Con sólo una mirada alrededor resulta obvio que, durante estos meses de frío, aumenta la incidencia del resfriado y de la gripe entre la población. De hecho, pocas personas se habrán librado de sufrir en persona o en su entorno estas patologías en las últimas semanas.
Desde Cinfa, el doctor Javier Sánchez explica que esta situación se debe a tres posibles razones: “Con el frío, disminuye la capacidad defensiva de las vías respiratorias, se dan las condiciones de humedad y temperatura propicias para la supervivencia de los virus causantes de estas infecciones y pasamos más tiempo en espacios cerrados, lo que indirectamente favorece el contagio”.
En 2015, el III Estudio CinfaSalud sobre “Percepción y hábitos de la población española en torno al resfriado y la gripe”, elaborado por Cinfa con el aval de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), corroboró que son los cambios bruscos de temperatura (57,5%), el contagio dentro del entorno familiar (32,9%) o laboral (20,7%) y tener las defensas bajas (23,1%) las principales causas por las que los españoles creen contraer resfriados o gripe.
Estos factores más habituales durante el invierno incrementan, por tanto, las probabilidades de sufrir en esta época resfriados o gripe, patologías que de por sí ya constituyen dos de las enfermedades infecciosas más comunes en los hogares españoles. De hecho, cerca del 75% de los encuestados afirma sufrir alguna de estas afecciones al menos una vez al año; incluso, uno de cada cinco españoles (20,6%) asegura padecerlas tres o más veces al año.
La investigación concluyó también que los síntomas de resfriado más frecuentes que padecen los españoles son mucosidad nasal (93,8%), nariz tapada (92,2%), estornudos (85,2%), cansancio (81,1%) y dolor de garganta (78,7%) y de cabeza (71,5%).
Si bien es cierto que estas molestias no son graves, en muchos casos, resultan tan intensas que acaban alterando la vida diaria de quien las padece y repercuten en su actividad laboral y social. Así lo afirmaba la mitad de los españoles (48,6%), que señalaban que los síntomas del resfriado o la gripe les impedían continuar con su ritmo cotidiano, si bien seguían yendo a trabajar.
9 de cada 10 ciudadanos sabe distinguir entre resfriado y gripe
El 92% de los encuestados afirma conocer la diferencia un simple resfriado y una gripe a través de sus síntomas. Tal y como explica el experto de Cinfa, “la principal diferencia que podemos detectar es que los resfriados cursan sin producir fiebre alta, mientras que en los procesos gripales es normal la aparición de episodios febriles, que llegan incluso a oscilar entre los 38ºC y 40ºC, y que pueden dar origen a situaciones de mayor gravedad. También son propios de la gripe el dolor muscular o el cansancio muy acusado”.
En cualquier caso, y puesto que el tratamiento de estas enfermedades es únicamente sintomático, la mejor opción para evitar sus inconvenientes es la prevención. “Precauciones como dormir las horas suficientes y comer adecuadamente, para tener el sistema inmune a pleno rendimiento; evitar los ambientes fríos y lavarnos las manos con frecuencia puede ahorrarnos las molestias y el malestar típicos del resfriado y la gripe”, concluye el doctor Sánchez.
Decálogo para prevenir y aliviar los síntomas de resfriado y gripe
- Descansa lo máximo posible. Dormir las horas necesarias permite que el organismo recupere fuerzas, especialmente si se presenta fiebre.
- Evita el frío y la humedad. Dado que estos virus prefieren las bajas temperaturas y la humedad, evita estos ambientes, así como los cambios bruscos de temperatura y las bebidas muy frías.
- Lávate las manos con frecuencia. Hazlo con agua y jabón durante al menos quince segundos, poniendo especial atención a la zona entre los dedos y debajo de las uñas. También es conviene limpiar las superficies de la casa con productos antibacterianos
- Incorpora vitaminas y minerales en tu dieta. Las frutas y verduras son fuente de vitaminas y minerales que ayudan a desarrollar defensas. Potenciarlas en tu alimentación te ayudará a recuperarte más rápido.
- Bebe muchos líquidos. Estos ayudan a eliminar la mucosidad, previenen la deshidratación y alivian el dolor de garganta: agua, zumos y sopas no demasiado calientes. Por el contrario, deben evitarse las bebidas alcohólicas.
- Deja de fumar y evitar los ambientes con humo. El tabaco irrita todavía más la garganta y las mucosas, al igual que respirar el humo de otros fumadores.
- Haz gárgaras con agua caliente con limón y miel. Su acción emulgente calma el dolor de garganta. A pesar de la creencia popular, es preferible emplear agua frente a la leche con miel, ya que los lácteos pueden aumentar la mucosidad.
- Recurre a soluciones salinas o vahos de eucalipto para aliviar la congestión. En el caso de niños pequeños, se recomienda el lavado nasal con suero fisiológico quince minutos antes de las comidas y antes de ir a dormir, para que puedan descansar correctamente.
- Consulta al profesional sanitario y evita la automedicación. Es indispensable contar con el asesoramiento del farmacéutico o del médico a la hora de recurrir a antigripales, descongestivos o analgésicos que alivien los síntomas de estas afecciones.
- Sé responsable con los antibióticos. Además de que no son efectivos contra el catarro y la gripe, ya que estos están causados por virus y no por bacterias, el hecho de utilizarlos de manera incorrecta o frecuente puede provocar que tu organismo se haga resistente a ellos.
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