Planned Parenthood ha pedido a la factoría Disney que haga una nueva princesa que haya abortado.
Si hace unos meses se lanzaba una campaña para que la conocida productor cinematográfica hiciera lesbiana a Elsa, la reina de la película ‘Frozen’, ahora la petición es que haya una princesa proabortista.
Planned Parenthood is trying hard to spread their message through Disney princesses. Understand full impact of the sentence before you look at the image.
They subsequently deleted tweet. What parent would be comfortable exposing their child to subliminal political propaganda? pic.twitter.com/KjBcBZQ26K— Rising serpent (@rising_serpent) 28 de marzo de 2018
La filial en Pensilvania de Planned Parenthood, la multinacional abortista de EEUU, ha lanzado el siguiente mensaje en redes sociales: «Necesitamos una princesa de Disney que haya tenido un aborto. Necesitamos una princesa de Disney que sea proabortista. Necesitamos una princesa de Disney que sea una inmigrante indocumentada. Necesitamos una princesa de Disney que sea una trabajadora sindical. Necesitamos una princesa de Disney que sea trans».
El tuit fue borrado inmediatamente, sin embargo la compañía abortista confirmó después que la información es correcta. La presidenta de Planned Parenthoo, Melissa Reed, explicó que la cultura pop es fundamental en la educación del público.
«Hoy, nos unimos a una conversación continua en Twitter sobre los tipos de princesas que la gente quiere ver en un intento por destacar la importancia de contar historias que desafían el estigma y abogar por historias que con demasiada frecuencia no se cuentan», ha matizado Reed. «Después de reflexionar, decidimos que la gravedad del punto que intentábamos hacer no era apropiada para el tema o el contexto, y eliminamos el tweet», ha subrayado.
El terrible testimonio de una extrabajadora
Lejos de representar una feliz realidad, Planned Parenthood es una multinacional que tiene el aborto como una de sus principales fuentes de negocio, que trafica con órganos de bebés abortados y que, aunque se afane en ocultarlo, tiene propósitos que bien podrían ser motejados de ‘eugenésicos’. Por ello, la denuncia de sus dañinas actividades nunca es exagerada.
En el año 2016, la revista ‘The American Feminist’ publicó un artículo en el que se resumía el perfil de algunos empleados de la industria abortista. Una de ellas, llamada Rhyan, trabajó en Planned Parenthood durante cuatro meses, pero dimitió por la constante presión a la que se le sometía; presión por la que era impelida a convencer al mayor número de mujeres embarazadas para que abortasen.
Así, tal y como recoge Live Action, Rhyan fue originalmente contratada como programadora. No obstante, con premura descubrió que su trabajo real era llevar a las madres al abortorio: ‘Las ventas empiezan con sistema de respuesta automatizada. La agradable voz grabada invita a los interlocutores a pulsar un número si desean hablar control de natalidad, otro si gustan de un exhaustivo examen de salud, y otro si quieren comunicarse con los responsables de abortos. Todas las llamadas para abortos eran inmediatamente remitidas a la cola de llamadas. En cambio, si llamas para contactar con ‘control de natalidad’, te dejan en espera unos veinte minutos’, aseguraba la trabajadora revelando la verdadera naturaleza de Planned Parenthood (básicamente abortista).
De las declaraciones de Rhyan se extrae la evidente conclusión de que el aborto es más lucrativo para la multinacional que los métodos anticonceptivos o las meras consultas a las mujeres. Tal y como recoge la propia Planned Plarenthood en su informe anual, en el curso 2015-2016 perpetró más de 320.000 abortos.
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