán utiliza a los Mossos como escudo humano”, lamenta. Y eso es lo dramático. ¿Necesitamos más evidencias para concluir que algo falla en una España de las Autonomías que enfrenta a sus cuerpos policiales en lugar de hacer frente ante el enemigo común?
El otro ‘caso Juana’
Vamos con otra cuestión: Su caso no copa portadas de prensa como sí lo hace el de Juana Rivas, pero Antonio Martínez, español y padre de Rocío y María, lleva dos años y una semana alejado de sus hijas, retenidas en Rumanía por su madre. Los tribunales dan la razón a Antonio, pero esta vez no cuenta con el apoyo mediático -ni político- para reclamar justicia. Contamos su caso.
El Consejo
Este viernes el Consejo de Ministros retoma su actividad. Confiamos en que revisen las declaraciones que ayer hacía ante el ministro Montoro el Partido Democrático de Cataluña. Dice que no hay presupuesto para el referéndum porque no había un marco legal que amparara su desarrollo… pero anuncia que la próxima semana ese marco legal existirá. El desafío continúa.
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