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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica: Black Mass, correcta pero sin poso

Johnny Depp cambia las playas caribeñas por las calles del Boston gris de los 70 con su anticipada interpretación en Black Mass: Estrictamente criminal, una cinta que nace y se hace de forma correcta mirando al cine de Scorsese y cuya trama acaba engullida por el fascinante Depp, convertido en el principal reclamo de la película.

Desprendido de sus rastas de pirata y su estética gótica pero no de su palidez ‘burtoniana’, Depp regala la que es su mejor interpretación en años encarnando al mafioso James Whitey Bulger, famosa figura de la delincuencia del sur de Boston, culpable de casi una veintena de asesinatos en los años 70. Casi con el deje de fantasía que ha acompañado al actor con los años, un irreconocible Depp hace un retrato contenido de un criminal como psicópata, parapetado tras unos ojos hipnóticos y una expresión fría que sólo cambia en el inicio de la cinta.

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El director de Black Mass, Scott Cooper, echa en el cazo los ingredientes indispensables del cine gángster y los pone a hervir dando como resultado una cinta con una clara inspiración en Uno de los nuestros (1990) e Infiltrados (2006) sin llegar, no obstante, a tener el mismo calado.

Con un reparto magnífico entre los que se encuentran Benedict Cumberbatch, Joel Edgerton, Kevin Bacon y Dakota Johnson, Cooper traza con acierto la relación entre el crimen y el poder echando mano del parentesco entre el mafioso Whitey Bulger y el expresidente del Senado de Massachusetts (Cumberbatch) y la amistad con el agente del FBI, John Connolly (Edgerton). Bulger, tratado en primera instancia casi como un Robin Hood herido por la muerte de su madre y de su hijo, abandona a lo largo de los años las ambigüedades morales y se revela como un psicópata paranoico con el secretismo y la fidelidad mientras manipula, bajo la apariencia de informante del FBI contra la mafia italiana, a la policía y a su hermano.

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Para favorecer la acertada perversión de las leyes de lealtad en la escandalosa relación entre Bulger y Connolly, se dejan por el camino, sin embargo, diversas oportunidades de desarrollar el final del matrimonio de Connolly, torcido por la creciente influencia del mafioso sobre el agente del FBI, o la dinámica entre Bulger y el personaje de Dakota Johnson, quien parece ser abandonado a mitad de la película sin mayor protagonismo que el puramente anecdótico.

A pesar de que Cooper haya desarrollado Black Mass de manera correcta e interesante, el trabajo es incapaz de dejar huella en un terreno criminal y policiaco en el que el cineasta se mueve entre grandes. Es la escalofriante interpretación de Johnny Depp la que enciende la chispa de una película que cumple sin llegar a sobresalir, correcta pero sin dejar poso.

Puntuación: 3,5/5

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