Media sonrisa entre los partidarios del nacionalismo. El juez del Supremo ha citado a los ocho exconsejeros y los presidentes de las entidades separatistas para decidir si quedan en libertad en aplicación de la llamada ‘vía Forcadell’. Una solución que pasa por acatar el 155, renunciar a la DUI y ya. Nada más. Delitos tan graves como rebelión o sedición podrían quedar en el olvido hasta el inicio del juicio con tal de que, por ejemplo, Oriol Junqueras, admita en voz baja la Constitución para minutos después salir de la prisión de Estremera y comenzar la campaña del 21-D que podría precipitar a Cataluña al abismo si se consuma la victoria secesionista.
Prisión preventiva… Galería de presos con menos suerte que los exconsellers
El poder mediático y la inmensa mayoría de la clase política, incluido el PP y el propio Gobierno, han abogado por la salida de prisión de los golpistas. Los comicios se acercan y en el número 13 de la calle Génova creen que la mejor estrategia para unas elecciones precipitadas por el 155 es permitir que los líderes de la rebelión vuelvan a encabezar las listas de sus partidos. El juez Llarena tiene la última palabra.
Puigdemont, seducido por una 'fuerza misteriosa' en su operación Cataluña
Desde Bruselas, Puigdemont admitió que «una fuerza misteriosa» le reclamó para «construir una nueva sociedad». El líder golpista aseguró que cuando tenía 13 años sintió que el mundo “me llamaba” para “marcar la diferencia en política”, un objetivo que ha acabado con su fracasado intento de independizar Cataluña del resto de España. Unas razones que puede que le sirvan ante el expresidente escocés, Alex Salmond, pero no cuando le llegue la hora de enfrentarse al juez.
La nueva Europa
A Jean-Claude Juncker hay que reconocerle sus méritos. El presidente de la Comisión Europea acostumbra a llamar a las cosas por su nombre y no ha tenido problemas en admitir uno de los objetivos principales de Bruselas para los próximos años: “La Unión Europea debe abrir caminos legales para que los inmigrantes que quieran puedan venir”. Las palabras del político comunitario certifican los planes del globalismo para la nueva Europa que llevan poniendo en marcha desde el mes de septiembre desde 2015.
Juncker: 'Europa necesita a millones de inmigrantes africanos'
La conclusión del nuevo plan para África es clara: si la puerta está cerrada, pueden entrar por la ventana. Hace años que la Unión Europea decidió dejar a un lado las subvenciones en favor de la natalidad. La primera ministra polaca, Beata Szydło, reprochó a Juncker que Europa “diera la espalda a los padres que desean formar una familia”. En 2016, la ONU presentó un plan para España que abogaba por recibir a 12 millones de inmigrantes -unos 240.000 al año- hasta 2050 para mantener su actual fuerza de trabajo.
La realidad de la nueva Europa se entiende mejor cuando se echa la vista atrás. Los poderes político y mediático se unieron para defender una crisis migratoria en la que, bajo el pretexto humanitario, llegaron miles de inmigrantes al continente -varones y en edad de trabajar- y (pocos) verdaderos refugiados de guerra. Los grandes empresarios y figuras como Felipe González y George Soros aprovecharon la situación para exigir la retirada del salario mínimo interprofesional gracias a la llegada de mano de obra a suelo europeo más económica que la local.
El ‘plan Marshall’ que propuso Antonio Tajani ha mutado en un ‘plan Juncker’ que no solucionará los problemas de un continente deprimido, facilitará el auge de las mafias migratorias y la imposible recuperación de países con medios suficientes para avanzar hacia el futuro.