El Consejo Mundial de Iglesias (principal entidad ecuménica a nivel global) está organizando para mediados de septiembre un ciclo de conferencias titulado ‘Migración, xenofobia y populismo con motivaciones políticas’ con el apoyo del Vaticano
A nadie se le escapa que el Vaticano, con sus esporádicos alegatos en defensa de los movimientos migratorios masivos, le hace el trabajo sucio al globalismo, que anhela disolver el ethos de los pueblos en una identidad mundial sincrética para, a continuación, construir un Gobierno (y un mercado) que abarque todo el orbe.
En este sentido, el Consejo Mundial de Iglesias (principal entidad ecuménica a nivel global) está organizando para mediados de septiembre un ciclo de conferencias titulado ‘Migración, xenofobia y populismo con motivaciones políticas’ con el jubiloso apoyo del departamento vaticano dedicado a la promoción del desarrollo integral de la persona.
El presidente del Consejo Mundial de Iglesias, Olav Fykse Tveit, se ha mostrado esperanzado con el ciclo de conferencias. Así, ha asegurado que constituirá ‘un muy útil y significativo taller de trabajo para profundizar más en el problema de la xenofobia como expresión del populismo, así como en sus vínculos con el racismo, el conflicto y la violencia existentes en diferentes países del mundo’.
Es particularmente desconcertante que la Iglesia católica haga suyo el término ‘populista’, que no es sino el estigma con el que el sistema desacredita a todo discrepante. Así, son motejadas de ‘populistas’ personalidades tan diversas – también en lo político – como Viktor Orbán, Matteo Salvini, Vladimir Putin o Nigel Farage (todas ellas cuestionan la legitimidad del statu quo, basado en la pérdida de poder del Estado-Nación y en la destrucción del fundamento cristiano de los pueblos europeos).
Quizá el Vaticano también habría de abstenerse de utilizar el sustantivo ‘xenofobia’. No en vano, en su derivación adjetival, ha pasado a designar a cualquier persona que exprese un mínimo reparo al propósito de las élites de sustituir a la población autóctona por personas procedentes de otros lugares del mundo.
La campaña de la Iglesia
El pasado mes de septiembre el Vaticano emprendió una campaña de dos años encaminada a cambiar la mirada de las personas sobre el fenómeno migratorio y a fomentar una actitud de acogida. El proyecto, titulado ‘Compartir el viaje’, fue presentado por el Santo Padre Francisco con estas palabras: ‘¡Hermanos, no debemos tener miedo de compartir el viaje! ¡No debemos tener miedo de compartir el viaje!’.
También Cáritas participó activamente en la promoción de la campaña. En su página web, la institución católica reflexiona sobre la cuestión migratoria: ‘El mundo no vive una crisis migratoria, sino crisis global de solidaridad. Sé parte de una campaña global para acoger a los inmigrantes, cambiar percepciones, abrir los corazones y mentes, y fortalecer los lazos que nos unen a todos’.
A algunos les puede dar la sensación de que la Iglesia, centrada en satisfacer las necesidades materiales de la gente, ha olvidado su misión fundamental: ir al mundo entero y proclamar el Evangelio.