Un joven de entre 18 y 19 años, que no ha completado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y sin experiencia laboral. Este es el perfil tipo de las decenas de chicos y chicas que cada año, desde 2012, participan en GIRA Jóvenes de Coca-Cola, un itinerario formativo para que se conozcan mejor, ganen confianza y se realicen personal y profesionalmente.
Los jóvenes pasan a formar parte del proyecto a través de 10 entidades socialescolaboradoras que actúan en Madrid, Sevilla y Barcelona -los lugares donde está presente GIRA Jóvenes-, a las que llegan con una problemática muy determinada. “Al no tener una experiencia larga en el mundo educativo y prácticamente ninguna en el laboral, casi sin referentes, presentan mucho potencial por desarrollar pero con unas competencias a nivel personal bastante limitadas”, señala Sonia Martín, coordinadora de Formación y Empleo de la Asociación PINARDI, una de las organizaciones participantes. Sin embargo, “las habilidades sociales son básicas para manejarse en la vida y en el ámbito profesional”, destaca Amalia Zarcero, técnico de Empleo de Cruz Roja Española.
Otra de sus dificultades para integrarse en el mundo adulto es su “desorientación vocacional”, cuenta Ramón Ruiz, técnico de Empleo de La Rueca Asociación.“No saben muy bien qué quieren hacer, qué estudiar, qué no, qué preparación exige cada una de las profesiones u oficios que les pueden interesar; les falta información”. El hándicap es que ”desconocer hacia dónde quieren orientarse les impide tomar decisiones que les conduzcan al logro de objetivos”, afirma Teresa Fernández,técnico del programa en Fundación Tomillo.
Sembrando “brotes verdes”
En romper con ese círculo vicioso y que nazcan «brotes verdes», en palabras de Sonia, los equipos de educadores, trabajadores sociales y psicólogos de las 10 entidades vuelcan todo su esfuerzo. Y es ahí donde se convierten en el motor deGIRA Jóvenes.
“Lo primero que hacemos, ya vengan por el boca-oreja, procedentes de otros proyectos de la propia entidad, de asociaciones diversas, Servicios Sociales, etcétera, es acoger a los chicos con toda la mochila vital que traen, sea la que sea, y empatizar con ellos”, explica Sonia. “Después, en función de las necesidades de cada uno, desarrollamos un itinerario personalizado que incluye acciones tanto individuales como grupales para empoderarlos”, continúa.
Dentro de esas acciones se enmarca GIRA Jóvenes. “Más allá de los requisitos formales para poder sumarse a la iniciativa como pueden ser la edad, la competencia lingüística en castellano o contar con permiso de residencia, se da prioridad a todos aquellos a los que GIRA Jóvenes pueda suponer mayores ventajas dada su situación de vulnerabilidad. Se valoran también otros aspectos como la actitud, el compromiso o el interés mostrado”, según Teresa.
GIRA Jóvenes consta de cinco etapas y entre las principales están los talleres Conoce, donde los participantes aprenden cómo hacer un CV o enfrentarse a una entrevista; el campus, en el que de manera lúdica y al aire libre se miran hacia dentro e identifican sus fortalezas y su pasión; y el gimnasio laboral, gracias al que pueden vivir experiencias de trabajo únicas en el Teatro Real, los conciertos Coca-Cola Music Experience o los Premios «Buero» de Teatro Joven Coca-Cola.
Un proyecto con un “potente efecto motivador”
Según Sonia, “el proyecto se da en esa fase inicial en la que el joven está aún en proceso de incorporarse a la vida adulta y le permite redirigir esa historia de fracaso con la que venía hacia una de éxito”. “Hacer aflorar los talentos ocultos es vital porque un talento se convierte en una proyección profesional, en un ‘Quiero ser electricista’ o ‘Deseo estudiar hostelería’, por ejemplo”, añade Amalia, que encuentra en GIRA Jóvenes “un eslabón perfecto, un anzuelo magnífico para enganchar a los chicos a otras rutas formativas y de inserción laboral” dentro de las propias entidades.
A juicio de Ramón, uno de los mayores activos de GIRA Jóvenes es que “tiene un efecto motivador muy potente porque combina el desarrollo de competencias y capacidades con el ocio y el tiempo libre. Imagínate lo que puede suponer para un chico de 18 años trabajar en el Coca-Cola Music Experience, lo que además suele coincidir con sus gustos musicales a nivel personal. Es un viaje que les remueve y les abre perspectivas”.
“Despertares maravillosos”
Aunque, como dice Amalia, la tolerancia a la frustración del personal de las entidades sociales debe ser “alta” porque no siempre consiguen todo lo que les gustaría, en su tarea diaria abundan más las sonrisas y asisten a “transformaciones” y “despertares absolutamente maravillosos; los chicos son flores”.
“Todo es posible cuando, sobre todo, hay un refuerzo a nivel de autoconocimiento y autoestima. Los jóvenes ya vienen con sus propios recursos, pero tú plantas una semillita, les das un empujón. Por eso aquí cobra todo su sentido la palabra empoderar”, dice Patricia Fernández, técnico de Intervención Sociolaboral de la Fundación Secretariado Gitano.
Ella está especialmente satisfecha por el deseo de empoderamiento que constata entre las mujeres gitanas que participan en GIRA Jóvenes. De hecho, son mayoría, contrariamente a lo que ocurre en el conjunto de organizaciones colaboradoras. “Las jóvenes gitanas tienen ganas de cambiar, de adoptar un papel más activo en la sociedad”. Amalia reconoce que uno de los retos es alcanzar la paridad y lamenta que todavía hoy las mujeres arrastren demasiados condicionantes de género y culturales. “Nos llegan chicas asumiendo que solo valen para una determinada profesión porque es lo que les han inculcado”.
Una capacidad de resiliencia muy desarrollada
En una sociedad competitiva en la que las empresas “buscan a trabajadores que lo tengan todo”, en palabras de Antonio Mengual, director territorial de Fundación Don Bosco, estos chicos “aún incompletos” necesitan una oportunidad como la que les ofrece GIRA Jóvenes porque “las empresas tienen que devolver a la sociedad lo que reciben de ella”. Todos, asevera, saldríamos ganando. “Estos chicos demuestran una capacidad de lucha, resiliencia y superación que no exhiben otros que no han tenido que separarse de su familia, cambiar de país, aprender una lengua diferente o buscarse la vida. Sus mecanismos de adaptación ante los avatares están mucho más desarrollados y esto es muy valioso en cualquier organización”.
Antonio Llorente, director de La Rueca Asociación, da un tirón de orejas a los adultos. “Nos hemos apropiado de la sociedad, que está envejecida. Siempre enfocados en los problemas y déficits, nos olvidamos del potencial y las virtudes de nuestros jóvenes, al margen de lo que les falte. Démosles oportunidades. Solo si creemos en ellos, saldrán adelante”, asegura. Y apoya la reflexión en su propia experiencia personal. “Yo, desde luego, soy lo que soy, no por lo que valgo, sino porque en su día alguien me dio una oportunidad”.