«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Un festival de música subvencionado se presenta con una iglesia en llamas

Cartel en el que aparece una iglesia ardiendo

El próximo jueves comenzará en Lugo un festival de música que, bautizado como A Candeloria, se presenta a los gallegos con un cartel en el que figura una iglesia ardiendo.


Desgraciadamente, cada vez son más los ataques a los cristianos que se producen en España ante la inacción de los poderes del Estado, que contemplan imperturbables cómo un sector sustancial de los españoles es vituperado casi a diario.
En este contexto, el próximo jueves comenzará en Lugo un festival de música que, bautizado como A Candeloria, se presenta a los gallegos con un cartel en el que figura una iglesia en llamas. Un festival en el que participarán bandas de extrema izquierda, separatistas e incluso satánicas (a una de ellas se la conoce como ‘Satanic surfers’, lo que traducido al español sería ‘surferos satánicos’).
El problema, en cualquier caso, no es que este festival constituya una irrefutable afrenta a los sentimientos de los cristianos, sino que constituye una irrefutable afrenta financiada con dinero público, con dinero de todos los españoles (católicos incluidos). No en vano, tal y como recoge su página web, A Candeloria está organizado al calor del Ayuntamiento y de la Diputación de Lugo.
También participa en este anticatólico evento la cervecera Mahou, que figura en uno de los carteles como entidad patrocinadora.
Todo ello nos debería llevar a preguntarnos – retóricamente – si el Ayuntamiento socialista de Lugo y la cervecera Mahou financiarían un evento en que se vituperase al colectivo LGTB. O si participarían en un festival de música que se presentara ante la sociedad con un cartel en el que figurase una mezquita ardiendo.

El precedente del carnaval de Santiago

El mes de febrero está siendo particularmente aciago para los católicos gallegos, que ya hubieron de ver cómo la pasada semana, en el pregón del carnaval de Santiago de Compostela, sus creencias más profundas eran escarnecidas. Así, el pregonero, designado por la alcaldía de la ciudad, se refirió a los ‘huevos’ de Santiago Apóstol e insinuó que la Virgen María le hacía ‘felaciones’ al santo.

El alcalde podemita de la capital gallega, Martiño Noriega, salió en defensa del blasfemo asegurando que su intervención puede incardinarse en el ámbito del humor: ‘Mucha gente está hablando, pero poca gente ha tenido oportunidad de escuchar el pregón. Está contextualizado dentro de la sátira y la crítica de un espacio de carnaval y dentro de los límites del humor, que no siempre tiene que gustar’.
‘Los límites de lo políticamente correcto cercenan la expresión artística, así de claro. No seré yo el que crucifique a Carlos Santiago’, ha sentenciado el regidor. Quizá uno de los males del mundo hodierno sea su reverencia por la idea de que todo – cualquier cosa – es arte.

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