Ā«No quisiera ocultar mis reservas frente a aquellos que, ante el conflicto Este-Oeste, toman decidido partido por el Oeste: Prefieren el Capitalismo al Comunismo. Esta opción, corriente en EspaƱa como en todo Occidente, es explicable, pero no sĆ© si es del todo acertada; en todo caso, estamos de nuevo en el error de la polĆtica del ‘mal menor’.
Es evidente que en el hemisferio del Capitalismo la vida es mÔs llevadera, y no deja de haber aquà un cierto aire de libertad, aunque las elecciones suelen estar muy condicionadas por la seducción de las masas, que ha alcanzado una perfección técnica irresistible, y que esta apariencia de libertad falta en el hemisferio comunista. Pero no es menos cierto que el deterioro humano del Capitalismo, al ser mÔs placentero e insensible, resulta por ello mismo mucho mÔs letal que la brutal disciplina del Comunismo. Este, por lo menos, puede hacer mÔrtires, en tanto que el Capitalismo no hace mÔs que herejes y pervertidos»
Ćlvaro d’Ors.
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