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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El maltrato físico, ese gran desconocido

El maltrato hacia el hombre, tal y como hemos contado en anteriores ocasiones, es real y está silenciado. La violencia hacia los hombres no siempre en psicológica o emocional, también puede ser física. 

El maltrato físico implica una acción intencionada de causar daño, ya sea golpeando, abofeteando, quemando, mordiendo, etc. Como consecuencia, habitualmente la víctima sufrirá daños o lesiones que pueden ser de diferente consideración.

No hay una pauta aplicable a todos los casos, pero en en el caso del maltrato físico, se suele comenzar con una agresión de “poca importancia”, en la que no se suelen producir daños evidentes. Pero como el perfil de alguien que maltrata no entiende de sexos, lo normal es que, a medida que pasa el tiempo,  esos pequeños golpes iniciales comiencen a ser más frecuentes y más fuertes, provocando lesiones más importantes. 

El miedo, y en ocasiones la culpabilidad por haber podido dar lugar a una situación así, se va adueñando poco a poco de la víctima, derivando del maltrato físico al psicológico, llegando a destrozar mentalmente a la persona que sufre la violencia.

De ahí que sea tan importante denunciar o ponerse en contacto con un abogado experto en hombres maltratados desde el primer minuto (algo que también ha de producirse en los casos de violencia de género, por supuesto). Sólo si se actúa desde el principio será posible evitar problemas mayores.

Otro factor que identificamos con frecuencia en los casos de hombres maltratados, sobre todo cuando llega el momento de denunciar, es el de la vergüenza. Vergüenza por tener que admitir ante la Policía, la familia, los amigos… que “les ha pegado una mujer”; pero también por tener que asumir y reconocer que algo así “les está pasando” a ellos.

La violencia es violencia siempre, sin importar el sexo o la orientación sexual de quien la ejerce, y lo mismo ocurre con las víctimas. Nunca hay que sentir pudor por reconocerlo ni por denunciar, y toda la sociedad debe apoyar en este sentido.

Se ha avanzado mucho contra la violencia de género, a pesar de que aún queda muchísimo por hacer, pero no podemos centrar todos los esfuerzos en ella. También hay hombres maltratados, más de los que nos pensamos, y los hombres que sufren este tipo de agresión no cuentan con los mismos derechos que puede tener una mujer maltratada.

 Es necesario que se cambie la legislación para que todas las víctimas, independientemente de su sexo, tengan los mismos derechos al sufrir violencia. Si no lo hacemos, si no cumplimos con la igualdad ante la ley que marca nuestra Constitución, no podremos pretender nunca ser un país del siglo XXI.

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Por María de las Mercedes Patón Gómez, directora y fundadora del despacho Patón&Asociados.

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